—Elliot, detente— lo tomo de la mano mientras Erika y Carlos están ajenos a que este está aquí. Me mira con seriedad. —Por una vez en tu vida, piensa un poco antes de actuar como un idiota. Farfulla. Mira de nuevo a la mesa y de regreso a mí. —Te espero en el auto. Asiento. Lo veo dejar el bar y me encamino hasta la pareja. —Erika—. Digo con mi mejor cara. Esta me mira sentada desde la silla. —Yo me retiro a descansar —ella me mira sorprendida —Elliot está afuera esperándome— ladeo la cabeza y su expresión de sorpresa cambia a pánico. —¿Está aquí? —Sí, pero no te preocupes. Pueden estar tranquilos. Miro a Carlo. —Fue un gusto conocerte. Asiente con una pequeña sonrisa. Sin más, dejo el bar y cuando salgo a la luz del sol, miro alrededor en busca de Elliot y su coche. Lueg