Salgo de casa más entusiasmada de lo que estoy dispuesta a admitir. Otra de las costumbres que creamos con Ethan fue de pasear todas las mañanas los sábados antes de su turno en las tardes, y es el único día que tenemos tiempo, porque trabajamos toda la semana todo el día y yo reservo los domingos para mi familia. Además que el rubio no conoce mucho la ciudad, entonces me auto declaré como su guía turística, una tarea que hago muy a gusto. Arreglo un poco mi cabello, solo un poco porque antes de salir me aseguré de dejarlo perfecto, y toco la puerta de mi vecino, estoy más ilusionada de lo que me gustaría. Cuando el rubio abre la puerta le doy una gran sonrisa, aunque esta muere un poco al ver que él parece contrariado, esa es una expresión que definitivamente no esperaba, no soy tan to