Salomé sólo pudo sentir que tomaron su mano y obligaron a entrar en el coche para después arrancar y ver como poco a poco se iban alejando de dos hombres que no dejaban de mirarse con la intensidad de un odio muto entre ambos.
- ¿Por qué salimos de esa forma? ¿Por qué Cristian no viene con nosotros? ¿Quién es ese hombre? ¿Qué sucede? – pregunta tras pregunta hizo Salomé a Facundo, el hombre ni siquiera la miraba.
- Señorita, es mejor no averiguar. Creo que el señor le dijo que no podía meterse en su vida. Es algo que debe de respetar y seguir al pie de la letra sin excepciones. – su voz se escuchó molesta y como una orden.
- Pero….
- La llevaré al departamento, pida que le preparen un té. El señor volverá cuando termine el asunto.
- Facun…
- A partir de ahora no podré hablar. –
