- ¿Puedo sentarme? Siento lo de antes, me pase. Estaba molesto y hablé de más y sin pensar.
Asentí, el chico se sentó a mi lado en el muro. No aparte en ningún momento la vista del río, no iba a mirarlo.
- lo siento.
- Ya llega un momento que no se si debería creer tus disculpas, San.
- Lo entiendo. La he cagado demasiadas veces… un simple lo siento ya no vale.
- San quiero el divorcio.
- Haría cualquier cosa que me pidieras, menos eso. Te amo, y no quiero terminar de perderte. Si hago eso, no tendré ninguna oportunidad más contigo. Y no quiero eso.
- San no hay más oportunidades, las perdiste todas. ¿O no lo recuerdas? Me quedé contigo, aguante, hasta que llegó un momento que no podía más, no existía para ti. Ni yo, ni las niñas.
- Lo se, lo se. Me comporte horriblemente mal contigo, y con las niñas. Fui el peor esposo y el peor padre del mundo. Pero quiero arreglarlo.
- Conmigo ya es tarde, pero con ellas aún tienes tiempo.
- Todavía tengo esperanza contigo. Como ya te dije, vengo a por todas y no voy a rendirme tan fácilmente.
Me limité a terminar de comerme el helado. Los dos nos quedamos en silencio por otro rato. Hasta que me levanté de nuevo y él imitó mi acción. Empecé a caminar, mientras el viento golpeaba mi cara. Hacía frío, pero era reconfortante. El chico caminaba a mi lado.
Caminamos en silencio hasta llegar a un pequeño restaurante. Ya había estado aquí antes, hace muchos años cuando apenas tenía 15 años. Me senté en una de las mesas, el chico hizo lo mismo. El se veía perdido.
Me levanté en cuanto llegó el camarero, lo conocía. Le sonreí con añoranza, él se sorprendió al verme.
- Nicki…
- wow ¿en serio eres tú? La mediana de los Castle.
- la misma. Has crecido.
- Hombre tenía 15 años la última vez que te vi. No pensé volver a verte… al fin y al cabo nos conocimos por una gran tragedia.
- Si… lo siento de nuevo.
- No pasa nada. Ya está superado, Luke está en un lugar mejor.
San no entendía nada, nos miraba a los dos intentando entender algo.
- Si te sirve de consuelo, su asesino está muerto. —confesé.
- Sí lo leí en el periódico. Lo mató su propio compañero de celda ¿no?
- Si, así fue. Yo llevé ese caso. El hombre con el que compartía celda, sufrió una pérdida parecida a la de Luke. Un hombre abusó de su hija de 6 años, y la mató. El hombre me contó que cuando supo lo que había hecho su compañero de celda sintió una gran ira, recordó lo que le pasó a su hija y se vengo en nombre de Luke y de su hija.
- No entiendo como hay personas que hacen daño a niños. Mi hermano no tuvo que pasar por eso, él no merecía eso. Te traeré el menú de la casa, mi abuela hizo su plato especial.
Dicho eso se alejó, me senté de nuevo. San me miraba atentamente.
- ¿Quién es él?
- El es Nicki Marino, un chico de nacionalidad italiana, como puedes observar en el restaurante. Cuando tenía 15 años salí con mis amigas, pero me dejaron tirada en mitad de la calle. Camine por el río sobre las 2 de la madrugada. No sabía volver a casa y no me atrevía a llamar a mis padres porque no quería que supieran lo que me hacían esas chicas a las que llamaba amigas.
- Deberías haberlo contado.
- Lo sé, pero mis padres estaban siempre ocupados con casos. No quise molestar y además yo las creía mis amigas.
- Si Hae o Sun llegarán a pasar por eso, preferiría que lo dijeran, por muy ocupado que esté. Deberíamos dejarles claro a las dos que pueden contarnos cualquier cosa… ¿y cómo llegaste aquí?
