Capítulo 3| Accidentes.

2148 Words
—Hola pa —me acomodo junto a él. —Pawder ¿Cómo fue tu día? —pregunta dejando su lectura de lado. Mi corazón se acelera de emoción al oír la pregunta de papá, hace mucho no sucedía esto. —Fue un buen día, en la mañana de camino a la escuela encontré una cafetería que hace el late como me gusta a mi —sonrió —, tuve economía, literatura y francés. —Me alegra que haya ido bien —me abraza. —Mañana haré la prueba para entrar en las animadoras, espero quedar. —Lo harás, siempre consigues lo que quieres. —Excepto que ustedes no me estén mudando cada dos meses —hablo entre dientes, de todas formas papá me escucha y se cruza de brazos. —Espero que puedas superar pronto el hecho de que ya no estamos en Florida. Si, como si fuera tan fácil. —Si, claro —ruedo mis ojos —. Este año quiero competir. —¿En las interescolares? —Si, como animadora. Estoy lista para hacerlo. —Me gusta la idea, pero no olvides el accidente del año pasado. Casi pierdes la vida, Paw. Como olvidarlo. Fue en agosto del año pasado, casi un año atrás. Estaba a un paso de conseguir entrar en las olimpiadas estatales de Florida con mi antigua escuela, de allí solo el éxito me esperaba, me encontraba entrenando con el grupo de animadores "Canguros de NormWest", estábamos concluyendo con la coreografía que la entrenadora nos había preparado, solo faltaba que Tyler me alzará en sus manos y ambos giremos para terminar el cuadro. Sin querer perdí el equilibrio y mis manos se escaparon de las suyas, estando boca abajo y con las piernas en posición vertical caí como un costal de papas al duro y frío suelo. Rompi una de mis muñecas, me disloque el hombro y mi cabeza se golpeo muy fuerte abriéndose una herida pequeña pero profunda en mi frente. —Estoy lista para hacerlo, enserio —suplico. —No lo sé, no estoy seguro de darte el permiso. Creí que solo entrenarías para no perder forma. —Papá, enserio quiero esto. No tengo miedo. —No se trata de que tú tengas miedo, se trata de que quien está aterrado aquí soy yo —caricia mi cabello—. Y aun espera a que tu madre lo sepa. —Sé que cuento con el apoyo de mamá ¿Cuento contigo? —tomo su mano dejándole suaves caricias buscando su respuesta positiva. —De acuerdo, pero solo si prometes tener mucho cuidado. Apenas sales de tu rehabilitación. —Lo prometo —entrelazo mi dedo meñique con el suyo.—Apropósito, huele delicioso. —Tu madre esta cocinando pastel de calabaza, vamos a la mesa—se pone de pie ayudándome. Ambos entramos en la cocina, saludo a mi madre, le cuento mi idea y como era de esperarse se puso como loca. Sirvió la comida con su mueca de haber chupado un limón ácido, hizo su momento de drama y luego se le pasó un poco cuando papá la convenció de que lo mejor para mi era dejarme entrenar. —Dejando de lado tu instinto suicida... —me mira de reojo. Ladeo mi cabeza bajando a la mesa mis cubiertos. —¿Enserio mamá? Creí que lo estabas aceptando. —¡Eso hago! No me presiones, Pawder Langford. No estoy de acuerdo, el trato no era que compitas. Pero podemos charlarlo más adelante. Volviendo a lo que decía ¿Cómo fue tu día de escuela? —Interesante la verdad, antes de ir a clases pase por una cafetería, el late es delicioso y bastante económico —resalto señalando a papá.—Tuve clases interesantes. —Me alegra saber que no solo estarás pensando en tus locas ideas, sabes que tienes otras responsabilidades. —acota mamá. —Cariño. —reprende mi padre. —Está bien, dale tiempo —bromeo y nos reímos—¡Ah! También conocí a alguien nuevo. Mi padre me sonríe orgulloso, sabe perfectamente que su hija es pésima para los vínculos y las relaciones, por otra parte mi madre me mira con desconfianza. —¿A quien conociste? —Un chico, su nombre es Jamie. Es un poco extraño pero si lo ignoras llega a ser agradable. Mis padres se quedan en silencio unos minutos