Capítulo 8: Corriendo con lobos

1729 Words
Los Trillizos Alpha estaban descalzos en la nieve como si no fuera gran cosa. Me di la vuelta. No estaba lista para verlos. Por accidente, alcancé a ver el de Felix y, aun en el frío extremo, era extremadamente grueso y largo. Eran trillizos idénticos, así que me preocupaba por mí misma. Cambiaban mucho más rápido que yo. Les tomó apenas diez segundos romper sus huesos y crecer pelo, convirtiéndose en lobos ante mis propios ojos. Eran lobos negros brillantes que reflejaban el color de su cabello. Eran enormes. Me escondí detrás de un árbol cercano cubierto de nieve. Me dieron privacidad. El cambio aún era doloroso para mí. Me llevó unos cinco minutos. Salí trotando para mostrarles mi loba de pelaje arenoso. Jugaron a mi alrededor en círculos. Yo era la mitad de su tamaño. Corrimos por la nieve. Podía distinguirlos en forma de lobo por sus maneras. Felix saltaba. Tenía pasos pesados. Gruñía y jugueteaba mucho. Alex solía ir adelante y tenía los movimientos más fluidos. Disminuyó su ritmo para correr a mi lado, cuidándome y protegiéndome atentamente. Calix era extremadamente juguetón. Fue el primero en morderme. Me derribó suavemente y rodamos en la nieve. Luego, corrió en círculos a mi alrededor mostrándome lo rápido que podía ir. Pasamos horas jugando como lobos, a pesar de ser adultos. Me preguntaba por qué nunca habíamos jugado juntos de niños en nuestras formas humanas. Corrí detrás de mi árbol para volver a cambiar y vestirme. Los chicos volvieron a su forma humana y se vistieron, siguiéndome mientras entraba. —Necesitamos hablar —les dije. Parecían horrorizados—. Acostúmbrense a tener charlas entre nosotros —continué. Eran Alphas, pero yo era su futura Luna si decidía estar con ellos. Eran tres y solo había una de mí, así que tenía que aprender a ser firme con ellos. Quería respeto. Fuimos a la habitación de Felix, la única habitación que aún no había visto. Tenía obras de arte cubriendo las paredes, lo cual no era lo que esperaba. —¿Quién dibujó todo esto? —pregunté. —Yo lo hice —dijo Felix, sonriendo. ¿Felix? ¿Un artista sensible? ¿En qué universo paralelo había entrado? Los dibujos y pinturas representaban lobos. Reconocí a los trillizos en sus formas de lobo en muchos de los dibujos. Noté uno con cinco lobos. Los otros dos debían ser sus padres. Había bocetos aleatorios de objetos y retratos de miembros de la familia y algunos amigos de la escuela. Felix no parecía tener ninguna obra de arte de Tonya ni de sus otras exnovias, lo cual me alivió. Vi una imagen de una chica. Era una pintura. Jadeé. Era yo, sentada en los escalones del porche mirando hacia la nieve. Todas sus obras de arte estaban fechadas. La pintura de mí era de hace aproximadamente un año. Miré a Felix, esperando una explicación. —Te lo dije —dijo simplemente—. Creo que eres hermosa. Me sonrojé. —Estás dándome ansiedad, Chasity, hablemos de esto, vamos —animó Calix. Todos nos sentamos en la cama. Felix y Calix estaban muy cerca de mí. Sentía mucho calor. Alex estaba detrás de mí. Estaba tan perdida en todo esto que momentáneamente olvidé lo que quería hablar. —Habla, Chasity —dijo Alex en mi oído. —Correcto, hum, así que tengo una pregunta —dije. Los trillizos esperaron a que la hiciera. —¿Por qué me odiabas tanto cuando crecíamos? Y por favor, piénsalo realmente y dame una respuesta real, no algo estúpido como que éramos niños... éramos estúpidos... Esas no son buenas razones. Siempre me he preguntado por qué nunca pudimos ser amigos —dije, suspirando—. ¿Es solo porque soy pobre y una carga a los ojos de tus padres? ¿Qué es? Los trillizos guardaron silencio. ¿Estaban tratando de hacerme olvidar la conversación? —En mi caso...—dijo Félix— Tú... me frustrabas. Huh. —Pensé que eras una niña linda cuando yo era un niño pequeño. Llegaste a nosotros después de una tragedia y no lo entendí. Estabas taciturna y llorabas todo el tiempo, y yo también era un poco estúpido a esa edad —dijo Félix. Sus hermanos se rieron. —Me gustaba molestarte, pero se nos fue de las manos y la dinámica continuó. No sabía cómo arreglarlo. Además, pensaba mucho en ti y me enfadaba no poder sacarte de mi cabeza. Ahora tiene sentido que sepamos que somos compañeros, pero en aquel entonces me molestaba cada vez que te veía. A veces estaba besándome con quien fuera mi novia en ese momento... Me estremecí y Félix besó mis dedos, mi muñeca. —...y pensaba obsesivamente en ti. A veces... olvídalo —dijo Félix. —¡No! ¡Dímelo! —insistí, fascinada por su transparencia. —A veces llamaba a una chica Charity por accidente —dijo, mencionando mi apodo—. Lo siento por ese apodo. Fue grosero. No hay vergüenza en ser pobre. No puedo creer que actuara así. Félix suspiró. —Se parece tanto a mi nombre real que realmente se quedó. La mayoría de los miembros de la manada piensan que Charity es mi