Capítulo VII C APÍTULO VIIOliver sigue rebelde Noah Claypole corrió por las calles tanto como pudo, y no se detuvo ni una vez a tomar aliento hasta que llegó a la puerta del hospicio. Tras haber descansado allí un minuto para preparar una salva de sollozos y una impresionante muestra de lágrimas y terror, golpeó con fuerza el portillo y presentó una cara tan pesarosa al viejo indigente que le abrió que hasta este, que no veía más que caras pesarosas a su alrededor, en el mejor de los casos, retrocedió asombrado. —Pero bueno, ¿qué le pasa al muchacho? —dijo el viejo indigente. —¡Señor Bumble! ¡Señor Bumble! —gritó Noah con bien fingida consternación y en tono tan fuerte y agitado que el señor Bumble, que casualmente estaba muy cerca, no solo lo oyó, sino que se alarmó tanto que entró co