lanzándome la mirada de "cuidado con lo que haces, te vigilamos", la cena transcurrió normal, entre charla y charla papá nos conto que en su trabajo firmo un contrato por cinco años, o sea que por un largo tiempo no nos iremos de aquí. La noticia me generó una sensación de paz, si la cena estaba siendo un momento de calidad en familia esto lo mejoró notablemente. Una vez que termino de lavar los platos y todo lo que usamos para cenar, subo a mi habitación. Estoy completamente exhausta, necesito dormir por lo menos quince horas. No he recibido mensajes de Calum pero no voy a molestarlo, a esta hora debe estar durmiendo después de un tedioso entrenamiento. Me pongo mi ropa de cama, me coloco audífonos quedándome dormida escuchando Radiohead. (...) —¿Eres Pawder, cierto? La puerta de mi casillero se cierra bruscamente casi llevándose consigo mi nariz. Contemplo desorientada a la persona que acaba de irrumpir mi serenidad matutina, la verdad no sé quién es la tipa que me mira de mala manera. —Si ¿Qué se te ofrece? —me recuesto sobre mi casillero. —Oi rumores de que eres nueva en la ciudad —encoje sus hombros. —Llegué prácticamente hace dos días. —También escuché que en las gradas hablabas con Jamie Maddox ¿Verdadero o falso? —¿Jamie? Si, hablamos un poco. Nada importante. —Déjame presentarme: Nicolle Hawart, capitana del equipo de animadoras y la novia de Jamie. Abro grande mis ojos ante sus palabras, creo que comienzo a entender por dónde va el asunto con esta chica. —Un gusto —estrecho su mano —, que títulos tan importantes tienes. —Solo vine a decirte que te alejes de Maddox, es una advertencia. Me da un empujón quitándome del camino, lo último que necesito es a una loca persiguiendo me todo el día pata que no me acerque a su acosador y mentiroso novio. —Cuando se trata de Maddox te conviene mantenerte lejos de Nicki. —una chica tímida me habla desde su casillero. —¿Porqué? —Es peligrosa si tocas a su chico, aunque Jamie es muy conocido por ser bastante mujeriego —susurra. —O sea, a ver si comprendo, ¿él es un mujeriego y ella golpea a cada chica que se le acerque? La castaña asiente con la misma cara de incredulidad que tengo yo en estos momentos. —Suena estúpido pero así es, Maddox y Nicki son esa pareja "tipo" que rompen y vuelven, rompen y vuelven —entorna sus ojos—, ya los conocerás mejor. —Dios me libre de tener que vivir ese evento. Ambas reímos y comenzamos a caminar juntas, la castaña me hace saber su nombre: Cassie. Compartimos la clase de literatura así que nos dirigimos al salón, me siento junto a ella que me prestó algunos de sus apuntes para que pueda estar en sintonía con la clase. (...) Pasadas las clases las últimas dos horas del día estábamos libres, la profesora de historia no ha podido presentarse a dar la clase. Aprovechamos con Cassie para conocernos más, sentadas en el césped del campus nos encontramos charlando a gusto y ella se encarga de darme un panorama de la escena escolar. —Las porristas y los del equipo al menos aqui no son un tipo de secta popular —los señala a lo lejos—, tienen un estatus obviamente porque representan a nuestra escuela, pero lejos de eso son agradables... algunos más que otros. —¿Y ese grupo de allá? —señalo en dirección a una ronda con al menos seis personas jugando ajedrez. —El club de aficionados al ajedrez, la mayoría de ellos no suele hablar mucho —reímos—, por allí tienes al club de lectura y esos de allá son los chicos malos. Sus dedos hacen comillas al nombrar al último grupo, sorprendentemente al mirar en dirección a donde señala con disimulo me encuentro con Jamie, para variar, observándome. —¿Qué hay de Maddox? —pregunto. —Déjame ver...Jamie Carter Maddox , alumno con buenas calificaciones, no excelentes pero lo suficientemente buenas como para tener el verano libre. Este año se encuentra fuera