Me quedo parada un momento en la puerta de casa pensando en si llevo todo lo necesario encima, afortunadamente hoy volví a despertar temprano y tampoco debo llevar papeles, sin embargo no me siento para nada rebosante de alegría como debería, al contrario, me encuentro algo contrariada, definitivamente esto de pensar tanto en las cosas va a consumirme, quisiera ser un poco menos cabezota y poder solo dejar de darle tantas vueltas a las cosas. El sonido de la puerta me sobresalta, mierda, otra vez me quede como idiota viendo a la nada, necesito volver a mi. Abro y me encuentro con un adorable rubio que me hace sentir mejor, incluso parece tímido y avergonzado, no tiene por que. - Buenos días Rose ¿Cómo estas? - me repito mentalmente que no debo preocuparlo, por lo que intento en lo que p