Nada más pasar por la entrada principal, Aline se dio cuenta de que no había ni un alma viva en el interior del museo. El lugar estaba vacío y sumergido en la oscuridad.
Aline sintió una fuerte aprehensión por lo que podía estar sucediendo y como si no fuese suficiente llegar a su supuesta fiesta de compromiso en la que nadie se había presentado, ella comenzó a escuchar unos gemidos que venían de la sala de fondo, desde donde brillaba una luz intensa como si estuviesen proyectando una película.
Cada paso que daba el corazón de Aline subía por su garganta hasta casi ahogarla por la desesperación de reconocer su voz entre los gemidos que se escuchaban. Ella dejó su pequeña cartera caer al suelo cuando entró en la sala y lo vio. Un video suyo teniendo sexo con un hombre y delante de la gran pantalla estaba él. Will estaba sentado en una silla sujetando una botella de whisky, parecía demacrado y cansado. Era extremadamente doloroso verlo.
-Will…puedo explicártelo…-murmuró Aline, pero él no la escuchó.
Will lanzó la botella contra el proyector rompiéndolo y luego se abalanzó sobre Aline tomándola del cuello y apretando con mucha fuerza, sin importarle el daño que le estaba haciendo.
-¿Qué me vas a explicar? -inquirió con una sonrisa que no coincidía con el odio que había en su mirada. -¿Me vas contar con lujo de detalles cómo te has acostado con varios hombres y cómo los chantajeabas con ese tipo de vídeos repulsivos que te atrevías a grabar?...¡¿Eso es lo que me vas a explicar maldita puta?!... ¿Me vas a restregar en la cara como te abrías de piernas por dinero?
-¡No, no Will, no sabes lo que pasó de verdad…puedo explicarte todo…yo no grababa esos vídeos y tardé en saber de su existencia, los hacía mi madre…¡Por favor, por favor escúchame!
Aline gritó cuando Will la tiró en el suelo pues no podía soportar mirarla a la cara.
-No me digas que le vas a echar la culpa a la persona que me ayudó a abrir los ojos. -escupió William haciendo una mueca de asco y Aline negó, por supuesto que no le sorprendía que su madre estuviese detrás de todo aquello. Solo se maldijo por creer que Francesca no sería capaz de darle un golpe como ese a su propia hija.
-No sabes nada sobre mi madre Will, es una mujer muy ambiciosa y me utilizó durante años para lograr sus mas sucios objetivos…¡Me vendió por dinero!
-¡No es a tu madre la que estoy viendo gimiendo como una perra en ese vídeo, es a ti! -rugió William con una rabia mal controlada y sin permitir que ella se levantase del suelo la agarró de los cabellos y la arrastró al frente de una mesa donde tenía todas las fotos que Francesca le entregó. -¡La única puta que veo en esas fotos es a mi prometida!
Aline comenzó a llorar desesperada y se rompió cuando Will la soltó restregando su rostro contra las fotos íntimas.
Aferrándose al amor que sabía que se tenían Aline intentó hablar con él, se puso de pie y lo miró fijamente con el corazón en la mano.
-Hay mucho detrás de todo lo que estás viendo. -habló Aline con la voz rota. -Es cierto que una parte de mí no es digna de tu amor, pero hay otra que está luchando contra todo por ti…porque quiere ser feliz a tu lado…porque te amo Will…
William la calló dándole una bofetada que volvió a tirarla al suelo.
-¡Nunca más vuelvas a decir que me amas, porque lo único que siento por ti ahora mismo es asco Aline, me causa repulsión tener que verte la cara! -respondió señalándola con el dedo y con una mirada fría que hizo añicos el corazón de Aline. -Tu lugar es en la calle como la perra que eres. No sé si lo que dices sobre tu madre es cierto, pero déjame decirte que no eres mucho mejor que ella. Me has engañado y no quiero imaginar con qué clase de intenciones. -Will se agachó delante de ella mirándola con desprecio -pero se acabó maldita zorra, se acabó tu maldito juego. ¡Y si te vuelves a acercar a mí …si te atreves a cruzarte otra vez en mi camino te juro que te voy a hundir hasta que conozcas el verdadero infierno!
La mujer con su vestido dorado se vio sola y abandonada en uno de los lugares más importantes de la ciudad. Aline casi se ahogó en un llanto desgarrador cuando vio a William salir del lugar, rompiendo para siempre su relación sin darle una oportunidad para contarle como todo había empezado, como su madre la había utilizado.
Sus ojos se empañaron siguiendo la silueta del hombre que amaba hasta la puerta y una parte de ella murió allí mismo en aquel suelo frío, porque el amor de Will no fue suficiente para perdonar o por lo menos escuchar las explicaciones de la mujer que tanto lo amaba. Hasta allí llegó el amor de William Kross.