- Creo que acabo de salvar un gran ejemplar. - Pues no deberías salvarlo, de hecho no debes llegar así, sin avisar. - Perdone, me invitó un buen amigo. - No, yo me refería a un lugar donde está una joven sola, podrías haberme provocado un infarto del susto. - No es miedo lo que quiero darte, sino placer. Me quedo de piedra, que pasa con el, madre mía me pone tan nerviosa, se acerca tanto a mi que siento su respiración, mi pecho respira con dificultad, siento que respiro rápido no puedo evitarlo, este hombre me hace sentir que mis piernas no tienen fuerza, su sola voz me estremece. - Si, ya me lo demostraste no recuerdas? - Si, pero tu me dijiste que querías sólo saber que se siente, y aún hay cosas que debes aprender, claro, si quieres, si no yo puedo sólo irme. - Pues vete, creo q