Valerie se despertó al día siguiente con una mezcla de emociones. La conversación con Alejandro, el beso y la nueva situación con su madre la tenían en un estado de agitación constante, la cual trataba de controlar para que no afectara su embarazo. Se levantó temprano, sabiendo que tenía que ir al hospital para hablar con el médico sobre el nuevo tratamiento de su madre. Después de una ducha rápida y un desayuno ligero, Valerie salió de su apartamento y tomó un taxi al hospital. Durante el trayecto, no pudo evitar pensar nuevamente en el beso de Alejandro y en cómo había respondido a él. Sacudió la cabeza, tratando de enfocarse en lo más importante, la salud de su madre. Al llegar al hospital, se dirigió directamente a la oficina del Dr. Miller. El doctor la recibió con una sonrisa profe