Samara. Minutos antes… Me acerco a unos autos aparcados en medio de muchos árboles, aquí, la música es menos ruidosa, acepté esta llamada porque era una excusa para alejarme de ese grupo de amigos y de la mirada tan insistente del lobito tonto que cree que puede jugar conmigo, aparentemente, todavía no sabe quién soy yo. — Samara, ¿logras escucharme? Pregunta su voz, no le entendí un miércoles, pero, decido sacudir la cabeza para recostarme por un árbol. — Mason, lo cierto es que estoy en la recaudación de un instituto, por eso no logro escucharte muy bien, pero, puedo responderte los mensajes. Exacto, estaba hablando con Mason, quien me dijo que dentro de unos meses más, entrará en uno de los equipos para entrenar, por lo menos, para la banca, momentáneamente, sin embargo, el hech