“Es muy probable que las mejores decisiones no sean fruto de una reflexión del cerebro sino del resultado de una emoción”. —Eduard Punset
Con la negoción viento en popa, liberado del peso que representaba tener una relación amorosa y al mismo tiempo sin nada que perder en la vida, Erasmo accedió a ir con Antonio a un vuelo a Nueva York.
La razón, reunirse con una de las ventosas más importantes, la cual tenía una tinta muy interesante entre manos.
Al ingresar por el aeropuerto recordaba muy bien, que la última vez que estuvo ahí había salido en fuga, algunas cosas claramente habían cambiado por causa de él, como que ahora la escalera de servicio tuviera un enrejado, o cuando visito el baño aquel en parte por necesidad, pero también por curiosidad y nostalgia, encontró que tenía las ventanas tapiadas y en su lugar se habían colocado extractores de aire.
Fue Antonio quien se encargó de tramitar los pasaportes y los permisos, el vuelo seria privado solamente irían Antonio, Sarahi también llamada V125-032 y el.
Para encubrirse Antonio tenía doble identidad si bien adentro de la organización se le conocía como Céfalo, ante las tintas y otros externos se presentaba como V014-025, era la estrategia para que nadie supiera que él era la cabeza.
Aunque esto era muy diferente pues el personaje con el que se reuniría quería conocer al líder en persona, tenía mucha información, pero no solo quería dinero, quería ser parte del grupo.
Ante las autoridades del aeropuerto sin embargo se presentaba como subsecretario de investigación financiera mientras Erasmo y Sarahi eran sus escoltas privados, todos portaban una pistola escuadra de 9 milímetros con capacidad para 7 balas y dos cargadores de repuesto.
Sarahi era militar desertor, había pertenecido a la marina donde estudio enfermería, ella se encargó de capacitar a Erasmo. Durante un mes le había enseñado tácticas militares de defensa personal y espionaje.
Octopus no era un grupo conspiranoico más que buscaba información en la Deep web, eso era de niños, era un grupo que se había infiltrado hasta lo más recóndito de las instancias gubernamentales de todo el mundo, tenían acceso garantizado a información sí, pero también a expedientes y a personajes de toda índole.
Sus alcances eran inimaginables, su poder rivalizaba era muy grande y su influencia era tal, que naciones enteras y grandes corporaciones estaban doblegadas a sus intereses.
Y con todo eso, eran un grupo que operaba en las sombras, perseguidos y buscados por todo el planeta, por ello a todos los agentes incluido a Erasmo se les otorgaba una píldora roja, en caso de estar perdidos tendrían que morderla y morirían en segundos, les evitarían asi sufrir la tortura o el chantaje del enemigo.
El vuelo duraría aproximadamente tres horas al llegar una camioneta blindada aguardaba en su interior otras tres ventosas dos hombres y una mujer, serían trasladados a un hotel de lujo, la reunión sucedería por la mañana.
La suite de Erasmo era muy amplia, tenía un baño con decorado vintage al estilo de los años ochenta, además las cortinas eran de color vino haciendo juego con el color de las cobijas que cubrían la cama King Size y al mismo tiempo un enorme contraste con el tono azul rey de la alfombra.
Se tumbo sobre la cama, no podía evitar pensar en todos los desafortunados eventos que lo pusieron en ese camino.
Recordaba a sus padres, sus juegos infantiles en el parque del barrio, su casa, su escuela, sus amigos, le dolía en el alma pensar que muchos de ellos ya no existían, le pesaba pensar que habían muerto por su culpa, por su estupidez, que idiota más grande, infiltrarse en una página del gobierno usando un servicio para enmascarar su identidad y luego exponerse públicamente en las r************* .
Luego, su viaje a México, su peregrinar, Don Erasmo, cuantas cosas, fue como su segundo padre y Rubí, oh que belleza, que momentos tan gratos, aun no entendía porque se había ido, pero empezaba a aceptar y resignarse a una vida sin aquella mujer que para él lo era todo.
Entre llantos, nostalgia y grandes recuerdos se quedó dormido, despertó hacia las siete de la mañana, pidió un expresso americano y galletas para el desayuno, se ducho y la ducha le recordó más a Rubí, el aroma de su cuerpo húmedo, la sensación de sus besos era como tenerla otra vez ahí, Vistió con su traje azul oscuro, y salió rumbo a la recepción, no tuvo que esperar mucho tiempo a que llegaran Antonio y Sarahi juntos salieron del edificio, afuera ya hacia otra ventosa en un automóvil n***o.
Se movieron por las calles transitadas y llenas de tiendas, Erasmo nunca se imaginó estar ahí en los Estados Unidos, aunque su sueño siempre fue visitar Disney sabía muy bien que aquella visita era todo menos un paseo turístico.
–Que tal pasaste la noche 998, –Dijo Antonio, en las conversaciones para abreviar solo se decían los últimos dos o tres dígitos.
Erasmo salió de su hipnosis y dijo –ha sido muy placentera 25, ha sido un gran detalle de tu parte habernos conseguido esa suite.
Antonio sonrió, no le interesaba realmente la pregunta, quería cerciorarse de que Erasmo había entendido las indicaciones acerca de cómo se dirigían entre ellos en adelante, Erasmo en el fondo también lo sabía.
–Muy bien Erasmo, relájate un poco, –no conoces a Natasha verdad, –dijo refiriéndose a la conductora–, es una de nuestras mejores agentes y a seguido de cerca en proyecto Viling.
–Un Gran placer, –Dijo Erasmo.
Natasha sonrió brevemente.
–el placer es todo mío Marquito, –dijo con ironía–, oh si conozco cada detalle de tu historia y estoy seguro de que te encantara conocer al personaje que vamos a visitar.
Erasmo se desconcertó, Si bien Antonio le había dicho que iban a ver a una persona importante, no comprendía del todo las palabras de Natasha, –a que se referirá, será que lo conozco, tiene que ver conmigo, o hay alguna otra relación, –pensaba.
–Que paso amiguito, te has quedado mudo, no me gustan los tímidos eh –dijo Natasha con tono de burla.
Sabía perfectamente que le había dado mucho en que pensar a Erasmo. Antonio sonreía divertido, Erasmo balbuceo un poco.
–Eh, No, solo pensaba, –dijo.
–Míralo, sabe pensar, –dijo Natasha dirigiéndose a Antonio, quien venia en el asiento del copiloto.
–No le prestes atención, ella es asi, –dijo Antonio.
–¿Me conoces de algún lado? –Pregunto ella.
–de todos, –respondió Antonio con jiribilla.
–ah Caray y ¿Cuándo fue eso que ni me entere? –dijo Natasha riendo.
–Yo no necesito que me abras la ventana –dijo Antonio.
–mmm, si tú lo dices, –dijo Natasha restando importancia al comentario de Antonio, luego se dirigió hacia Erasmo, quien se divertía con la conversación.
–Bueno ternurita ya estamos llegando, cualquier cosa soy 89 estamos.
Erasmo asintió.