LA ANGUSTIA DE YULIA

2429 Words
CAPÍTULO 2 Los días siguientes fueron los más difíciles para la pobre Yulia, llevaba días sin comer y ya no tenía fuerzas ni siquiera para levantarse, fue llevada a la enfermería de la prisión para que le pusieran una solución salina intravenosa para hidratarla y algunos medicamentos que la ayudaran a resistir, estaba sumida en una depresión demasiado grande y solo deseaba morir para encontrarse de nuevo con su amada madre. Estuvo convaleciente durante 3 días, hasta que un guardia se acercó a ella y le informó que al día siguiente saldría en libertad, ella no lo podía creer, debía pagar 12 años de condena y tan solo habían pasado 3, el guardia le dijo que un juez había fijado una fianza y que alguien la había pagado; le darían el alta por la mañana y estaría libre poco antes del medio día. Esa noche no durmió mucho por la ansiedad de la espera, no entendía como era posible que de la noche a la mañana fuera puesta en libertad, eso le daba mala espina. Al día siguiente, se sentía cansada y agotada por no haber podido pegar el ojo por más de una hora, la enfermera la llevó a que se aseara y le devolvieron la ropa con la que llegó al penal, unos jeans negros rotos, una camiseta sencilla blanca de manga corta y unas converse negras. Yulia no podía creer su buena fortuna, pensaba que a lo mejor había sido su tío que lo había pensado bien y decidió ayudarla a salir, por mucho tiempo pensó que las odiaba a ella y a su madre, pero tal vez sintió un poco de remordimiento y quiso hacer algo por ella, era un hombre muy rico y poderoso. Pero cuando salió del penal quien la estaba esperando era el chofer del millonario misterioso con el que se había acostado unas noches atras por dinero y el mismo que la había llevado al hospital aquella mañana fatídica y que la había acompañado amablemente durante las malas noticias. — ¿Dante? pero… ¿que hace aquí? — No era posible que fuera el quién pagara la fianza, era demasiado increíble. —El Joven Enzo pagó su fianza y me envió a buscarla, necesita hablar con usted. — No iba a ir donde el tipo ese de nuevo, no era una mujerzuela, solo lo había hecho una vez para pagar el tratamiento de su madre y de nada sirvió. —No lo creo amigo. — Iba a comenzar a caminar para irse, pero el hombre no la dejó pasar. — Debe acompañarme, el joven pagó su fianza muy amablemente y ahora necesita de su colaboración. — Yulia estaba indignada al pensar que el hombre pensara que era una puta que se vendía al mejor postor. — ¡No soy una prostituta!. — Se defendió enojada. —Créame señorita Morales, lo sabemos. Sin tener más remedio Yulia se subió con desconfianza al auto del tipo, auto que resultó ser un lujoso mercedes n***o, no le gustó mucho saber que quien la había librado de la cárcel era ese hombre, pero si el tipo pensaba que ella era una mujer fácil que se vendía a cualquier aparecido iba a ponerlo en su lugar, debía saber que fue su primer y único cliente. Cuando llegaron a la mansión el hombre la hizo entrar, pero esta vez no por la puerta de servicio, si no por la entrada principal, le pidió a Yulia que siguiera hasta el despacho donde su patrón, el joven Enzo la estaría esperando. Yulia se sentía nerviosa de nuevo como la primera noche, su corazón palpitaba rápidamente, pero no demostró como se sentía. Tomó el pomo de la puerta en sus manos y abrió lentamente, se dio cuenta que el despacho era también una gran biblioteca y que frente a ella de espaldas, detrás de un escritorio de madera oscura se encontraba el hombre misterioso con el que había pasado la noche y al que no le había visto nunca la cara — Soy Yulia Morales ¿que es lo que quiere de mí?. — Necesitaba demostrar valentía y que el tipo se diera cuenta que ella no era una dulce paloma. El hombre se volteó lentamente hasta que pudo verlo perfectamente bien bajo la luz del ventanal, Yulia jadeó impresionada al ver al guapo espécimen que la miraba fijamente con cara seria. Era muy alto y debía medir al menos 1.90 centímetros, a diferencia del 1.60 de ella, cabello oscuro como el azabache y los ojos miel más hermosos que sus ojos hubieran visto, ella estaba sin palabras, era un hombre de aproximadamente 28 años, joven y guapo. Yulia nunca entendería como un hombre como este pagaría para estar con una mujer y peor aún, una como ella. —Soy Enzo Robles, sientese, tengo una propuesta para usted.