—¿Y tu haces mucho deporte? —le pregunto sin quitarle la mirada de la espalda.
—Si, en realidad pude estudiar medicina, ya que me gane una beca de atletismo. Cuando Francis murió, la hermana Josefina se puso en contacto con mi tío, quien volvió de España, y se hizo cargo de mi. Me obligó a estudiar, pero yo me hice un chico muy rebelde, muchas veces me escapaba de casa, no quería saber de nada ni de nadie, fueron tiempos muy difíciles —dice bajando su cabeza, luego voltea y me ve, mientras se pone una camisa, yo inmediatamente volteo mi mirada hacia otro lado, no quiero que me vea, viéndolo— pero encontré que podía drenar todo lo que sentía por medio de los deportes, así que la única manera que tenía de hacer deporte, era por medio de la escuela, y para eso debía ser un chico muy aplicado
