Intentar meterse por los ojos

2039 Words
Erick se sentó detrás de su escritorio, miró a Darcy, no mostraba ninguna emoción, sin embargo sus ojos bailoteaban jugando con la vista, le daba amor a sus pestañas al disfrutar de lo que tenía a la vista delante de él. Darcy se sentía incómoda, no podía explicarse bien, su incomodidad, pues sentía que le gustaba estar en la llamarada de los ojos de este pervertido hombre lo que la molestara, pero a su vez, estaba disfrutando de lo que estaba pasando entre los dos. —Has venido hasta aquí, ¿me querías ver con urgencia? —preguntó Erick. —¿Me has extrañado tan pronto mi amor? —jugó al juego de palabras con la chica para ver su reacción. —No me llames tu amor, no está bien —el hombre pegó unas pequeñas risas. —Lo siento, dime ¿A qué has venido si no es por que pensara que deseabas verme?—preguntó. —Quiero hablarte de un asunto que está pasando en casa —dijo Darcy algo ansiosa. —Dilo, dentro de poco serás mi esposa puede hablar sin preocupación alguna —como Darcy hiciera silencio. Erick continuó. —La importancia está en que desees contarme, lo puedes hacer —dijo con algo de sonrisa en su rostro, algo muy inusual en él. —No vine a que te burles de mí, todavía no soy tu esposa, así que no me llames "esposa" —¿Porque no? solo tu decisión nos atrasa —volvió a señalar. —Se trata de Hans —dijo Darcy —su primo dice que quiere recuperarme como su novia —Erick dejó de sonreír para luego ponerse de pies y darle la espalda a Darcy. Su vista estaba puesta afuera, miraba por el ventanal hacia afuera pensativo, Darcy no podría adivinar en nada lo que él estaba pensando mirando afuera, la vista era hacia los edificios, hacia la lejanía. Después de un momento, se dió la vuelta y miró con cara seria a Darcy, él dijo: —Solo depende de ti si quieres aceptar a ese hombre de nuevo. —Lo sé —dijo la mujer mirándolo con desencanto. Darcy pensaba que ella no era lo suficientemente atractiva para Erick, que por eso a él no le importaba si volvía con su estúpid'o primo. Lo que ocurría era que estaban en diferentes sintonías. Y por malentendidos así, muchas parejas llegaban a un final en su relación. Como Darcy seguía parada detrás, Erick dió la vuelta y dijo: —Haz lo que creas conveniente para ti, yo aceptaré tu decisión. Darcy dió la vuelta para irse, se sentía humillada, no sabía ni porque había venido hasta aquí. Estaba tratando de atragantar el desbordamiento de las lágrimas que amenazaban por salirse de sus ojos. —Soy tan tonta, pero que puedo esperar de un hombre que acabo de conocer —se decía. Lo cierto es que al irse así, Erick sintió que su corazón habia sido aplastado por un gran peso, una tonelada de algo que quería quitarse de su pecho, salió detrás corriendo, todos podían verlo. —¿Vieron lo mismo que yo? —preguntó una de las secretarias de la oficina del Ceo. —Si —dijo otra de las secretarias, y así una y luego otra. —A eso le llamo enredo de faldas, ¿no? —dijo a manera de chismorreo. —Si, ¿viste el semblante de la mujer, como iba de prisa? —Si, lo vi bien —dijo otra. —Hay gato encerrado aquí —dijo la secretaria. Y es que como en cualquier lugar de trabajo, se reunía la cúpula de chismosas y chismosos. Erick vió a lo lejos a Darcy, ella iba caminando cabizbaja, el decidió seguirla, pero en esas apareció Hans, este se bajó de un lujoso auto, se acercó a Darcy, para tratar de convencerla. Erick sintió que su corazón estaba a punto de colapsar. Eran celos iracundos que sentía al ver a su primo Hans tratando de cortejar a su ahora novia, solo porque sabía que a través