Ricardo miró a uno de su hombre y sin pensarlo dos veces dio una orden. - Llévenla a su departamento. Hablaré con Dexy después. - Apenas llegué al país, no puedo estar encerrada todo el tiempo. Necesito distraerme y cuando te vi pensé en saludarte, a ti y a tu esposa. – Fernanda por primera vez en su vida estaba enfrentado a Ricardo. Siempre obedecía porque lo admiraba, pero para tener su edad que era veinticinco años, no tenía vida propia, la trataba como una niña de la que hay que proteger. – quiero tener la misma libertad que tú tienes, quiero tener una vida sin que me vigiles. – respiró desanimada. – La tía Dexy fue quién me dio una hora para salir. - Fernanda, no puedes estar aquí, obedece y ve con ellos al departamento. – por cada segundo que pasaba Ricardo se molestaba más. – n