A Isabela la cabeza le daba vueltas, fueron muchos cócteles en una sola noche, pero de alguna forma debía soportar ver como “El amor de su vida” de nuevo le era infiel, ella estaba convencida de que Charles debía serle fiel sin importar cualquier circunstancia, incluyendo el hecho de que ya no estuviera con ella.
—¡Oh! Preciosa tu mansión —Isabela miró de reojo todo y se sentó sobre el gran sofá de piel que estaba en la sala de Dorian
—Gracias cariño, la tienes a tu servicio ¿Quieres tomar algo? —Dorian se quitó su chaqueta, y se fue hacia un minibar
—No por favor, ¿Me puedes prestar tu baño? Es que…— a Isabela se le revolvió el estómago —Es que quiero
Dorian salió corriendo hacia ella, y la levantó
—¿Quieres vomitar? ¿Tienes idea de lo que cuesta lavar estos tapetes? Ven, vamos
