El mismo día
Miami
Teresa
Hoy pensé que sería un día más, lleno de reuniones con los ejecutivos y mi padre, lo que no esperaba era encontrarme en el lobby del edificio de las oficinas de los hoteles con Alejandro, repitiendo que me llamo Ana Rivera, y creo que mi amiga quiso jugarme una broma, que ahora no sé cómo reaccionar, claro que tal vez tenga una ventaja al usar su identidad, en fracciones de segundo me doy cuenta que el auto de mi padre estaciona en la entrada del edificio y lo que menos quiero es escuchar que interrogue a mi amigo, mucho menos que sepa la locura que hice con un extraño, así reacciono haciéndolo pasar.
–Lucía recordé que tengo una cita con el señor, yo me ocupo de él.
–Alejandro me sigues por favor, estoy atrasada.
–Claro que si Ana, voy contigo a donde tú quieras– me asegura con malicia.
Enseguida avanzamos hasta el ascensor donde subimos mientras no tengo idea ¿Por qué está aquí Alejandro?, ¿Qué quiere? Hasta que rompe el silencio con su voz.
–Ana te has de estar preguntando ¿Qué hago aquí? ¿Qué busco?
–Alejandro para serte sincera ni en un millón de años hubiera pensado que te podría encontrar aquí, y si es cierto me tienes intrigada.
–Es fácil salir de la intriga, ¿Qué te parece si te invito a cenar? ¿A almorzar? Lo que tú quieras.
–¿Bajemos aquí? ¿Te parece? Vamos a la cafetería que tiene el edificio unos segundos porque después tengo que ayudar a mi jefa.
–Ganaste Ana, te sigo– me afirma mientras se abren las puertas del ascensor.
Enseguida caminamos hasta una de las mesas, donde él se comporta como un caballero abriendo la silla para sentarme esperando saber ¿Qué busca?
–Ana, aunque tú no lo creas nunca he hecho esto de andar buscando a una mujer, pero no sé qué me pasa contigo, no puedo sacarte de mi cabeza, y quiero que me dejes conocerte más, solo eso busco.
–¡¿Solo eso buscas?! Pues no lo creo, quieres que vuelva a tener sexo contigo, lo tienes escrito en tu cara y es tan evidente.
–Ana tú me interesas y claro que quiero recorrer cada parte de tu cuerpo, no lo voy a negar, pero quiero más.
–Alejandro ha sido un gusto volver a verte, pero debo de trabajar, nos vemos– le aseguro levantándome de mi puesto buscando el camino a los ascensores.
–¡Ana espera! No sé qué me pasa contigo, solo quiero que me des una oportunidad, piénsalo–me asegura alcanzándome cuando se abre la puerta del ascensor.
–Nos vemos Alejandro, que tengas un buen día– le afirmo sonriéndole.
Alejandro
¿Qué me has hecho Ana? Parezco un tonto sonriendo mientras recuerdo cada palabra que me repetía, y no exagero diciendo que daría lo que sea por volver a tenerla entre mis brazos, pero sabiendo que nunca se marchará de mi lado, en fin, en medio de mis pensamientos recibo una notificación en mi celular.
–Alejandro tendrás tiempo hoy para vernos, necesito tu consejo sobre un caso, además creo que encontré una forma de pagarte la apuesta.
Debe ser una broma, justo ahora que quiero algo más que divertirme con una mujer, Laura quiere que tengamos sexo, ¿Qué hago? Improvisa, invéntale una excusa, me grita mi interior.
–Laura estoy trabajando en un caso importante, si es muy urgente tu consulta llámame y te ayudaré– respondo y envió el mensaje.
–Alejandro, la verdad es que quiero que te ocupes del caso de una amiga, ella quiere divorciarse del imbécil de su esposo, sin que él se quede con la mitad de sus bienes, dame un consejo.
–Laura no me dedico a esos casos, pero tu amiga fue muy ingenua por no pedir un acuerdo prenupcial a su esposo, le toca darle la mitad de sus bienes al idiota con el que se casó, aunque no todo está perdido, busca algún vacío legal en los archivos de casos de hace unos cinco años, me parece que existe un antecedente.
–Gracias Alejandro, lástima que no tengas tiempo, porque te quería presentar a una amiga que recién llego de Londres, a ella le gusta divertirse y tal vez hubieras corrido con suerte con ella.
Unas horas después
Teresa
Por más que este molesta con Ana por hacerme semejante jugarreta, no puedo negar que me gusto ver a Alejandro aquí, incluso toda la mañana intenté concentrarme en cada reunión que tenía, pero era como un callejón sin salida que solo me llevaba a ese dios griego con el que tuve una noche inolvidable, incluso pensé que sería solo una aventura más para él, aunque a estas alturas no tengo idea si puedo confiar en sus palabras, quiero más, ¿Qué quiere con exactitud? ¿Una relación de amigos con derechos? ¿Una noche más? ¿Una relación formal? La verdad que su visita me dejó con muchas preguntas sin respuesta, además que no sé si estoy lista para volver a confiar en alguien.
Por el momento me toca escuchar cada palabra que repite mi padre finalizando la reunión, mientras solo veo desfilar a cada gerente de cada área hasta que estamos solos y me habla con su tono autoritario.
–¡Teresa! ¿Dónde diablos tenías la cabeza? Yo necesito que pongas de tu parte para que asumas el cargo que te corresponde en la empresa, además es hora que resuelvas tu situación con Fernando.
–Padre yo solo volví a Miami por mi madre, no me interesa ocupar ningún cargo en esta empresa, además ¿Por qué Bruno no sé hace cargo de la empresa? A la final él para ti es el hijo perfecto, yo solo soy la hija problemática, que ni si quiera puede conservar un hombre a su lado– le afirmo sarcástica.
–Teresa no empieces con lo mismo, no fue toda tu culpa lo que sucedió con Fernando, fue de ambos, por no poder superar la pérdida que tuvieron de su hijo, además el desgraciado de tu esposo cambió.
–Papá te equivocas, Fernando siempre fue un desgraciado solo que yo estaba cegada porque creía que me amaba, pero ahora no importa lamentarme solo quiero borrar todo nexo que existe entre los dos.
–Teresa la idea sería no perder ninguna acción de los hoteles, debes buscar la forma de solucionar tu divorcio sin que afecte a la familia, nosotros no podemos pagar por tus errores.
–Lo ha dejado muy en claro señor Andrés Davalos como siempre, usted tiene razón– le respondo sarcástica.
–¡Teresa deja el sarcasmo! Yo solo cuido los intereses de la familia, su patrimonio, además por más que quiera que tú hermano se ocupe de la empresa, él no tiene tu experiencia, tengo que admitir que sabes cómo resolver cualquier problema de la mejor manera.
–Por el momento me quedaré en la empresa hasta resolver el tema de mi divorcio con Fernando, luego me marchó y haré lo que me dé la gana con mi vida, ¿Te quedo claro papá?