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2128 Words
Los dos nos quedamos en silencio, por un largo rato. Él seguía atento a la ecografía, mientras suspiraba. - Tenemos que hablar del caso, cuando lo hacemos solos llegamos a más conclusiones, que haciéndolo con los demás. - ¿Qué es lo último que tenemos? - Me reuní esta mañana con Yauren y Hodgins. Me explicaron lo de la planta esa rara, me enseñaron fotos. - Bunga bangkai… - Si, eso mismo. La cuestión es que debemos ir al museo del jardín botánico y al invernadero de la universidad de Washington. - Washington está a más de 3 horas y media en coche… - Será un buen viaje ¿no? Vamos y nos quedamos allí una noche, al día siguiente volvemos o pasamos mejor el fin de semana. Necesitaremos muchos papeles e informes… - Hablaré con el inspector de la policía de Washington. Él nos ayudará. - ¿Lo conoces? - Si, es parte del FBI, Seeley Booth nos ayudará. Es un viejo amigo de mi madre. El chico se acomodó, dejando su cabeza sobre mi regazo. Tal cual niño pequeño. - También me dijo Yauren que el 7 de Sungi y el 2 de Estela Montoro. Si juntamos eso nos hace un 27 o un 72. Y si juntamos las marcas del resto de cadáveres, 12:07 pm. - Osea que podemos descartar el 72, no tiene sentido, como no sean 72 horas. O puede ser que el día 27 de este mes o de cualquier mes, ¿a las 12:07 pase algo? - ¿Y si aún nos falta un cadáver? Osea no tenemos el mes… ¿Se refiere a este o a otro? - ¿¿Otro cadáver?? No quiero más víctimas… Los dos volvimos a quedar en silencio. Solo se escuchaban las risas de Joan en la habitación. Hae aun no llegaba, estaba con Jimin, quien la recogió de clase y se la llevó todo el día. Sonó el timbre de casa, fui yo a abrir la puerta. Deduje que era Jimin, y que traía a Hae. El chico se quedó en el sofá, mirando su teléfono. 《♡▪︎♡》 Punto de vista de Joani Escuché un grito, proveniente de la chica. Me levanté asustado y fui hasta ella. La chica estaba sentada en el suelo, con la cabeza escondida entre sus piernas. Me agaché a su lado. - ¿¿Hey que pasa?? - La puerta… Necesito vomitar. No puedo. Dicho eso, se levantó a toda prisa y salió corriendo al baño. ¿La puerta? decidí abrirla. Una caja de tamaño mediano tirando a grande estaba delante de esta. La caja estaba manchada de un tono marrón rojizo por la parte de abajo, como si fuera agua o algún tipo de líquido. Olía a descomposición, peor que en el depósito de la policía. Entiendo por qué fue a vomitar. Me atreví a acercarme, tapando mi nariz. Abrí uno de los lados de la caja. Ojalá no lo hubiera hecho. Un perro, de la misma r**a que Zheus y de los mismos tonos de pelo, estaba descuartizado en la caja. Sentí unas náuseas horribles. Y a la vez, me sentí mal por ella. Había una nota sobre la cabeza, decapitada del pobre animal. Antes de cogerla o algo, me aseguro de coger unos guantes, de los que guarda la chica en la entrada del apartamento, para cuando salimos de emergencia por un caso y debemos llevar. Después, cogí la nota con sumo cuidado, para atreverme a leerla. 《 Hola, Khloe. Vuelvo a ser yo. Esta vez no fue tu preciado Zheus, pero la próxima tal vez sí sea. ¿Por qué este regalo? Bueno creo que te faltan algunas piezas del puzzle y yo te las puedo dar, ya sabes que me gusta jugar. 