“Dios… ¿Dónde me fuiste a meter?”
Este era el pensamiento recurrente de Lisa. Si bien las horas parecían irse de lo más rápido, para Lisa, todo iba muy lentamente, no deseaba más que dormir un poco, pero, por obvias razones no podía hacer tal cosa, en ningún momento Benjamín la dejó sola, ahora, las pocas personas que había podido conocer le felicitaban ya que, su luna, era sin dudas alguien hermosa en todo aspecto, le han ofrecido comidas y bebidas de buen sabor y presentación, esto haciendo obvio que era la invitada de honor. Como si hace unos momentos no la estaban mirando como si quisieran matarla, pero, vamos, quizás esto solo era un instinto, Lisa se recordaba que, estas personas no eran humanas, aunque parecieran normales, era diferentes a ella. Para este punto el único tema de co
