Samara. Abro los ojos sonriendo, mirar el techo de la habitación no es muy divertido que digamos, pero, sí fue divertido ver la cara de horror que puso el lobito Kenner cuando le dije que, si quería exclusividad conmigo, que debía fingir que tenemos una relación, por supuesto que se negó, pero, eso no será por mucho tiempo, o al menos, eso espero, porque yo no me someteré a su pedido machista, bien puede irse a lavar pescados en el mar. Me río negando con la cabeza, estiro mis brazos quitando la pereza de mi cuerpo y me levanto para ir directo al baño, necesito una buena ducha. Minutos después, ya estoy peinando mi cabello, es que las primas Alves, nos han invitado, (arbitrariamente) a un almuerzo en la manada donde vive la señora Amelia, la cosa está en que, primero debo ir al centro d