Capítulo 3

2059 Words
  Maldigo al ver la hora cuando me despierto, sinceramente me estoy hartando de esto, después de haberme despertado tan temprano durante tantos años debería estar acostumbrada, pero lo que es normal para mí desde la secundaria es levantarme tarde y salir corriendo, también los golpes de mamá por eso. Rápidamente salgo del baño luego de intentar ponerme presentable, ni me doy cuenta si la ropa que agarro combina, necesito urgentemente un café y una alarma que sea capaz de despertar a todo el edificio, quizás así si lo logre.  Suelto un grito cuando faltan veinte minutos para la hora de entrada, me toma treinta en llegar a la escuela, solo un milagro puede salvarme, espero que la directora no se entere, confío en que mis niños serán juiciosos, si, claro. Tomo mi bolso y la única carpeta que me toca llevar hoy, y salgo pitando de casa, o esa era la idea, pero termino chocando con un gran pecho, haciendo que la carpeta caiga de mis manos y claro, todos los papeles se desordenen.  - Buenos días, es un gusto volver a verte - el tono que usa el muy guapo rubio me sorprende un poco, ayer era todo timidez y sonrojos, ahora suena incluso con burla, cuando subo la mirada a su preciosa cara me encuentro con que si está algo rojito, pero acompañada de una sonrisa burlona, me encanta que haya tomado la confianza necesaria para burlarse de mi torpeza.  - Buen día, siempre es un placer chocar contigo - me río un poco pero no olvido la hora que es, por lo que rápidamente me agacho para empezar a recoger todo.  - ¿Cómo las debo ordenar? - se acuclilla a mi lado y si pregunta me enternece, es un dulce.  - Como sea, tengo que estar en la escuela en menos de quince minutos, corre - obedece y rápido agarramos todo y salimos corriendo a la estación, no hay dios que me haga llegar temprano o que me salve de un regaño, pero afortunadamente o no, la directora es la mejor amiga de mi madre, así que cuando esto pasa su castigo es decirle a mamá, también me da miedo pero no pierdo el trabajo.  Llegamos a la estación y está el tren, por lo que casi vuelvo a lanzarme tal y como ayer, solo que mi vecino lo evito tomándome de la cintura y en cuatro zancadas enormes nos metió sin necesidad de pasar vergüenza, algo extraño y antinatural para mí, pero ciertamente mucho más agradable, es lindo cuando no todos te miran y se ríen de tus estupideces, suficiente con mis hermanos.  - No siempre la solución es lanzarse - me deja de pie en el piso y me cohíbo un poco, soy algo bajita, uno sesenta, pero al lado de Ethan debo verme como una niña, es tan alto como mis hermanos, los maldigo y odio por ser tan enormes, pero la verdad es que me encanta que me mimen tanto aún y cuando lo hacen para burlarse diciendo que sigo siendo una niña, por mi que me traten de bebé y me lleven a todos lados en brazos. Soy una floja, debería darme vergüenza.  - Lo siento, es que un paso tuyo son cinco míos, ni aunque corriera hubiese alcanzado - exagero tanto como Rachel hubiese hecho, y aunque no debería ser hipócrita y repetir lo que tanto crítico, me doy palmaditas en la espalda por hacerlo reír.  - Supongo que fue una suerte haberte atajado y así evitar que le cayeras encima a otra persona - levanta una ceja y yo estoy maravillada, pensé que sería un poco más complicado hacerlo superar los sonrojos y las pequeñas sonrisas.  - Claro, podría aplastarlo, salvaste una vida - Rachel estaría ofendida y Raphael riendo por la excelente imitación que estoy haciendo, claro que la diferencia es que la mayoría de las veces ella habla en serio, yo solo me burlo.  - No eres nada pesada, no se de que hablas - salió de la fase burlón para volver a ser una ternura, es adorable.  - Es broma, si estoy algo llenita, pero eso sería algo que diría mi hermana, tiende a molestarme porque ella es noventa sesenta noventa - ruedo los ojos y me río un poco. Mi relación con Rachel a la vista de otros es complicada, entre nosotras es simple, nos amamos y daríamos la vida por la otra, pero las burlas son más necesarias que los cumplidos, porque al mismo tiempo somos unas orgullosas, decirme gorda me empuja a esforzarme en con el ejercicio y comer mejor, decirle perra narcisista la hace leer sobre emociones, hacer caridad y ayudar a los demás, si, a base de insultos nos hacemos mejores personas.  - ¿No se llevan bien? - parece preocupado, es un sol.  - No no, es jugando, nos amamos, somos como mejores amigas - suspira y me da una gran sonrisa.  Pasamos el resto del camino conociéndonos un poco más, cosas totalmente triviales, nos gustan los animales, pero no somos de tener mascotas, su color favorito es el rojo y ha salido muy poco porque solo tiene una semana y medio acá y la mitad de ese tiempo estuvo buscando trabajo. Es relajante hablar con él, me agrada la idea de hacerme amiga suya, además que está el plus de poder ver su hermoso rostro y maravilloso cuerpo.  - Bueno, aquí me bajo, nos vemos después - beso su mejilla y bajo con rapidez.  - Cuídate - es todo lo que dice, se cierran las puertas y solo ahí entro en mi, voy ridículamente tarde, empiezo a correr.  ***  - Profesora Rose ¿hoy comeremos helado? - me pregunta Louis mientras caminamos de la mano, él con un pequeño bolso que le regale de Monster.Inc y yo con mi mochila negra algo pesada. Hace unos diez minutos acabaron las clases, y como sé que Clarisa, la madre de Louis, tiende a llegar hasta después de las seis, aprovecho y lo s*******o un ratico, tenemos unas tres horas, hay que gastarlas al máximo.  - Dime Rose, cariño, fuera del colegio no soy tu profesora, soy tu amiga ¿sí? - él asiente con un brillo en sus hermosos ojos castaños, le sonrío, es un niño adorable. - Y, respondiendo a tu pregunta, sí, comeremos un helado, pero debes prometerme que cenaras muy bien, estas más delgado - él parece tensarse, por lo cual yo también lo hago, dejó de caminar y me dejo caer en cuclillas para verlo a los ojos, él evita mi mirada y ya sé lo que ocurre, esa maldita perra no le da comida.  - Rose... - lo abrazo, él esconde su cara entre mi cuello y siento su respiración agitada, me pongo de pie, lo alzo en brazos y sigo caminando, Louis me abraza con fuerza y poco a poco calma su respiración, y en vez de ir a una heladería camino hacia una cafetería. Lo siento al frente de mi y veo la carta, pido comida para ambos y decido hablar de otra cosa para que se sienta mejor, cosa que parece funcionar ya que lo escucho reír con fuerza, ese sonido me llena se felicidad.  - También me da una hamburguesa para llevar, por favor - le pido amablemente al camarero cuando terminamos de comer, él asiente y luego de verme fijamente un momento más se marcha, volteo mi vista a mi pequeño acompañante y parece un poco molesto.  -¿Qué pasa? - le pregunto, me inclino un poco hacia él y limpio su boca llena de migajas y salsa del sándwich que acaba de comerse.  - Él te veía mucho - bufa en queja, suelto una pequeña carcajada y despeino su cabello, mi cita es celosa, adorable.  - Aquí tiene - me dice el camarero una vez que llega a mi lado, me da la bolsa, y yo le dejo el dinero junto con un poco de propina para salir del lugar con Louis de la mano, seguimos hablando hasta una cuadra antes de su casa, probablemente su madre este ahí o llegué pronto, y si me ve llegar junto a él las cosas no serán bonitas, así que por el bien de Louis dejo de caminar, él voltea hacia mi y vuelvo a agacharme a su altura, le quito su mochila y guardo la comida entre los cuadernos.  - Escúchame, al entrar subes a tu habitación, escondes la comida en donde no lo encuentre y te quedas ahí, si te llama obedece, y si ocurre algo quiero que me llames, yo vendré a buscarte, no importa la hora - él me ve fijamente a los ojos, estos se cristalizan pero no deja caer ninguna lágrima.  - Quiero ir contigo, no quiero entrar ahí con ella - dice en susurros con voz quebrada, mi corazón se rompe un poco pero evitó llorar, debo ser fuerte por él.  - Lo harás, cariño, un día vendré y te llevare conmigo para siempre ¿sí? Pero debemos esperar un poco más - beso su frente, él me abraza fuertemente y no dudo en devolverle el gesto de igual forma, cada día es la misma mierda, y el mismo miedo, miedo a que ella este furiosa por algún motivo de mierda y la pague con él.  - Nos vemos mañana y comeremos lo que tu quieras, pero debes entrar antes de que se haga más tarde - le beso nuevamente la frente y me pongo de pie, el se aleja y yo lo veo en todo momento hasta que entra a su casa.  ***  Apenas llegó a casa llamó a Raphael, cada día  quiero tener a Louis más que el anterior, ese niño ya ha pasado por suficientes cosas, y es hora que empiece a ser feliz con alguien que lo quiera.  - Entiendo, como la mierda que lo hago, pero no puedo adelantar más las cosas, estoy haciendo lo que puedo, además también está el factor que eres soltera, ellos aceptan más rápido la adopción a matrimonios. - él habla en serio frustrado, pero no es ni la mitad de lo que estoy yo, estoy enojada y me siento inútil.  - ¡No puedo esperar tres meses! ¡Esa maldita podría matarlo o dejarlo grave! ¡No le da comida! - chillo mientras camino dando vueltas en la sala, escucho el timbre, camino lentamente y abro sin ver por la mirilla.  - ¡Esa maldita perra! Tengo un hijo, Rose, créeme que siento lo mismo que tú, imagino a mi hijo en el lugar de Louis y sólo quiero ir y golpearla, o quizás soltarte a ti y a Rachel en su habitación mientras duerme, pero ella sabe lo que hace, es inteligente, estoy haciendo lo que puedo - al abrir la puerta me llevo una grata sorpresa, Ethan se encuentra del otro lado, tan precioso como siempre, que al verme hablar por teléfono simplemente hace un saludo silencioso y me muestra la caja de pizza en sus manos con una pequeña sonrisa, él es sumamente hermoso, lo dejo pasar y cierro la puerta para después guiarlo a la sala, todo esto mientras escuchaba a Raph.  - Aja, gracias por entender, pero lo que necesito es que hagas las cosas, habla con Dom, Rachel dijo que él ayudaría, él conoce a todas las personas importantes de este maldito país, quiero que esos tres meses se conviertan en máximo uno, y estoy hablando en serio, hoy lo vi con golpes, y te juro que en un mes, sea legal o no, voy a entrar a esa casa y me voy a llevar a Louis a donde sea conmigo - digo con calma viendo el piso y siento una intensa mirada, específicamente de ojos azules.  - Ok, entiendo, lo haré como regalo de cumpleaños y navidad, pero tendré que trabajar hasta tarde algunos días, cuidarás a Richard - con una gran sonrisa asiento a pesar que él no puede ver, levanto mi vista al atractivo rubio en mi sofá y beso su mejilla, en estos momentos estoy muy feliz, se que pronto voy a tener a ese hermoso bebé conmigo.  - No tengo problema, amo cuidar a Richard, gracias hermanito, te amo.  - Sí si, también te amo, niña tonta - corto la llama y me concentro en el guapo rubio que adorna mi estancia.
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