LA NOCHE OLVIDADA
FABI
He pasado una noche muy agradable en compañía de Manuel, él es todo un caballero, parece un príncipe azul de esos de cuentos infantiles siempre tan atento, me inspira confianza, pues en ningún momento ha intentado propasarse conmigo, lo cual habla muy bien de él, he estado tan agusto que el tiempo se me pasó volando y ya está por amanecer, Valeria y Alan debe estar también muy agusto porque ni siquiera se han reportado. Espero que Vale, al fin, pueda tener una vida normal.
— Me la he pasado muy bien, Manuel, pero ya está por amanecer — señalo
— Eres una grata compañía para mí, Fabi, por favor, permíteme invitarte a salir alguna vez, de día, de preferencia
— Por mí, encantada
— Entonces, pásame tú teléfono para estar en contacto
— Seguro
— Por cierto, intenté llamar a Alan, pero me manda a buzón
— Yo llamaría a Valeria, pero yo traigo su celular en mi bolsa
— No te preocupes, ella está en buenas manos, te lo prometo, si quieres vamos a tu casa y allí los esperamos, estoy seguro que Alan la llevará pronto.
Nos estacionamos afuera de la casa y seguimos platicando hasta que…
VALERIA
Ya amaneció, intento tomar mi despertador para saber la hora, pero no está, en lugar de ello tomo otra cosa ¿Qué rayos es ésto? Abro los ojos y no reconozco el lugar, ¿Dónde estoy? Mi respiración se agita al descubrir que estoy desnuda, me pongo muy nerviosa al ver que dormí con un hombre, ¿Quién es él? ¡¿Qué hice?!
Tomo mis cosas y me pongo lo primero que veo, se nota que no es de mi talla, pero no encuentro nada más que ponerme, trato de salir a como dé lugar, pero la puerta está cerrada, estoy tan desesperada, intento relajar mi respiración para concentrarme, pues no quiero despertar al hombre y cuando al fin logro abrirla, salgo corriendo rumbo a mi casa, veo que sólo debo cruzar la calle y allí está Fabi con su amigo.
— Valeria, al fin llegas, no podía entrar sin tí, mi mamá me mataría si sabe que te dejé sola
— Pues ya estoy aquí, entremos — respondo tratando de controlar mi nerviosismo.
— Nos vemos luego, Manuel — se despide Fabi
— Hasta luego.
Entro directo a mi habitación, fingiendo en el trayecto que estoy bien aunque cansada, apenas llego y me pongo la pijama y me meto bajo las cobijas tratando de recordar la identidad de ese hombre y el cómo fue que terminé en la cama con él, siento mucha angustia y sólo quiero dormir y olvidarme de este momento, de mí misma y de todo a mi alrededor.
ALAN
Amaneció y ella ya ya no está, anoche caí tan rendido que ni siquiera me dí cuenta a qué hora se fue, estoy tan intrigado, la chica dulce y sendual que desaparece al amanecer, es toda una aventura que sin duda, disfrutaré al máximo, sólo espero que no se vuelva una adicción, una bendita adicción este juego de desaparición.
Mi celular sigue apagado, pues ni siquiera supe a qué hora volvió la luz para ponerlo a cargar, ¡Qué noche! ¡Y qué mujer! Sólo al recordar sus besos y sus caricias vuelvo a sentir ese calorcito recorriendo por todo mi cuerpo, esa sed intensa e insaciable de su pasión, ¡pero ni siquera le pedí su teléfono! ¡Qué tonto soy! Aunque supongo que no debo preocuparme, pues sé que a Manuel no se le habrá escapado pedirle su teléfono a Fabi, además, a éstas horas ya debe saber dónde viven, definitivamente, no sé qué haría sin él, pero nunca de lo diré o se sentirá el papá de los pollitos.
— ¿Y ahora quién es el pillín, eeh? — me dice Manuel molestándome en cuanto entra a casa, una gran sonrisa se me escapa y no puedo ni responder — No se te escapa ni una, bandido.
— ¿Qué te puedo decir, hermano? — respondo orgulloso de mi osadía
— Absolutamente nada, mandaré a hacerte una estatua y le pondré una veladora cada noche de conquista para que nunca me falten las chicas lindas a mi alrededor
— Déjate de payasadas y dime, ¿cómo te fue con Fabi?
— Es una chica maravillosa, no sabes lo sencilla y perfecta que es, nada que ver con ninguna de las que conocemos
— Pero ve despacio que te puedes tropezar
— Claro, habló el mejor ejemplo a seguir
— Es una chica tan linda y apasionada, no sabes qué noche
— Pues por esas ojeras, puedo imaginarlo, mejor vuelve a dormir que pareces zombie.
— No creo que pueda, tanto pensar en ella me tiene vuelta loca la cabeza
— ¿Y sólo la cabeza? — se burla
— Deja de ser tan burlón y metiche
— Está bien, entonces vamos a alistarnos para ir al antro, el señor Ibarra debe recibir el informe de la inauguración
— ¡Date prisa! — sugiero
— ¿Yo? Pero si tú siempre tardas horas
— No digas mentiras, tú de aquí a que te maquillas y te depilas el área del bikini y todo eso
— Eso no es de hombres, yo no me maquillo, yo soy guapo por naturaleza — respinga
Luego de un rato, llegamos al antro donde ya nos esperaban para el informe.
— Patrón, — se dirige a mí el administrador — la inauguración fue todo un éxito, rebasamos la meta y los comentarios han sido muy favorables
— ¿Se reportó algún incidente?
— Sólo la pelea, pero afortunadamente no pasó a mayores, usted y el señor Manuel son unos héroes
— No es para tanto, sólo hicimos lo debidamente
— Lo felicito por su nuevo éxito, señor Ibarra
— Sólo un favor les pido, a nadie le digan que yo soy el señor Ibarra, todos deben pensar que él es un hombre mayor y cascarrabias, ¿De acuerdo?