de ella podía recuperar la fortuna del abuelo. Sin embargo se dijo para sí que no se lo permitiría, que le pondría las cosas difíciles a Hans, lo consideraba un pervertido, un aprovechado y un charlatán. Lejos de cohibirse, se acercó a los dos y con cara sería le habló a Darcy. —Darcy, ven, vamos a hablar —la postura de Darcy era de resentimiento, pues no lo volvía ni a mirarle en la cara. —Pensé que yo decidía todo aquí, ¿porque el cambio de opinión? —Um, asi es, estamos en ese derecho, cambiar de opinión, de idea. —Bien —dijo, miró a su primo y le dijo. —Andas cerca para empezar a trabajar. —No tengo porque hacerlo —dijo Hans levantando una ceja como si supiera lo que ocurría. —¡Vamos! —repitió Erick a Darcy y la tomó del brazo y la dirigió al estacionamiento. Hans solo vió alejarse a su boleto de pase a su vida acomodada, todavía no sabía por qué a su mamá, su abuelo, le parecía una buena mujer como para ser su esposa, esta mujer era recatada y silenciosa. También ahora mismo, había visto más de cerca a Darcy, le pareció que ella era bellísima, atractiva y tenía un aire de pureza que a nadie se lo había visto. "Debo conquistarla", ella debe ser mi esposa, debía serlo por muchas razones, sea porque era su garantía para recuperar lo suyo, o lo era por que debía ganárselo a su primo bastard'o. Y porque ella primero era su novia, miró irse y perderse a las dos personas. Mientras tanto, Erick se sentía demasiado enojado, no le gustó ver a esta mujer hablando con ese hombre inescrupuloso. —No puedes hablar con todos los hombres —reclamó tan de repente. Darcy frunció el ceño, ella no entendía como es que este hombre después de decirle que podía decidir si volver con su ex novio, como si eso no lo afectara a venir a decirle que no debía estar hablando con ningún hombre. —Sorry for you. Pero yo puedo hablar con quién me dé la gana y eso ni tú ni nadie puede prohibirme—dijo Darcy. La cara de Erick se mantuvo rojo, no pudo esconder la rabia y los celos que lo habían hecho sentir vulnerable y malo. —Eres mi novia, no puedes irte así y estar coqueteando con otros hombres, estás deshonrando mi nombre y mi apellido —dijo de vuelta. —Jah, ni que fuera tu esposa para acusarme o reclamar alguna cosa —volvió a repetir su molestia la Chica, en efecto esto volvió más loco a Erick, este tomó del brazo a su novia y dijo lo siguiente. —Para mantenerte vigilada, primero te voy a traer a la Empresa a trabajar junto conmigo. —¿Qué, estás loco? —reclamó Darcy, en eso entró Nina con su currículum en mano, al ver a Darcy estar en una discusión, se puso a reír algo reservada, pues le daba gusto verlos pelear, si hoy estaba aquí era únicamente por que había cambiado de objetivo, o de hombre, ahora quería quedarse con el nuevo prometido de su hermana mayor. —Cuñado —dijo descarada e hipócritamente —este lo saludó con normalidad. Nina era bien descarada, a ella no le importaba la situación, ella se camuflaría a su gusto y beneficio, si entregar a su madre le traía beneficio, la vendería al mejor postor. —Cuñado, busco un empleo —dijo Nina, ella puso cara de aflicción, pero Erick sabía que estaba fingiendo, pero quería hacerle creer que él le creía. —¿Entonces, mi primo Hans te permitirá trabajar? —Ump, él no lo decide —dijo con cara de aprieto. —Seria una verguenza para tus Padres dejar que una de sus hijas esté trabajando —sentenció el hombre siempre tratando de hacer creer que le creía. —Oh no, para mí padre, soy harina de otro costal desde el momento de ser desposada por Hans, ya no soy hija de dominio —dijo Nina