Capítulo XXI C APÍTULO XXILa expedición Cuando salieron a la calle, hacía una mañana triste; soplaba el viento y llovía intensamente, y el gris de las nubes presagiaba tormenta. Había llovido mucho durante la noche, por lo que en el camino se habían formado grandes charcos y las cunetas se desbordaban. En el cielo se podían apreciar ligeros destellos del nuevo día, aunque más que atenuarla, acentuaban la tristeza de la escena, pues la luz sombría hacía palidecer la de las farolas, sin arrojar ni una pizca de calor o luminosidad sobre los tejados húmedos y las calles grises. Parecía que no hubiese nadie levantado en ese barrio de la ciudad, pues las ventanas de las casas estaban completamente cerradas y las calles por las que pasaban, silenciosas y vacías. Cuando giraron por Bethnal Gree