— Sin pedir por favor, solo le ordenó como si ella fuera una de sus empleadas pero ella no titubeo ni un poco. —No entiendo que es lo que quiere de mí, pero le aclaro que no soy una cualquiera a su disposición ni a la de nadie. — Ella aunque no lo pareciera tenía dignidad. — Deje de hacer drama Yulia, lo que quiero es muy simple, la he sacado de la cárcel ahorrandole 9 años de condena, ahora como agradecimiento debe casarse conmigo en la mayor brevedad posible. — Yulia pensaba que estaba escuchando mal, este hombre se había vuelto totalmente loco. — ¿¡Que!?, ¡no!, imposible, no pienso casarme con usted ni con nadie. — Ella no podía creer lo absurdo de la situación, ese hombre estaba demente. —Le recuerdo señorita Morales, que la he sacado de a cárcel, no creo que quiera volver a ese horrible lugar. — La palabras fueron frías y sonaron como una amenaza real, Yulia no quería volver a ese horrible lugar, no era justo. —Pero... no entiendo ¿por qué yo?, puede conseguir a cualquier mujer que desee, yo soy una persona insignificante. — Quería librarse del compromiso ridículo sin molestar a su benefactor. —Pero la he elegido a usted, no sea desagradecida, Dante va a llevarla a la que será su habitación a cambiarse, me he tomado la libertad de comprar algunas prendas de vestir más acorde a su nueva situación, en cuanto esté todo listo le daré su contrato nupcial y podremos casarnos en el registro civil. La espero en el comedor a las 7:00 para cenar, sea puntual, no soporto que me hagan esperar. — El tipo solo ladraba órdenes y Yulia no comprendía nada, pero una cosa era clara, ella no iba a casarse con ese hombre tan extraño y mandón, no sabía por qué la había elegido, pero no estaba dispuesta a pasar un día más en esta casa, ahora era libre y ella iba a hacer uso de esa libertad como se le diera la gana. Dante entro unos minutos después y la dirigió como la primera noche a la segunda planta a la que sería su habitación, mientras subía las escaleras Yulia reparaba en la belleza y el lujo de aquella gran mansión donde ella totalmente desentonaba, también buscaba la forma de escapar del lugar sin que nadie lo notara; el hombre estaba bien estúpido si pensaba que ella iba a acceder a su juego. Ya en la recámara que le fue asignada, miraba todo con la boca abierta sorprendida por el tamaño y la belleza de los aposentos, ni en sus mejores sueños pensaría que pasaría la noche en un lugar tan espectacular. Aunque todo le parecía impresionante, debía primero pensar en como huir del lugar, miró al gran ventanal y se dio cuenta que había un balcón, salió rápidamente de la habitación y se asomo para mirar que tan alto era y si podía saltar, aunque era un poco alto pensó que había manera de bajar sin hacerse daño, tomó la cortinas y las rasgó y luego las amarro hasta tener una tela larga y resistente que amaro a una de las vigas del balcón y luego de probar su peso varias veces lo usó como soga para bajar e irse; el millonetas iba a quedar como un idiota cuando se diera cuenta que ella se había ido. *** **** **** *** Eran las 7:05 de la noche cuando Enzo comenzaba a perder la paciencia por la ausencia de su futura esposa en la mesa, lo primero que le había dicho era que odiaba la impuntualidad y esta era la hora que no aparecía; mandó al mayordomo-Chofer a buscarla, pero unos minutos después este llegó con la noticia que la mujer había escapado por el balcón de su habitación, Enzo hervía por dentro de la ira, la maldita mujer creía que él estaba jugando. — Tal vez era una mala idea, señor— Trató de calmarlo Dante, pero él era un hombre que siempre conseguía lo que quería y esta no iba a ser la excepción. — No, esa mujer no entiende que no estoy jugando, va a aprender a obedecer. — Se prometió esto así fuera lo último que hiciera en la vida, Yulia morales sería su mujer y su esclava y lo haría de buena gana. — Pude conseguir a alguien más señor. — Trataba de calmarlo el mayordomo. — ¡No!, la quiero a ella. — Era su voluntad y se iba a cumplir por las buenas o por las malas. .... .... .... .... Los días siguientes a su huida, Julia uso el dinero que le había pagado Enzo para buscar un lugar donde vivir, no sabía si el hombre la estaba buscando o si había hablado con la policía y ahora era una prófuga de la justicia, por lo pronto decidió