El principio de lo que viene.
Estoy sentada en la sala de mi departamento viendo un programa de televisión, soy interrumpida por el timbre del departamento, tan rápido lo escuché me levanté a abrir la puerta, y sin sorprenderme vi que era Peter.
—Buenas noches Peter, ¿Que haces aquí?—Pregunté mientras le daba la espalda y regresaba a la sala.
—Solo vengo a decirte que te echo de menos, ya han pasado seis meses, casi no coincidimos, ni siquiera cuando vengo a ver a mi hijo— Respondió Peter con mucha paciencia en sus palabras.
—¿Que estás esperando? ¿Que cada vez que te vea vaya a tus brazos con alegría y felicidad?— Pregunté mientras tomaba asiento en mi sofá.
—Laura nunca cambias, eres siempre directa— Dijo Peter mientras se sentaba al lado de mi.
—Si deseas ver a nuestro hijo, lamento decirte que ya duerme—
—Hoy vine a verte a ti, no pude contener más el deseo de verte y…—
—Y nada Peter, ahora mismo te vas— Le respondí mientras lo tomaba por un brazo y lo llevaba hacia la puerta.
Al abrir la puerta, Peter la cerró nuevamente, esta vez me llevó hasta ella, me dominaba con sus manos, con su cuerpo, con sus besos desenfrenados.
Peter me cargó sobre sus brazos y me llevó a mi habitación, besaba mis labios sin medidas, nuestro cuerpo era uno, las palabras sobraban, ese hombre me tenía a sus pies con su manera de tomarme, quedé hipnotizada una vez más por él.
Al día siguiente.
—¿Dime que esto qué pasó entre ambos es algo bueno para nosotros?— Preguntó Peter mientras se vestía.
—Peter las cosas no han cambiado, ni cambiarán, así que por favor no vuelvas a venir hasta aquí para tu satisfacción— Le respondí mientras también me vestía.
—Se que también te gustó y aunque lo niegues con eso me conformo—
—Peter no me diste tiempo de reaccionar—
—Laura yo te dije que te amo, estoy muy arrepentido por todo lo sucedido y créeme que no me alcanzará la vida para pedirte perdón y si la pierdo en el intento, moriré feliz—
—Ahora vete Peter por favor, no quiero hablar del pasado—
—Me iré pero debes de saber que esto no se queda aquí, lucharé incansablemente para conquistar tu corazón—
—Ya basta Peter, no quiero seguir escuchándote—
Peter se acercó a mi y dio un beso a mi frente, aún yo tratando de impedirlo.
Después de Peter salir de mi habitación, fue a ver a su hijo, dio un beso y se marchó.
Después de Peter irse, fui directo a la cocina a preparar un rico desayuno porque hoy tendría la visita de mi amiga Lourdes, al fin ya estaba completamente recuperada y podía continuar con su vida normal.
Al rededor de las Nueves, recibí la visita de Lourdes, mi hermana de otra madre, ella era muy especial para mi sin duda alguna.
—Hace tanto que quería visitarte pero este proceso de sanación ha sido intensa— Dijo Lourdes mientras me abrazaba muy fuerte.
—¡Lo se amiga! Para mi lo más importante es que estás aquí, prepararé desayuno, así que vamos directo a la mesa— Le respondí mientras ala llevaba del brazo.
—Gracias Laura, me imaginé que harías desayuno y por eso no comí nada en casa antes de venir—
—Jaja, eres muy inteligente, ¿Y los niños, cómo está?—
—Están felices de poder tenerme en casa todo el tiempo—
—Que bueno, yo extraño mucho a Cristian pero se que él está bien cumpliendo su sueño a muy temprana edad—
—No todos los padres lo hacen, es decir, dejar ir a un niño a muy temprana edad a otro país, pero ustedes lo han hecho bien—
—No es fácil pero mi hijo es muy inteligente y las cosas que tiene en mente son de un joven mayor— Le respondí mientras le servía un poco de jugo de naranja.
—Hablando de la familia, ¿Como va todo con Peter?— Preguntó Lourdes mientras se comía un pedazo de melón.
—Todo igual, él quiere que haya una reconciliación y hace lo que sea por llamar mi atención—
—¿Cosas como que?—
—Como llegar casi a media noche y hacerme el amor— Le respondí entre risas y avergonzada.
—¡Peter está demente! Pero lo entiendo a la vez—
—No hablemos de Peter, dime ¿Cómo está Alfonso?—
—Él está muy bien, ya debe de estar en la empresa a de tu ex esposo— Respondió Berenice con buen humor.
—Ya no menciones a Peter, ¿Como te sientes tú?—
—De maravilla amiga, ya estoy volviendo a la vida—
—Amiga jamás me va a alcanzar la vida para agradecerte por arriesgar tu vida para decirme lo que estaba a punto de acontecer y de verdad agradezco al cielo que estás viva— Le dije ya casi con lágrimas en mis ojos.
—Laura y créeme que lo volvería hacer, eres muy importante para mi—
—Muchas gracias amiga mía—
—Y cambiando de tema, ¿Que me dices de Austin? ¿que ha pasado con ese director del reclusorio?— Preguntó Lourdes con curiosidad.
—No ha pasado anda, aunque de vez en cuando me visita o salimos a comer algo—
—Ese hombre estás enamorado de ti, ¿Si lo sabías?—
—Algo así pero he sido muy clara con él, no estoy bien aún para estar en otra relación—Respondí con total certeza de eso.
Durante mucho tiempo estuve conversando con Lourdes, fue impresionante porque ella y yo nos necesitábamos poner al día, realmente necesitaba a mi mejor amiga, ella era todo para mi desde la primera vez que la vi, sin duda alguna.