Capítulo XXIV C APÍTULO XXIVDe un tema pobre que, aunque breve, puede ser de importancia para la historia No era inapropiada la mensajera de la muerte que había irrumpido en la quietud de la habitación de la matrona. Tenía el cuerpo encorvado por el peso de los años, padecía un ligero y continuo temblor en las extremidades y su rostro, distorsionado y balbuciente, semejaba más una caricatura grotesca de algún lápiz insensato que obra de la mano de la Naturaleza. ¡Pero, ay, son pocos los rostros creados por la Naturaleza para llenarnos de gozo con su belleza! Los padecimientos, las penas y el hambre del mundo alteran las facciones igual que alteran el corazón, y hasta que estas pasiones no mueren y dejan de dominar el cuerpo para siempre, las nubes de tormenta no se disipan y despejan as