》PD: el perro tiene todo lo que te falta, del caso. Confío en que harás un buen trabajo y pasaremos al siguiente juego. Una cosa más, deberías tener cuidado con San Min, yo fui malo contigo, pero el es peor. <3 Por la ira, arrugué el papel, mientras daba una patada a la puerta. Creando un estruendo. Joan bajó asustado y vino hasta mí, me limité a darle el papel. Mientras me llevaba las manos a la cabeza. Por un momento creí que era feliz, llegué a pensar que todo estaba bien. Pero volví a mi realidad, de una patada en las pelotas. - ¿¿Qué hacemos?? Si le enseñamos esto puede estresarse aún más… - Lo hará de igual manera, si no se lo decimos, se molestara y será peor. Llamaré a Yauren, tenemos que hacerle una autopista al perro. - Iré a ver como está. El chico cruzó el pasillo de la parte de abajo, para llegar al baño y entrar. Estaba alterado, no dejaba de dar vueltas de un lado para otro del pasillo, mientras esperaba a Yauren y a la policía. Por fin los vi por el pasillo, acababan de bajar del ascensor. Los policías se encargaron de llevarse la caja con las pruebas y el cadáver del perro. Hablé con Yauren de todo lo que había pasado, la caja, el perro y la nota. Le pedí que me mantuviera al corriente de todo lo que pasaba con el perro y las pruebas. Me afirmó que no saldría del depósito, hasta tener alguna prueba de la autopsia del perro. La chica terminó yéndose, le pedí que Jimin se quedará a Hae hoy. La chica no se opuso. Me metí en la cocina, necesitaba un café y relajarme por unos minutos. Joan entró en la cocina, suspiro y se apoyó en la barra americana, mientras me miraba. - ¿Está bien? El chico negó, ni siquiera habló. Le serví un café, pero con leche. Este no se negó a tomarlo. Se sentó en el taburete de la barra americana y siguió mirándome. - ¿Por qué me miras así? - La chica se durmió, creo que es mejor que esta vez duermas tú con ella. Solo por esta vez, no te acostumbres. - lo… ¿lo dices en serio? - No quería contártelo, pero lo haré. Estaba dormida y yo estaba a su lado, me llamó San… Es evidente que está muy dormida, se tomó los calmantes, pero su subconsciente se piensa que eres tú, el que está con ella. - ouh… ¿Eso te molesta..? - Piensas que tengo algo contra ti ¿no? No es nada personal, San. Eres como mi hermano mayor y te quiero, igual que quiero que seas feliz. Pero ella también es mi familia y me duele verla mal, por tu culpa. Esa chica me dio todo lo que tenía, sin importar que fuera poco. Me abrió los brazos y me apoyó en todo desde el primer momento. Ella es realmente más que una amiga, y más que una hermana para mí. No lo confundas, no hay nada amoroso entre nosotros dos. Si hay amor, pero nada s****l o romántico. Ella es mi alma gemela, la persona que amo. Mi familia. Mi única familia. El chico hablaba entre lágrimas, me sentía horrible. Lo juzgue mal durante estos años, a pesar de conocerle y ser hermanos de cuarto. - Y la he visto en su mejor momento y en su peor momento, tú fuiste el causante. La destrozaste de tal manera, que me tocó colocar trocito a trocito de ella. Y aun así, no ha vuelto a ser la misma. No sabes lo que realmente duele, ver a esa persona que tanto quieres hundirse por un gilipollas que fue un auténtico cretino con ella, verla llorar todas las noches, verla sufrir por sentirse estresada por tener que atender a dos niñas bebés. Y lo peor de todo, es que ella misma se echaba la culpa de tus estupideces, su cabeza no procesaba que tu fueses de esa manera y la cegaba echándose la culpa a ella misma… tengo fe en que cambiaste y en que eso no va a volver a ocurrir. Pero si llegara a pasar de nuevo y esto fuese solo un puto juego para ti, créeme que olvidare cualquier tipo de amistad o unión entre tu y yo, pasaras a ser mi enemigo. Y me encargaré de joderte cada día… hasta el último que tengas. Buenas noches, San. Me quedo con la palabra en la boca, tampoco me atreví a decir nada. Joan puede ser el chico más adorable del mundo, pero también el más aterrador. Tampoco podía decirle nada, me dejó bastante pensativo… y me hizo sentir una persona horrible, que lo soy. Me arrepiento, pero eso no es