nombre —dije, sonriendo. Félix frunció el ceño. —Arreglaré eso yo mismo, y pronto —dijo el Alfa. Me preguntaba qué iba a hacer. No quería que me presentaran de nuevo a la manada como su futura Luna. Todavía necesitaba tiempo para decidir. Alex fue el siguiente. —Siempre pensé que también eras linda, pero nuestros padres odiaban a los tuyos. Habían acumulado muchas deudas. Siempre hablabas de lo maravillosos que eran tus padres y lo malos que eran los míos. Empecé a pensar que eras ingrata, pero ahora me doy cuenta de que... Si mis padres te iban a tratar así, entonces más valdría que hubieras ido a un orfanato. No hay excusa, Chasity. Lo siento —dijo Alex. Calix respiró profundamente. —Yo simplemente seguí todo. Mamá también decía que estabas aquí para pagar una deuda, no para ser una compañera de juegos. Había muchas cosas que me gustaban de ti y no debería haberte molestado de esa manera. Eso estuvo totalmente mal. Lo siento mucho. Suspiré. Teníamos que hablar sobre el incidente. Me estaba preocupando. —Anoche tenía un poco de miedo estando en la cama —admití. —Porque eres virgen —dijo Félix—. Cariño, lo sé. —No, no por eso. Seguía pensando en cuando Calix me insultó y dijo que mis padres estaban muertos y yo le rompí la nariz. Luego ustedes chicos... —Hice una pausa, estremeciéndome. Esto era realmente difícil de hablar. Los trillizos se pusieron rígidos, con el rostro pálido. —Luego cada uno me abofeteó y me metieron en el agujero de pesca en el hielo hasta que perdí el conocimiento. Grité por mi vida ese día cuando me arrastraban hacia ese agujero. Realmente pensé que me iban a matar. Podría haber muerto —dije, conteniendo las lágrimas. Los trillizos se quedaron en silencio. —No tienes que perdonarnos, pero sé nuestra de todos modos —dijo Calix. —Por lo que vale, realmente no intentábamos ahogarte. Solo queríamos asustarte. Pero incluso antes del vínculo de pareja, me sentía enfermo cuando pensaba en ese día. Fue un acto atroz y nunca me perdonaré —dijo Félix. —Si te hubieras ahogado, nunca encontraríamos a nuestra pareja y no sabríamos por qué. Estaríamos buscando a alguien que ya nos ha perdido. Nos lo mereceríamos, pero tú, Chasity, después de todo por lo que has luchado... te mereces la mejor vida imaginable. Permítenos darte esa vida —dijo Alex. —Por favor, Chasity, lo sentimos mucho —dijo Calix. Suspiré. Podría acostumbrarme a esto. Todos me miraban con ojos ansiosos. —¿Alguna vez has besado a alguien? —preguntó Calix de repente. —No —dije sonrojándome. Los trillizos intercambiaron miradas. —Queremos besarte —dijo Felix. Mordí mi labio nerviosamente. —No estoy segura si estoy lista todavía —dije. —Está bien —dijo Alex. Mi loba interior aullaba pidiéndome que los besara. —¿Estaban decepcionados cuando se dieron cuenta de que era su pareja? —pregunté. —¡No! ¡Claro que no! —dijo Alex. —Entré en tu habitación y me acosté en tu cama —dijo Calix. Recordé el olor de Calix en mi cama y sonreí. —Revisé tus cosas —dijo Alex avergonzado—. Lo siento, de repente me di cuenta de cuánto necesitabas, así que quería ver qué necesitabas que te comprara. Asentí. Alex era el práctico. —Me asusté porque pensé que nos rechazarías porque sabía que habíamos sido horribles contigo —murmuró Felix. No estaba del todo equivocado. Había considerado irme. —Me di cuenta de lo que pasaba cuando volví de mi primera transformación y olí algo increíble, y era en cada una de sus habitaciones —expliqué. Los trillizos sonrieron. —Así que entré en la habitación de Calix para investigar. Tenía demasiado miedo de entrar en las otras dos habitaciones por si se enfadaban. Tenía menos miedo de Calix —admití. Calix sonrió. Alex y Felix se pusieron incómodos. —Luego no estaba segura de qué hacer... Traté de evitarlos a todos el mayor tiempo posible mientras resolvía mis sentimientos. De hecho, pensé que ustedes me rechazarían —dije. —¿Qué? —dijo Felix riendo. Sus ojos se abrieron de par en par. —Nunca —dijo Alex. —Hemos estado esperando a nuestra pareja desde hace tres años desde que nos transformamos —dijo Calix. —Entonces, ¿cómo es que siempre salen con chicas al azar? —pregunté. —Somos hombres. Tenemos necesidades —dijo Felix simplemente. Sus hermanos lo miraron con furia, pero no dijeron nada en contrario. —Cuando estaba preparando la fiesta, pensé que tendría que verlos a los tres bailando lentamente con sus novias mientras yo servía bebidas —dije, riendo tristemente. Literalmente se les cayó la mandíbula. Los trillizos parecían horrorizados. Me reí de sus expresiones. Los ojos azules de Felix se oscurecieron un poco. Recordé cómo debía tener cuidado con mis risas alrededor de él y su lobo. Me atrajo hacia él. Un cosquilleo me recorrió. —¡Quiero llevarte a una cita, cariño! —dijo Felix, con la voz ronca. —Uhm... Seguro —dije débilmente.
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