cambiar un poco su apariencia y tomo su larga cabellera marrón y la cortó muy muy corta, luego la tiñó de un color muy oscuro que hacía que se viera más pálida de lo normal, no quería ser reconocida por nadie. Por ahora viviría en un motel de mala muerte mientras se calmaban las aguas, también consiguió trabajo como mesera en un bar de desnudistas a dos cuadras del motel donde se hospedaba, pensó que nadie la buscaría ahí y las propinas eran bastante buenas; aunque le habían propuesto que bailara como las otras chicas, ella se negó rotundamente y solo se dedicaba a servir bebidas a los clientes y a esquivar sus manoseos e insinuaciones. Una noche luego de salir del trabajo, iba caminando hacia su habitación cuando la sorprendió una visita inesperada, la figura de un hombre se cernió sobre ella y casi se queda sin habla por el susto. — Para no ser una puta, te gusta bastante la atención masculina. — Ese hombre estaba loco y era peligroso, no podía creer que había dado con ella, — ¿Como me encontraste? — Preguntó cuando pudo articular palabra. — Soy un hombre muy poderoso, no quieras jugar conmigo. — Yulia miraba hacia todos lados pensado en como podría escapar de esa situación, estaba asustada y a punto de correr cuando se vio rodeada de 3 hombres que parecían más gorilas que humanos. — Ni siquiera lo pienses Yulia Morales, ¿vas a hacer esto por las buenas o prefieres por las malas?.— Estaba acorralada y no había forma de huir. Enzo Robles le había ganado la partida. — Déjame recoger mis cosas y me iré contigo. — Trató de buscar una escapatoria, pero el hombre no era nada estúpido. — Uno de los guardaespaldas lo hará por ti súbete al auto, iremos a casa. — Arrugo la cara, pero obedeció la orden. Se subió al auto y Enzo lo hizo también, los hombres que los custodiaban iban uno al volante y otro en el puesto del copiloto y por si fuera poco detrás en otro auto los seguía otro de los gorilas, sería imposible que ella escapara sin que la atraparan con facilidad, debía aceptar su destino. — ¿Por qué insistes en perseguirme? pareces un loco. — Pregunto molesta mirándolo con odio. — Ya te dije, he decidido que vamos a casarnos y debes obedecer mis órdenes, te saqué de la cárcel deberías ser más agradecida. — Le recrimino el hombre con un tono tan fuerte que hizo que Yulia se estremeciera. — Pero no quiero casarme contigo, ¿por qué no puedes entenderlo?. — Ella no se lo iba a poner tan fácil, él la quería obligar a hacer algo con lo que ella no estaba de acuerdo, así que iba a ser muy insoportable a cambio. — Descubrí que hay muchas cosas que no cuadran con tu arresto y también hay mucho misterio al rededor de la enfermedad de tu madre. — Cuando Enzo dijo esto, de inmediato tuvo toda su atención. — ¿Que quieres decir? — Él había captado al fin todo su interés. — Tu tío es el responsable de tu arresto y de la muerte de tu madre. — Yulia no podía creer lo que este tipo estaba diciendo, no podía ser verdad; lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. — No es posible, ¡eres un mentiroso!. — Enzo estaba imperturbable ante el ataque de histeria de Yulia así que no le importó si estaba sufriendo, jugó su siguiente carta. — Puedo probarlo y hay cosas que aún no te he dicho. — Ella jadeo y lo miró con ojos muy abiertos esperando más confesiones. — Te estoy ofreciendo Yulia Morales, ser la esposa de uno de los hombres más ricos y poderosos de este país, tendrás dinero y poder a montones, podrás vengar la muerte de tu madre y recuperar lo que te pertenece por derecho, a cambio, solo te pido que seas mi esposa y que me des un heredero.— Yulia estaba en Shock, este hombre acababa de decirle cosas que aunque ya las sospechaba se había negado a creerlas, su tío había destruido su vida y por lo que le había dicho Enzo había matado a su madre, necesitaba hacerlo pagar por todo el sufrimiento de ambas, así que cegada por el dolor acepto el trato que le proponía el guapo millonario. — Acepto casarme contigo. — Respondió cuando llegaron a la casa mientras se bajaban del auto. — Comenzaré con los trámites de la boda, por cierto, pareces un chico con el pelo así. — Ella sonrió para sus adentros, esto apenas estaba empezando y no tenía idea a donde iban a parar, pero una cosa era segura, iba a vengarse y no tendría piedad.
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