Herick le acarició la mejilla sonrojada de su esposa cuando terminaron su beso. Sus bocas se habían mojado por la humedad de sus labios, que habían danzado, unidos a los otros, sin querer separarse y sin querer detenerse, como queriéndose conocer más. No había imaginado, ni por un segundo, que terminarían de esa manera, ya que no tenía el interés de aprovecharse de ella. Era más, no había sentido ninguna atracción por ninguna mujer antes. Mas, su cuerpo había reaccionado ante ella, al verla así de herida y lastimada. Su instinto de protección se había activado al verla como había caído derrumbada en la entrada del club bar. Luego que ella le hiciera la propuesta de que le iba a regalar su noche de bodas y que le entregaría su virginidad, algo había despertado en. Sus emociones habían sido