Capítulo 2

1076 Words
Pero apresar de lucir pulcro, llevaba puesta una ropa que parecía no ser de su talla, ya que los pantalones luchaban por llegar a sus tobillos descubiertos, los cuales dejaban ver unos pies descuidados que estaban metidos en unas chancletas algo desgastadas, su camisa era de un personaje de animación para niños que pasaban en la televisión, la cual, a duras penas, tapaba su ombligo. Parecía tener mi edad, ya que era un poco más alto que yo. Detrás de él, se asomaba una pequeña cabecita, la cual tenía dos coletas con rulos guindando, está niña se veía un poco más robustita y mejor vestida que él. Al acercarse a mí, una pequeña sonrisa salió de su boca la cual parecía estar un poco seca. —Buenos días —me dice con un tono de voz cordial— ¿podrías servirme a mí y a mi hermana un poco de sopa? —mientras saca dos platos hondos uno más grande que el otro. —¡Sí! ¡por supuesto! permíteme los platos —le digo devolviéndole la sonrisa, y tomando estos de sus manos. Este niño, sujeta muy bien la mano de su hermana, para evitar que está se vaya corriendo, ya que pareciera que no quiere estar allí. —¡Suéltame! ¡suéltame! —grita la niña, intentando quitar las manos de su hermano, quien la sujeta con mucha fuerza —¡Ya! ¡quédate tranquila! Francis, que ya vamos a comer. —le dice el niño acariciando la cara de la pequeña. Una mirada tierna sale de mí, al ver cómo protege el a quien supongo es su hermana. —Ten, ha quedado un poco de sopa en el cucharón ya que en la taza pequeña no cabía, y lo he puesto en la otra taza —le explico. —Muchas gracias —me responde tomando las dos tazas. —Ven, vayamos a sentarnos —le dice el a la pequeña, alejándose y sentándose en la orilla del tercer mesón a la derecha, lo que me permite verlo desde lejos. —Sigo sirviendo la comida, mientras observo a este chico, que ha dejado su comida de lado para darle de comer en la boca a su hermana. Al pasar un rato, la sopa se acaba y solo me quedo viendo a este chico paliduchin, el cual ya tiene rato dándole de comer a la niña. De pronto ella empieza a inquietarse de nuevo, al parecer no tiene más hambre y en un brinco que da del asiento, hace que la sopa de su hermano se derrame, quedando la taza boca abajo y vacía. —¡Oh no! —dice el chico poniéndose la manos en la cabeza, y volteando hacia su hermana le dice —haz hecho que se derrame mi sopa, y ¿ahora qué voy a comer? —se pregunta volteando para ver si habría quedado algo dentro del plato. Eso hizo que mi corazón se partiera en dos, por lo que agarro la comida que me tocaba a mí, para almorzar y me acerco a él. Una vez frente a la mesa, coloco mi plato de sopa sobre ella y tocando al niño por el hombro le digo. —Ten, he visto que tu comida se ha caído y vengo a darte un poco más —le digo sonriendo, sin mencionarle que era mi comida para que no la fuera a rechazarla. Este, al ver la comida, sus ojos se vuelven a iluminar, como si estuviese viendo lo mejor de este mundo. Está en seguida se levanta. —Muchísimas gracias señorita —me dice extendiendo su mano, la cual sin pensarlo dos veces tomo. —Mucho gusto, yo soy Mathias y ella es Francis. —dice, poniéndole la palma de la mano en la pequeña cabeza de la niña —siéntate y acompáñanos —señala el a asiento de enfrente. Este niño se sienta y empieza a comer con un poco de desesperación. Yo veo hacia los lados percatándome de que mi madre no me vea sentada en este lugar, ya que si lo hiciera, le daría un infarto. El que yo me siente aquí, significaría para ella, como si fuera una más, de esas personas "marginadas" como ella les dice. Estaría muy mal visto que me vieran tratando a estos dos niños. Pero como para mí ellos son como cualquiera de mis amigos, yo me siento y lo acompañó mientras come. —Gracias, de verdad —dice metiendo una cucharada tras otra en su boca, tragándola rápidamente casi sin masticarla. —¡Cálmate! —le digo asombrada de la rapidez con la que come— podrías ahogarte. —Está comida es la primera desde anoche, y no sé si vuelva a comer hasta mañana. Pero gracias a ti, no pasaré hambre hoy —dice levantando su mirada y enseñándome una pequeña sonrisa. No hay de que, allí quedaba ese plato de comida y como te ví desde lejos, no dude en dártela —le digo mientras lo veo comer con desesperación _¿y quién es ella? ¿es tu hermana? —le pregunto. —Sí, ella es mi hermana menor, yo siempre trato de que coma primero, no importa si no queda comida para mí, ya que cuando ella está bien, yo también lo estoy —me dice mientras la ve jugando entre la mesa y la silla. —¿Y tú padres? ¿están por aquí cerca? —le pregunto. —No, nunca conocí a mi padre, ya que este nos abandonó cuando yo tenía siete años, mi hermana apenas acababa de nacer, ella dice que era un hombre de dinero que la engaño, ya que este tenía una familia, y ella al darse cuenta de la mentira, le reclamo y lo amenazó con revelarle todo a su verdadera esposa, pero este un día se levantó muy temprano y no lo volvimos a ver, mi madre después de pasar mucho trabajo, murió de cáncer hace un año —dice bajando su mirada, puedo notar la gran tristeza en sus ojos— es por eso, que siempre trato de cuidar sobre todas las cosas a mi hermana, ya que solo cuenta conmigo —dice mientras come. —y ¿no tienen a nadie más? ¿un tío? ¿una prima? —le pregunto un poco triste por su situación, «si a mí me llegará a pasar algo como eso, creo no sabría que hacer» pienso mientras el me responde.
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