El trino de los pájaros me despierta. Aún no amanece y consulto mi reloj. Cuatrocientas cincuenta. Al menos hoy no tuve pesadillas y el ardor en la pierna, parece menor.
Me levanto de mi sobre de dormir y me paro para ir al baño luego de acomodarlo debidamente. Demasiado mate, me quejo en mi mente.
Observo a Diego dormir con un brazo en sus ojos y el otro sobre su abdomen. Unos metros más allá, Agustina esta echa un bollito y tapada hasta la cabeza.
Hago mis necesidades y vuelvo para encender el fuego, más bien avivarlo, porque conserva algunas brasas al rojo vivo.
Anoche, entre charlas y anécdotas, nos dormimos alrrededor de las dos mil trescientas y algo.
Fue una noche agradable y cada uno pudo actuar como si estuviésemos en otro lugar.
Recuerdo nuestras comunicaciones respecto a la hora y me rio solo. Explicar el uso horario al que estamos acostumbrados en el cuartel fue toda una experiencia.
-Es más sencillo decir las diez y media de la noche que todo eso- se quejó Agustina.
-Es la jerga militar. Acá todos son grados, pulgadas y milésimas. ¿Sino como te aseguras de no equivocarte?- le cuestionó Díaz.
-Pues aprendes a leer el reloj y a usar la tecnología.
-No tiene fallas tu lógica, pero cada ejército tiene su jerga y es lo que mantiene el código de las comunicaciones y a estas en privado- la señalo
- Prefiero lo normal- se justifica.
Eso nos entretuvo por un buen rato, porque por más que prefiere lo común, no deja de preguntar por el tema.
-Cristian. Buen día. - Diego me mira con un ojo abierto y el otro cerrado, evitando los rayos del sol naciente.
-Buen día, amigo. ¿Mate?
Se sienta en su lugar y se refriega el rostro con las dos manos.
-Si, pero primero baño. - enrolla su sobre, se calza y se desaparece dentro del monte.
Yo por mi parte, busco mis patillas y la botella de agua antes de volver junto al fuego para calentar agua.
-¿Qué son?- pregunta Agustina señalando mis manos.
-Medicamentos que evitan que mi cuerpo haga reacciones contrarias para el trasplante, - señalo mi pierna- Que esto no se infecte- el implante - y que reduzcan el dolor imaginario. Y Buen día para ti también.
-Perdón, Buen día. - entre cruza sus dedos y hace sus brazos hacia adelante- Tenía que saciar mi curiosidad.
Solo asiento tranquilo. Supongo que alguna especie de pared se ha roto y es más fácil comunicarnos.
-Ya veo- Diego vuelve mirando para el lado del cuartel- ¿Novedades?
-Paranoia. La única novedad es que van a estar brava las chicharras, hoy.
-Ya regreso- Agustina se pone sus championes y sale a la carrera rumbo al monte.
-Tu ¿descansate?- giro mi cara y miro a mi amigo que me habla.
-Si. Ahora vamos a hacer esos mates que nos volvemos después de medio día.
-Eso sí. Necesito un buen baño. - secunda.
-Hay más agua caliente para ustedes. - agrego yo.
-Y más tiempo para disfrutarla- suma Agustina.
-Mucho tiempo para disfrutarla. - Diego la señala y acompaña moviendo su cabeza para arriba y para abajo riéndose.
-¿Cuántos años tienes, Diego?- Le consulto.
-21 el último día del año. Se supone que para esa fecha no queda nadie aquí. Solo el personal obligatorio.
-¿Y sería? Ese personal- aclaro la pregunta.
-Los que estén con reclusos, guardias, uno o dos por torre y nadie más- interviene la chica.
-Tu si que sabes de esto, eh- Diego le pasa el mate a la vez que la ¿elogia?
-Es mi tercer verano, asique si. No cambia mucho.
