(La mañana siguiente) La casa esta vez estaba más triste de lo normal. Salomé se encontraba desconsolada sentada en una de las sillas del balcón mientras su mirada estaba fija al horizonte. Aunque podía irse, prefirió no hacerlo, de todas formas tenía que estar ahí para la lectura a las última voluntad de Stefan, quien pidió ser cremado. Envío un mensaje a Cristian para que la recogiera al medio día, no quería dejar nada sin cumplir en nombre de Stefan y él lo entendió. - Señorita, tiene que comer algo. - dijo Soraya al acercarse. Ver en ese estado a Salomé le preocupaba y más cuando no había probado bocado. - vamos, le he hecho una sopa de pollo para usted. - No tengo hambre. - respondió ella sin la necesidad de mirarla y totalmente desanimada. La ausencia de Stefan la devastaba.
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