Narra Elga Me río para mis adentros cuando me doy la vuelta y veo a Noah sonriendo. —¿Qué? —Él está realmente feliz. Lo hiciste bien. Hago una reverencia extravagante. —Gracias. Tú también lo hiciste—la cena de Noah está en el microondas y me acerco para calentarla nuevamente. Se sienta en la isla de la cocina y cuando el electrodoméstico suena, me deslizo sobre su plato y le ofrezco un tenedor—.Ten. Noah mira los espaguetis con enormes albóndigas y se ríe. —Él te convenció para que le dejaras hacerlos, ¿no? –Sí, lo hizo. Revisé su trabajo después de la una y decidí que era demasiado divertido detenerlo. —Divertido, ¿ no? ¿Quién diría que tenía tiempo para eso? —Oh, ciertamente no tú. Le saco la lengua y sacudo la cabeza. Sentándome en el otro extremo de la isla, disfruto de