Cristian observabó la hora en el reloj de muñeca, había pasado quince minutos y la otra parte no llegaba. Si era un apersona puntual y responsable eso daba mucho que decir. Levantó su mano para dar fin a aquella reunión, pero antes de hablar uno de los socios intervino. - La persona que esperamos es muy valiosa y poderosa. Hacer un solo negocio con un Ferguson nos ayudaría y mantendría a la empresa en el Top cinco. – la voz de Stalin se escuchó calmada y relajada. - Para ser una persona poderosa es impuntual. – reprochó Cristian arregló la corbata para tomar aire y dijo. – le doy un minuto más. – levantó el dedo índice como mandato. – sino llega, se cancela y yo mismo me encargé de buscar a alguien menos irresponsable. Stalin asintió, aunque quisiera pedir más tiempo del ya esperado