EL TRATO
CAPÍTULO 1
Una noche fría y oscura Yulia morales fue sacada de su celda, donde había permanecido por 3 años pagando por un delito que no cometió, era muy simple, debía ir a casa de un hombre rico y dejar que este hiciera con su cuerpo lo que le placiera; a cambio ella recibiría la suma de 10 mil dólares que usaría para salvar la vida de su madre quien se debatía entre la vida y la muerte en una cama de hospital.
Habían arreglado que un guardia de la cárcel que era el encargado del negocio de tráfico de mujeres para entretener a hombres poderosos, la llevaría a la mansión del millonario que había pagado por sus servicios.
Esa tarde le entregaron elementos de aseo personal para que estuviera limpia y presentable para meterse en la cama del hombre misterioso, también le entregaron una muda de ropa y lencería especial para que usara esa noche. A pesar que para ella no era algo fácil de hacer, había accedido y estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de salvar a su amada madre de la muerte, por eso siguió todas las instrucciones que le dieron y se subió al transporte donde sería llevada al lugar del encuentro.
La mansión quedaba a una hora del centro penitenciario y durante el recorrido Yulia pensaba con preocupación y miedo en lo que iba a hacer.
Al llegar a la mansión el guarda le dijo:
—Bájate, vendrán por ti en la mañana y luego te llevaran al hospital, te advierto que si haces algo para escapar, asesinaré a tu madre antes que puedas siquiera llegar para salvarla. — Ella asintió y se bajó del automóvil.
Fue ingresada a la gran casa por la puerta de servicio por un hombre gigante que se identificó como: Dante el mayordomo, este la dirigió a una habitación oscura en el segundo piso, le indico que se sentara en una silla en medio del lugar donde debía esperar al tipo que pagó por ella, luego se fue, no sin antes ponerle a la indefensa mujer una venda en los ojos.
Yulia se preguntaba si el hombre al que fue vendida era tan horroroso y desagradable para no dejar que ella lo viera; su corazón latía tan fuerte que podía oírse él ¡bum!, ¡bum!, en la oscuridad de aquella habitación.
Luego de lo que pareció una eternidad escuchó la puerta de la habitación abrirse y unos pasos acercarse a ella, Yulia estaba nerviosa y expectante, escuchó con atención los pasos que se acercaban donde estaba sentada y su cuerpo temblaba de miedo, la persona quien supuso era el hombre con quien pasaría la noche se detuvo a su lado por un momento y luego se apartó, unos minutos después volvió nuevamente a su lado y hablo con voz fuerte y gruesa:
—Abre la boca. — Yulia estaba asustada, pero había aceptado hacer lo que fuera que él quisiera hacer con ella, así que obedeció separando sus labios mientras el hombre ponía el vaso con un líquido amargo y desagradable en su boca. — Es coñac para que te relajes, parece que va a darte un infarto en cualquier momento. — explicó el extraño, el líquido quemó su garganta cuando lo tragó la primera vez, pero luego de un par de sorbos sintió su cuerpo relajarse, no estaba a acostumbrada a beber y tenía el estómago vacío por lo que minutos después se sintió mareada y un poco borracha, entonces el hombre volvió a hablar:
—Soy Enzo, voy a atarte las manos para que no me toques y vas a quedarte callada mientras disfruto de tu cuerpo y hago con él lo que se me dé la gana. —Ella solo se limitó a asentir, había hecho un trato con su carcelero de portarse bien y complacer a su cliente a cambio del dinero que salvaría a su madre, por lo que no se negaría a nada de lo que el tipo quisiera hacerle.
Esa noche lejos de lo que Yulia pensó, tal vez por el alcohol que consumió o tal vez por lo cuidadoso y tierno de su desconocido amante de turno, había disfrutado de estar con él, fue un amante generoso y la hizo disfrutar de espectaculares orgasmos que ella nunca en su vida soñó sentir. Podía incluso decir que, la había pasado bien cuando el hombre misterioso la tomó en diferentes ocasiones, aunque sin quitarle nunca la venda de los ojos o desatarle las manos.
Agotada por tanto esfuerzo, ella cayó en un sueño profundo y cuando despertó por la mañana estaba sola en la gran cama de la habitación, ya desatada y sin la venda. Se levantó y en la mesa de noche encontró el sobre que contenía el dinero prometido, Yulia lo agarro rápidamente y revisó la habitación en busca de un baño, cuando vio la puerta que daba al lugar entró y se aseó lo mejor que pudo, luego se puso en marcha para ir a ver a su madre, cuando bajó las escaleras Dante el mayordomo la esperaba junto a la entrada.
—El joven Enzo, me ordenó antes de irse a trabajar que la lleve a su siguiente destino. — Ella volvió a asentir sin decir una sola palabra y fue con el hombre al auto que la llevaría a su última parada antes de volver a su celda en la cárcel.
El trayecto se le hizo eterno, pero Yulia iba muy emocionada por poder salvar la vida de la persona más importante en su vida; al llegar al hospital, se dirigió rápidamente a buscar información de su madre en un puesto de enfermeras, pero lo que no esperaba era la terrible noticia que la mujer había fallecido durante la noche.
—¡No puede ser verdad!, ¡traigo el dinero para su tratamiento!. — Repetía una y otra vez agarrando su cabeza al borde de un colapso nervioso.
—Lo siento mucho, señorita Morales, pero no pudimos hacer nada para salvarla. —Fueron las palabras del doctor que le daba la noticia con falso pesar.
—No, no, no. —Lloró una y otra vez sin poder creerlo hasta que fue llevada a la morgue donde el cuerpo de la mujer que tanto amaba reposaba apacible y sin vida sobre una fría camilla, le permitieron estar unos momentos junto a ella para despedirse mientras lloraba y maldecía sin consuelo, pidiéndole perdón por no llegar a tiempo. Yulia sentía que el mundo se desmoronaba a sus pies y que nada en la vida tendría sentido, ya que le había arrebatado lo único verdaderamente valioso que tenía, a su madre.
NOTA DE AUTORA
Queridas lectoras, oficialmente se abren las actualizaciones de esta hermosa historia, espero me acompañen hasta el final.
Gracias por su infinito apoyo.
XOXO
KkellyG
