Rodeó su espalda cuando Karl se iba a levantar de la cama, tenían que tomar baño para prepararse e ir al encuentro con Alexander Dimou. El restaurante quedaba a unas pocas esquinas de su hotel, no tenían tanta prisa. —¿Te bañarás primero?—Preguntó Adam, recobrando sus fuerzas, el color volvía a su rostro, había quedado muy exhausto. —A menos que quieras que lo hagamos juntos. —No. —respondió Adam. — Tardaríamos mas de lo acordado. —Acarició su espalda, dando besos en las pecas que tenía allí. —Todavía lo recuerdo y me rio, cuando dijiste que tu padre la pondría de secretaria. Ahora tiene la tercera parte de la empresa, la confianza de tu padre y no se sabe cuantas cosas mas, solo han pasado unos ocho meses. En un año se encargará de lo que haces tu y serás tú el secretario. —No pe