Anahí, Secuestrada por mi jefe

Epígrafe Desde las profundidades surgió este deseo desmedido de ser descubierta por tus labios, acariciada por tus manos y profanada por tu cuerpo. Convierte nuestro afortunado encuentro en un oasis de gemidos y jadeos de pasión, poséeme como solo tú puedes hacerlo. Toma mi alma y arrójala a ese abismo de lujuria que desencadenas con tu mirada, puesta en mi piel desnuda. Prefacio Bajo una ardiente mirada, las flores más tímidas adquieren un brillo diferente. Un brillo otorgado por la fuerza de las manos que la tocan, los labios que la acarician y una lengua que juega con su c*****o hasta conseguir que sus pétalos se abran para recibirlo. Prologo Dos años antes Miro, sin poder creer del todo la escena delante de mí, intento convencerme de que estoy viendo mal, pero la realidad me lleva por delante y me muestra todas las veces que no quise aceptar lo que estaba sucediendo a mi alrededor. —Ya no puedo soportarlo más, no puedo seguir haciéndome la ciega cuando todo está tan claro. —La mirada de la mujer detrás de mi novio es de burla. No sé cómo pude creer que un hombre como él de verdad se fijaría en mí. —¿Qué esperabas?, ¿te has visto en un espejo? —Su tono de desprecio taladra mi alma—. Jamás podría llegar a tanto contigo, solo te utilicé, pero creo que ya no es necesario continuar fingiendo que me muero de amor por ti. —Sonríe cínico. —¿Por qué me haces esto? Yo de verdad te amo, creí en todas tus palabras, ¿y tú solo me utilizaste? —Ya deja el drama, desde un principio tuviste que haberlo sabido, eres un adefesio, es obvio que ningún hombre se iba a fijar en ti a menos que pudiese sacar algún provecho. —Observo a la chica y me doy cuenta de que está usando el vestido que compré hace dos meses, quería hacerme un cambio de look para gustarle más a mi novio, pero él me dijo que ese vestido no se vería bien en mí y lo dejé olvidado en el closet. —Se largan ambos ahora mismo y tu maldita zorra, quítate ese vestido, es mío —Intento acércame a ella para arrancárselo, pero Ricardo me sujeta con fuerza y luego me empuja, caigo al piso. —Ni se te ocurra tocarla, además te dije que ese vestido solo luce en mujeres hermosas y tu cariño, no eres esa mujer. —Le extiende la mano a su amante y ambos pasan por sobre mí, la puerta se abre y se cierra, y todo queda en silencio. Mis lágrimas caen y me queman la piel, el dolor lacera mi interior y me destruye por completo. El amor y la ilusión han muerto para siempre al aceptar la realidad, ningún hombre me tomará en cuenta jamás.