Aunque el mundo entero pensara que era un asesino, que había lanzado a su esposa por las gradas para quedarse con su amante, no le importaba. Él sabía que no lo había hecho, tenía su conciencia tranquila. A pesar de sentir algo de culpa por la decisión de Ivana, no lo hacía un asesino. —Piensa lo que quieras, no me tiraré a morir porque tú o mi madre crean que yo la lancé. Antes de que sucediera esto, ya había terminado con Paola. Estaba dispuesto a darlo todo por ese matrimonio. Quería que mi hijo creciera en un hogar como el que yo me crie. —¿Quieres que te crea? —Inquirió sarcástica—. ¿En serio piensas que voy a creer que dejaste a tu amante para dedicarte a mi hermana si desde que llegué a esta casa no hacías otra cosa que lastimarla? —se retaron con la mirada—. Eres un infeliz que