- Eso es cierto, a su debido tiempo se verá, San. No vayas tan rápido, continuo por donde iba. Caminaba por el río a paso rápido, intentaba llegar a algún lugar más concurrido. Pero me asuste al ver salir a un hombre, con las manos ensangrentadas de la parte baja del río. Mi primera reacción fue protegerme con los brazos mientras los dos nos mirábamos. El hombre tenía la ropa sucia y rota en algunas partes. Recuerdo que tenía el pantalón desabrochado. Cuando me quise dar cuenta el tipo pasó por mi lado dándome un golpe en la cabeza. Caí al suelo, no se que clase de intenciones tenía hacia mi, pero puedo llegar a imaginarlo después de lo que le hizo a un pobre niño de 7 años. Por suerte llegó Nicki quien buscaba desesperado a su hermano pequeño. Asustó al tipo gritando. Y este se fue a toda prisa.
Pare de hablar cuando ve que se acercaba de nuevo Nicki con la comida. Nos acomodo bien la mesa con todos los platos italianos tradicionales. Nos trajo un vino y una botella de agua. Para después irse.
- Menos mal que llegó él.
- Pues sí, estoy muy agradecida con él. Por eso acepté el caso del asesino de su hermano. Lo llevé e hice mi mallor esfuerzo para que ese grandísimo hijo de puta se jodiera hasta estando muerto.
Empecé a comer los espaguetis especiales de la señora Marino, son una delicia. Después seguí hablando.
- Cuando Nicki llegó a mi, me ayudó a levantarme y a tranquilizarme. Me explicó que él estaba buscando a su hermano de 7 años, que había desaparecido del restaurante. Me contó que ellos dos estaban jugando en ese pequeño parque enfrente.
Le señalé el parque a San. Este asintió. Estaba justo en la misma plaza que el restaurante, literalmente al lado.
- Nicki me dijo que él tuvo que entrar un momento al restaurante. La madre de Nicki en ese entonces estaba embarazada, y muchas veces le pedía ayuda a Nicki para levantarse o para coger cualquier cosa. La cuestión es que dejó a su hermano solo en el parque por unos 5 minutos. Cuando salió, Luke no estaba, solo estaba su chaqueta en mitad del suelo. No había ni rastro del niño. El pequeño desapareció a las 10 de la noche y hasta las 2 y media de la madrugada no lo encontró. La sangre que tenía el hombre, era de Luke.
- Es horrible… la angustia que debieron sentir todos, sobre todo Nicki. Y todo lo que debió sufrir Luke.
- Nicki y yo descubrimos el cadáver, le comente que el hombre tenía sangre en las manos y los dos nos temíamos lo peor. Y así fue. Por eso me quedé mirando aquellas flores, mientras veníamos. Allí fue.
Una pequeña niña rubia de unos 8 años, se nos acercó con su peluche de gatito. Era igual a Luke, tan rubia y con esos ojos azules cristalinos. Todo lo contrario a Nicki, quien es de piel morena y ojos marrones.
- Buongiorno signorina e signore.
Hablo con una gran sonrisa, mientras no soltaba su peluche.
- Grazie, buongiorno anche a te piccolina.
- ¿¿hablas italiano?? —preguntó San sorprendido de verme usar el idioma.
- Claro, lo daba en la escuela. Preferí idiomas a matemáticas…
La niña se sentó con nosotros, le hizo gracia San, deduzco que por sus rasgos asiáticos. Ver a San interactuar con esa niña, me hizo pensar mucho. ¿Qué sería de nosotros si hubiera salido bien?
- ¿Estás bien?
Salí de mi trance, asentí mientras me recostaba en el respaldo de la silla.
- Solo estaba pensando.
El chico me miró con el entrecejo arqueado, para después volver toda su atención a la pequeña que lo llamaba tirando de su brazo.
- ¡kitty kitty, giochiamo!
- ¿Qué ha dicho? Apenas me llevo con el inglés, como para ponerme ahora con el italiano.
- Gatito Gatito, vamos a jugar.
- Cuando quieras, Castle…
- ¡San! Es lo que ha dicho la niña, idiota.