poniendo cara de borrega. Ante todo esto, Darcy solo miró a su hermana estar labrando el camino hacia Erick, ella solo se rió en actitud reservada, viendo esto, Erick se sintió algo molesto, pues creía que su prometida actuaría celosa de su decisión y el cariño de él. Y por ese mismo sentimiento de enojo, preguntó a Nina. —¿Y que sabes hacer? —ante lo que Nina quedara aturdida, pues buscaba que inventar para quedar bien ante él y decirle que sabía hacer muchas cosas, sin embargo la realidad era que no sabía hacer nada mas que embaucar hombres. —Mi hermana solo sabe meterse en la cama de un hombre, a menos que quieras eso de ella, la contratarás —dijo Darcy. A Erick le pareció lindo ver su lado tóxico, sin embargo mantuvo su cara de pocos amigos, como si no le llegara a él lo que dijera su novia. —¿No regañarás a Darcy por insultarme?—dijo Nina con cara descompuesta. —No, es la opinión de ella con respecto a ti. Y te diré una cosa, no acostumbro enredarme con cualquier cosa, si es trabajo lo que buscas, eso es lo que puedo proporcionar, mas nada. De lo contrario, la puerta siempre está abierta. Nina hizo un puchero y miró a Darcy de mal genio, ella dijo: —Nunca he trabajado, pero puedo aprender. —Entonces, ve a la oficina de recursos humanos, ahí te darán un espacio y algo que hacer. —Me gusta el orden, que sean responsables con el trabajo y muy puntuales en la llegada. —¿Dijiste que me ubicarán a algún lado, yo quiero ser tu secretaria? —pidió Nina. —Ya instruí en lo que vas a trabajar, menos como mi secretaria —aclaró Erick. Darcy entrecerró sus ojos, luego dio la vuelta para marcharse, pero Erick la tomó de su cintura pequeña y la jaló hacia su cuerpo abrazándola, él dijo con certeza. —No te preocupes, no permitiré que nadie se meta en mi cama. —tan pronto como lo dijera, la cara de Nina se puso verde de coraje y la de Darcy se puso roja hasta el tronco del cuello. —Que cosas dices, Erick —dijo Nina, pero de inmediato Erick le respondió a regaño. —Para ti soy Señor Erick Thompson, nunca olvides eso —regañó el hombre, dejando a la mujer avergonzada. Darcy se sintió feliz al ver que Erick no era como Hans, sin embargo no cantaría victoria, pues sabía que su hermana buscaría la forma de acercarse a Erick. —Yo… yo lo siento mucho, creo que mi hermana ha hablado demasiado mal de mi. Si tú quieres puedes ir a preguntar a Hans tu primo, él dirá como fue el asunto entre nosotros —dijo Nina tratando de lavarse las manos como niña buena. —Tu vida amorosa no me importa, así como tampoco tu reputación, solo serás una subordinada mas, no tendrás mas beneficios por ser la “hermana” de mi futura esposa —aclaró Erick. Las palabras de Erick en aclaración de lo que se esperaba de Nina fueron tan claras, tan contundentes que no le sobró dudas a la joven mujer, en cambio Erick mandó a llamar a su secretaria y al entrar esta, le pidió acompañar a Nina al área de recursos humanos. —¿Entonces, ya estás calmada? —preguntó Erick a Darcy al verla relajarse ante el momento de marcharse Nina. —N-no estaba nerviosa —dijo ella mirando para otro lado. —¿Ya has comido? Vamos a comer juntos —invitó Erick muy entusiasmado. Darcy ni siquiera había desayunado, así que hasta ese momento se había dado cuenta que su cuerpo pedía comida, aceptó de buena gana ir a comer con Erick. —Si, está bien. Tengo mucho apetito —dijo ella un poco apenada. —No te averguences conmigo —dijo él acercándose a ella y pasando un dedo sobre la nariz de Darcy, en su mente pensando, "que hermosa es"
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