Marian y Emiliano van rumbo al obstetra de ella para poder conocer por fin el sexo de su primogénito, están nerviosos, van tomados de la mano, sus dedos se entrelazan. -¿Que te gustaría que fuera? - pregunta Emiliano nervioso. -Un niño, con tus ojos y tu manera de ser tan bonita - le mira fijamente a su marido y está en las nubes ante tanta felicidad. -Tantos piropos para mi, Marian eres la mujer más dulce qué hay en la vida, no se que haría sin ti - toca su vientre - sin nuestra pequeña familia, sabes desde que tengo uso de razón es la primera vez que me siento tan feliz, cuando mis padres murieron, me sentía muy solo y no creí que nadie fuera capaz de hacerme sonreír de nuevo. Pero gracias a ti y tu inmenso amor me siento pleno, te amo pequeña. -Emiliano, no sabes cuanto te amo, y te