Ajena a los problemas de su esposo, Aline llegó a las instalaciones de su nueva oficina en Manhattan y miró ilusionada la fachada de su empresa en la Quinta Avenida. Aquello era un sueño hecho realidad, ¿y el pasado?... bueno, el pasado no pasaba de una horrible pesadilla que había llegado a su fin.
Aline se dirigió directo a la sala donde habían dispuesto de una pasarela para hacer pruebas con las modelos y nada más pasar el umbral se quedó paralizada al ver a Elóa, que se había quedado a cargo de Ivanna, desfilando como toda una profesional mientras que los demás la aplaudían.
Era una chica hermosa, sin duda su belleza podría cegar a cientos de personas y tenía lo necesario para conquistar las pasarelas más importantes del mundo. El sueño de cualquier adolescente, pero no de una madre