suficiente. Hice demasiado daño a la persona que más amo, a mi mujer y la madre de mis hijos. Soy un monstruo. Debo cambiar mi actitud con Khloe. Me terminé el café, me pasee un poco por la sala, estaba realmente nervioso. Suspiré, mientras miraba lo alto de las escaleras, desde el primer escalón. Me atreví a subir, ya arriba crucé el pasillo hasta la habitación principal. Entre cuidadosamente. La habitación estaba a oscuras, solo las luces de la ciudad iluminaban la habitación, por la cristalera. La chica abrazaba a Zheus, quien estaba echado al borde de la cama. Me sentí mal, seguro ella llegó a imaginarse a su perro en esa caja. Se perfectamente que Zheus no es solo un perro para la chica, es parte de su familia y un gran apoyo moral. Yo también me sentí mal, pensando que podía ser él. Y eso que no es mi perro y no tengo ese vínculo que tienen ellos dos. Me agaché al lado del perro y le acaricié la cabeza a este. Después me cambié de ropa, me puse ropa de Joan. Solo tiene pantalones deportivos cortos para dormir, ¿este chico no pasa frío? Después me acosté al otro lado de la chica, mirando al techo. La chica se dio la vuelta, asustando me. - Dios, me asustaste, ¿no estaba dormida? - Lo estaba, pero te olí y me desperté. - ¿Me oliste? - Poderes que da el embarazo. La cuestión es que quiero un abrazo, también es cosa del embarazo. La rodeé con mis brazos, la chica apegó su mejilla a mi pecho, mientras me abrazaba por la cintura. - Sabes que no tienes que pedirlo, simplemente lo haces y ya está. No voy a negarme a un abrazo. - Tengo miedo. Me siento observada yoon. - Compraré cortinas para todas las cristaleras. - No es por eso, San. Por el día no se ve nada desde fuera del edificio, solo se ve por la noche. - Y si alguien cotillea lo que haces en la habitación, te pueden ver cambiarte. Yo lo he hecho desde casa de Teo. - ¿¡Qué!? ¿Me has visto…? - Lo admito, te he visto cambiarte desde casa de Teo. De hecho desde mi habitación. Desde el salón no se ve, solo la sala. - Eres un pervertido… - Yo no soy la que se cambia delante de una cristalera. Yo solo miro por mi ventana. Seguro que no soy el único… - Dios, que vergüenza… por eso el vecino de Teo me mira así cuando coincidimos en la tienda de abajo. - ¿El pelirrojo ese extraño? Es un cerdo, ese tipo se la pasa fumando y bebiendo. - Necesito unas cortinas. - Se que tal vez no sea el momento, pero tengo un antojo. - tú no estás embarazada, San. - Igualmente tengo un antojo. - Que anto… No la deje terminar, me adelante a besarla. Llevaba media conversación mirando sus labios y deseando tocarlos. He aprendido a que no debo ir rápido, cuando nos besamos. Debo de tomarme el tiempo de apreciar cada parte de ella y de saborear al cien por cien la experiencia. Algo que durante mi etapa en el campus no entendía del todo bien. Me apresuraba demasiado en todo, que en parte tampoco estaba mal, pero hay que saber el momento y el lugar. Y este no lo era. Hoy debía ser delicado con ella. Por eso cada movimiento de mis labios, se convertía en un dulce, apasionado y tranquilo baile. Mis manos viajaban por cada parte de la chica, pero delicadamente, como si de porcelana se tratara. Me dejé caer un poco sobre ella, sin llegar a estar del todo encima de ella. Cuando nos separamos, continuamos con besos más cortos, pero igual de apasionados que el primero. Lo disfrutaba, no sé en qué momento Zheus se había ido de la cama, pero lo agradecí. Si no, sería incómodo. Aunque no pasaramos de besos esa noche, la disfruté en cada momento, en cada beso. Dormí aferrado a la chica, como un niño asustado se aferra a su madre, para que no lo deje solo.

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