Aline recogió la revista y la guardó en su bolso. Entonces se marchó a su departamento cargando aquella portada, que le ayudaría a recodar cada día por qué tenía que seguir adelante, sin mirar atrás. William lo hizo por él mismo, pero ella tenía que hacerlo por su hija. Lo que Aline no esperaba es que la bebé sería pronto su único motor para continuar, porque en su departamento algo ocurría. La señora Linn atendía a su hijo que se negaba a comer. Por ese motivo tuvo que dejar a Augusto solo más tiempo que el de costumbre. La cama en la que dormía el padre de Aline era muy pequeña, pues no había posibilidad de cambiarla por otra más cómoda por el tamaño de la habitación y la que tenía no estaba apta para una persona con sus necesidades. Todo lo contrario, incluso podía ser un peligro pa