Durante varios minutos Melisenda se quedó sentada sin arrancar el coche, sus fríos dedos agarraban el volante. Todo salió mal de nuevo. ¿Para qué vino a él? Hizo caso a Antonio Cardini o, realmente, quería verle. Después de mandar a Fran a Milán, ella fue a visitar a su amigo y maestro de los negocios. Ella le contó sobre su primer encuentro con Gor en el baile de Navidad, o más bien sobre lo que sucedió después. – Escúchame niña, tal vez no quieras venganza, ¿pero su amor? – dijo Antonio, ofreciéndole una silla cerca de una chimenea eléctrica y una copa de “limoncello”. – No, fue solo una leve debilidad. Durante cinco años no me permití relajarme, y ahí él ... – Por eso te pregunto, tal vez sea mejor hablarlo y averiguar lo que siente por ti. – ¿Qué puede sentir? Lo atraigo como muje