de la temporada deportista, está en el equipo pero sufrió un accidente el semestre pasado. —¿No jugará la temporada? —la miro sorprendida. —Ah no creo, se rumorea que estará en la banca cuando inicie la temporada. —Qué mal. —Si, convengamos que desde el accidente con sus ligamentos su vida académica no tiene mucho sentido. Maddox soñaba con ir a Columbia, ahora que esta imposibilitado ya no se sabe que pasará con él. Decido no seguir preguntando sobre el asunto o al menos no por ahora, puedo ver como la castaña sonríe con cierta melancolía al hablar sobre el tema. —¿Algo más que agregar? —Lo que ya te dije, es un mujeriego, cambia de mujer más que de calzon —hace una mueca divertida—. Un casanova, no lo juzgo, si Dios le dio esas facciones tan perfectas está bien que las use a su favor. —¿Facciones perfectas? Te gusta eh... —bromeo. —No voy a mentir, es carilindo, pero no por eso deja de ser un simio en ciertas ocasiones. Siempre está con sus amigos, West y Alex. —Interesante —paseo mi vista jugando a adivinar quienes son esos dos, pasado unos minutos Cassie se pone de pie sacudiendo el césped de su ropa. —Iré al baño ¿Vienes? —Te espero aquí, necesito un poco más de luz solar. Ella asiente alejándose a paso apresurado, tiro mi cabeza hacia atrás y respiro profundo llenando mis pulmones de oxígeno fresco, las tardes soleadas son mis favoritas, me dan la sensación de tranquilidad, son perfectas para meditar. —Qué casualidad encontrarte de nuevo. Maldita sea. —Hola —hablo con mis ojos cerrados. Sé que es Jamie, ya lo reconozco por su voz. —¿Ingiriendo vitamina C? —Es vitamina D, torpe —lo miro con mis ojos entrecerrados. Él ríe aventándome una pequeña bonita de papel al rostro, abro mi boca indignada y le lanzo una pequeña roca que rebota en su frente. —¡Oye dolió! —se soba dónde mi proyectil impacto, yo sólo me burlo. —¿Qué quieres, Maddox? —Que amargada, solo venía a preguntarte como va tu día —se acuesta boca arriba en el césped dejando su cabeza a centímetros de mi pierna, me observa detalladamente desde allí. —Quitando que tu loca novia me amenazó, es buen día. Su ceño se frunce unos segundos pero instantáneamente cierra los ojos ignorando lo que acabo de decirle. Recorro con mi vista su rostro, su nariz está perfilada se una manera casi perfecta, sus pestañas son largas y ninguna está curvada. Tiene un pequeño lunar en su mejilla y noto que mueve mucho su piercing. —¿Disfrutas la vista? —balbucea casi dormido. —¿Qué? —Así que Nicki te amenazó —sonríe con diversión. —Si y no me parece algo de lo que debas sentirte orgulloso, simio. Al oír el apodo que le dije el castaño abre sus ojos, me mira de forma ofendida pero no le dura mucho, comienza a reírse tentado contagiándome la risa. —Eres una mala persona, Pawder. —Nada parecido a ti. Nuestras miradas se sostienen unos segundos en los que siento que vuelan chispas por todas partes, Jamie carraspea saliendo del momento y poniéndose de píe junto a mi, desde el suelo lo miro. —No te preocupes por Nicki, no te hará daño. —Eso tenlo más que seguro. Se despide con un movimiento de cabeza volviendo a su grupo de amigos que apenas notaron su ausencia, se ubica junto a un chico de pelo largo que al verme me sonríe en forma de saludo, le respondo de la misma manera. De todas formas noto que Cassie no ha vuelto, creo que debería ir a buscarla. Junto mis cosas, cargo mi mochila a mi hombro y me dispongo a abandonar el campus lentamente, le doy una última mirada a Maddox por sobre mi hombro pero él no me ve, está escuchando atentamente la conversación de sus amigos. Mentiría si dijera que no deseé que se gire a verme. En fin, sacudo mi cabeza para dejar de pensar idioteces y comenzar a concentrarme en las pruebas de hoy. Tengo que lograr entrar en el equipo.
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