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Capítulo VIII C APÍTULO VIIIDel viaje de Oliver a Londres y de su encuentro en el camino con un extraño joven Oliver alcanzó la cerca donde finalizaba el sendero y una vez más salió a la carretera principal. Eran las ocho en punto y, aunque se encontraba a casi diez kilómetros del pueblo, corría y en ocasiones se escondía detrás de los setos, hasta el mediodía, temiendo que le pudieran perseguir y dar alcance. Luego se sentó a descansar junto a un hito del camino y empezó a pensar por vez primera dónde sería preferible ir e intentar empezar una nueva vida. En la piedra sobre la que estaba sentado se indicaba, con letras grandes, que desde ese punto hasta Londres no quedaban más que ciento treinta kilómetros. El nombre desató otro hilo de pensamientos en la mente del muchacho. ¡Londres!