- lo sé, lo sé, era broma Castle.
San terminó saliendo con la niña al parque, mientras que Nicki se sentó conmigo.
- Inspectora, puedo sentarme con usted ¿no?
- Adelante, caballero.
Los dos nos echamos a reír. El chico se echó una copa de vino. Y me dio otra a mi.
- ¿Él es tu compañero?
Los dos mirábamos al chico y a la niña.
- Si, ósea también es el padre de Sun y Hae, mis hijas.
- Cierto, tu padre me comentó que habías tenido una hija y que adoptaste otra niña o algo así. Lo vi hará ya un año. Vino con tu madre a cenar y es cuando me comentó que estabas llevando el caso y eso.
- Si, Hae tiene una larga historia detrás. Tiene 5 años, y Sun está por cumplir años. Wow ya 4 años… parece que fue ayer cuando nació.
- Lo mismo me pasa con Erica. Crecen por día. Me recuerda tanto a Luke…
- Son muy parecidos. Cuando la he visto la he reconocido al instante.
- Me alegro de verte y de saber que estás bien.
- Yo también, espero volver pronto.
- Siempre eres bienvenida a "la mía casa" el restaurante Marino, estará siempre para ti y para tus padres. Hicisteis mucho por mi familia.
Estuvimos hablando por un rato, hasta que me llegó un mensaje de Joan. Me había liado y ya eran pasadas las 6 de la tarde. Nos despedimos de Nicki y de Erica, para después salir del restaurante.
Caminamos de vuelta al coche, en silencio. Pero a diferencia de antes, era un silencio cómodo. Caminábamos a la par, viendo el atardecer. Terminamos llegando al coche, yoongi insistió en conducir el. Accedí, le di las llaves del coche y entré de copiloto.
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Punto de vista de San
Insistí en conducir, sabía que la chica había bebido y preferí conducir. Íbamos en silencio, en la radio sonaba lo último de Selena Gomez en colaboración con un chico. La chica se limitaba a mirar por la ventanilla del coche, las luces de New York se iban encendiendo. Es real eso de que es la ciudad que nunca duerme, sea la hora que sea, ahí ruido y gente en la calle.
A los 20 minutos llegamos a casa, entré en el parking de la chica y aparqué. Esta se había quedado dormida en el coche. Me quedé como idiota mirandola dormir, lo añoraba.
Bajé del coche, después lo rodeé para llegar a su puerta. Abrí la puerta y subí a la chica en mi espalda. Esto me recordó al campus, cuando volvíamos de alguna fiesta o de algún partido. 4 años van a hacer, de eso…
Subí en el ascensor hasta la plata de la chica. Se donde vive porque me lo ha dicho Teo, de hecho me lo enseñó desde casa, donde se puede ver la sala.
Llegue a su apartamento, le quite las llaves de la chaqueta. Entre en su apartamento, estaba todo a oscuras. ¿Y Joan?
Subí directamente arriba, descifrar cuál es su habitación. La única que no tenía un cartel infantil en la puerta. Entre, no había nadie. No entiendo dónde está Joan y dónde están mis hijas.
Deje a la chica sobre la cama. Busqué su teléfono, estaba en su chaqueta. Me metí en su chat y busqué a Joan. Tenía varios mensajes de él. En ellos decía que estaba en casa de Yug y que se quedarían allí a dormir, porque Joan había tomado alcohol y no iba a coger el coche estando las niñas.
En eso no podía enfadarme con Joan, fue bastante responsable en eso de no coger el coche habiendo bebido de más. Suspire pesado mientras dejaba el móvil de la chica en la mesita de noche. Me encargué de quitarle la chaqueta a la chica y de quitarle los tacones. Realmente esto me da mucha añoranza. Recuerdo haber hecho esto mismo en el campus, 3 años más joven.
- Qué haré contigo, Castle…
- Lo que tú quieras…
Dijo adormilada, pero con un tono pícaro. Me pilló por sorpresa. Me hizo gracia, hasta que la chica tiró de mi camiseta para besarme.