Después que Williams salió de la habitación, sentí que debía sobrevivir ante aquel ataque que se planificaba en mi contra.
Tomé mi móvil para salir corriendo rápidamente de aquel hospital, no podía estar una noche más allí, debía escalar de las garras de mi esposo.
Después de salir del hospital, corrí lo más que pude sin mirar atrás, me aterré al pensar que Williams descubriera que había escapado del hospital y se propusiera seguirme.
Seguí corriendo hasta llegar a una calle solitaria, miraba hacia todos los lados, no sabía que camino tomar.
Tomé mi móvil y busqué entré mis contactos para ver a quien podía llamar, honestamente no quería molestar a nadie pero de alguien necesitaba para salir de todo este rollo.
Marqué muchas veces al número de mi mejor amiga, pero nunca respondió, quizás ya estaba descansando o en alguna actividad.
Mientras seguía caminado sin rumbo alguno, lloraba sin consuelo, hasta que mi mejor amiga me devolvió la llamada finalmente y por unos minutos me sentí alegre, y rescatada.
—¡Querida Tiara! Al fin me devuelves la llamada— Dije desesperada.
—¿Esmeralda que te sucede?— Preguntó un poco agitada.
—Taira… yo… yo…— No podía casi pronunciar dos palabras juntas.
Sin embargo lo que detuvo aquella conversación fue que mi móvil se apagó por falta de carga, en ese momento pensé que estaba completamente perdida.
De repente sentí un gran dolor en la parte baja de mi vientre, pasaba mi mano suavemente para calmar mi dolor.
Pero eso no me importó, seguí corriendo para alejarme de donde me sentía presa, de donde todos mi sueños y ilusiones se habían esfumado.
Inesperadamente empezó a llover, por lo que todo se empezó hacer más oscuro. Seguí caminado y caminado. Estaba débil, empezaba a sentir un dolor más fuerte en mi vientre pero aún así no me detenía, no podía esperar que Williams se diera cuenta que había dejado el hospital y me encontrara.
Me lancé al suelo bajo la lluvia, y empecé a gritar sin medidas, estaba frustrada, llena de dolor, pesar, odio, jamás había sentido aquel sentimiento tan destructivo en mi corazón.
Mi esposo había planificado todo para que perdiera a nuestro hijo, hizo que cayera al río y fuera arrastrada por las escasas corriente del Xochimilco.
¿Cómo pudo provocarme aquel accidente? ¿Que daño había provocado para que me hiciera esto?.
Me había mentido todo este tiempo, desde que supo que me había embarazado, se alejó y empezó a decir que era por el bebé. Pero la realidad es que no lo era, su plan era hacerme pedazos, lastimarme y dejarme sin vida.
¡Maldito Williams! Una vez más ¡Maldito Williams!, repetía una y otra vez mirando al cielo. De tenerlo todo, ahora no tenía nada.
De repente vi que un vehículo se acercaba, me escondía en la oscuridad para que no me viera. Su ruta era tan lenta que vi quien era que estaba allí.
Williams me buscaba, de eso estaba segura, se dio cuenta que había escapado del hospital, y seguro sospecha que lo sé todo.
Me busca para acabar con mi vida, pensé aterrada. Estaba a punto de caer en los brazos de mi esposo, de aquel hombre que me odiaba tanto y que a la vez yo amaba sin medidas.
Después de ver que el auto se alejó peo completo, seguí caminado sin energía, me sentía cansada, exhausta pero no podía detenerme, debía encontrar una salida ante aquella situación.
¿Cómo Williams pudo hacerme esto? Le había entregado todo mi corazón, había incluso abandonado mis sueños de ser doctora con especialidad en pediatría.
Solo pensaba en que había abandonado todo por él, es que era difícil creer que Williams había sido capaz de tal daño.
Aún recuerdo cuando nos casamos, era el día más feliz de nuestra vida, nos juramos amor eterno y cuidarnos pasara lo que pasar. ¿A donde se esfumó esa promesa?, me preguntaba sin parar de llorar.
De pronto no pude más del dolor, noté que sangre corría por mis piernas.
Mi esposo me había tendido una trampa para que perdiera al bebé que llevaba en el vientre, y he caído como una tonta, no pude darme cuenta antes. Ahora estoy corriendo en la oscuridad, estoy en un lugar totalmente desconocido para mi, no deja de correr sangre por mis piernas, ¡Maldito el día que me enamoré de Williams!.
Aún con sangre corriendo por mis piernas, no dejaba de correr, ¿Cómo una persona podía sentir tanto miedo? ¿Cómo podía olvidar incluso su pérdida para salvar su vida?
Mientras iba cruzando una calle desconocida, tuve un pequeño accidente. Un auto me había impactando sin lograr que fuera algo de gravedad.
De sopetón salió un hombre con un paraguas, preguntó; ¿Por que no mira a los lados?, pude haberla atropellado de mala manera.
—Usted debe de fijarse antes de acelerar su vehículo, en la calle hay muchas personas— Dije mientras permanecía tirada en suelo. Intentaba levantarme pero no podía.
Pero yo era fuerte, no había tiempo para ser débil, por lo que me dije a mi misma ‘Eres resistente Esmeralda, no puedes morirte ahora, debes hacerle justicia a la vida de tu bebé’.
No podía diferenciar aquel rostro por las luces del vehículo que daban directo a mis ojos, incluso intentaba taparlos porque molestaban.
—¿A donde va? Yo la llevo, es lo menos que puedo hacer después que casi la atropello— Dijo aquel hombre que me ayudaba a levantar del suelo.
—Si, llévenme a la dirección que le daré— Respondí mientras me subí al vehículo rápidamente.
Aquel desconocido empezó a conducir en aquella calle solitaria.
—¿No tiene temor que le haga algún daño? Es decir, soy un desconocido para usted que intentó atropellarla sin mala intención, yo estaría desconfiado, no me hubiera subido al vehículo de alguien así— Dijo mientras sostenía en su rostro una sonrisa sarcástica.
—No tengo tiempo para pensar en eso, y si fuera un maldito asesino, incluso si lo supiera, me arriesgaría a subirme con usted. No creo que sea peor que mi esposo— Respondí mientras contenía las lágrimas.