-Este va a ser el último, asique manos a la obra. Sepan disculpar si hablo rudo enfrente a alguien más, pero va a ser sumamente necesario. - me disculpo de antemano por la actitud que voy a tener que tomar cuando alguien más esté presente.
-Tranquilo que lo tenemos claro. - me tranquiliza Diego y Agustina le da la razón.
En un abrir y cerrar de ojos, ya estamos comiendo unos chorizos al pan y guardando todo para regresar a la rutina diaria.
De regreso, vamos proyectando algún que otro campamento, lo que haremos al regresar y comentamos lo bueno que es escuchar y ser escuchado.
Al llegar al cuartel, cambio mi semblante a uno rudo para guardar las apariencias.
No soy el único, porque mis dos acompañantes miran a todos como recién llegados de la guerra. Si lo hubiéramos hablado, no saldría mejor.
Guardamos todo en su lugar, nos tomamos el tiempo para higienizarnos y nos encaminamos al comedor, donde la mayoría se está retirando. Ingresamos a la biblioteca y procedo a inspeccionar que estemos solos.
-Buenas tardes. - nos saluda Monterreal- Tengo tus programas descargados y las copias de los últimos cinco exámenes de cada materia.
-Los doy libres- aclara en un susurro la joven.
-Y los que son libres te conseguí- Marita le responde con una sonrisa y presiona su mano sobre la mesa.
-¿Con qué empezamos?- cuestiono
-Yo diría que historia, por si no regreso- Diego levanta su hombro- existe la posibilidad de pase de cuartel, solo lo aclaro.
-Bien. Por ahí será. - lo anima Marita.
Díez minutos después, la mesa está llena de papeles, libros y stikers de colores con anotaciones.
Siempre estoy observando todo, es mi naturaleza y no la puedo obviar, por lo que noto que la chica es aplicada a lo que estudios se refiere. No pierde el tiempo y escucha con atención.
Una pizarra organizada por fechas, tal cual línea del tiempo, con todos los detalles de la colonización y los principales sucesos que la siguieron. Las fechas resaltadas en mayor tamaño, subrayadas las más importantes y encerrados los pactos que garantizaron que el proceso sucediera.
Si alguien me hubiera enseñado nuestra historia así, me habría quedado todo mejor registrado.
Para la hora de la merienda, hora que nos damos cuenta por los murmullos, la línea temporal ya está en la independencia y la primera constitución.
Cuando el alboroto del otro lado de la puerta se apaga, voy por mi mate y algo de pan.
Tenemos programado aprovechar cada minuto, porque en un par de días más, se hace quince de diciembre y quedamos pocos en este lugar.
-Yo me voy en diciembre y vuelvo a mediados de enero. ¿Es tiempo suficiente para inglés?- Marita parece realmente alarmada.
No se si en realidad ella no tenía conocimiento de lo que pasaba, si es que yo esté presente en la biblioteca todo el tiempo si Agustina le dió pena o que razón, pero parece dispuesta a colaborar. En este punto, cualquier mínima ayuda, es importante.
-No me va tan mal. Básicamente repaso general y alguna estrategia- la calma Agustina. - Lo más complejo es matemáticas y tenemos un mes completo para ello.
-Totalmente de acuerdo.- refriego mis ojos con el índice y pulgar- Vamos a descansar por hoy y mañana venimos después del desayuno.
-Comida, oh si- Diego festeja de acuerdo conmigo.
Salimos todos al comedor y vamos por nuestros platos. De modo muy inteligente, cada uno se sienta donde lo hace normalmente. Por el rabillo del ojo, veo a la capitana Juárez observarnos. Pereira sigue con su pelotón como si nada, pero aumento el volumen del implante para darme cuenta de que agradecen el "escarmiento de esa rata" La mayoría ni le contesta, pero hay alguno que otro que opina lo mismo que él.
Nosotros nos dedicamos a lo nuestro y sin comentarios, nos vamos a nuestro pabellón.