CAMBIO DE IMAGEN

1855 Words
Al día siguiente me levanto con los pelos de punta, adormitada, al escuchar un fuerte ruido que me termino despertando. Al mirarme al espejo Dios santo estoy horrible, mis cabellos son tan rebelde como yo, tengo que hacer algo con él, antes de bañarme me dirijo a mis maletas y busco entre mi ropa un jean blanco, y una camiseta negra con un logo de un dibujo de un emo. ¡Mi preferida! —¡Que será ese alboroto tan de mañana! Después de bañarme investigaré, me cambio a la carrera haciéndome un moño arriba del cabello. Sin más preámbulo salgo de la habitación el alboroto venía de la parte de la ventana a un lado de la parcela, que se dirigían a la casa que hay detrás de la mansión de mi hermano. Paso por el comedor agarro una fruta y la muerdo siguiendo mi ruta, cuando pretendía salir de la casa e ir a donde había escuchado el alboroto mi hermano me lo impidió chocando con su enorme cuerpo, que comen aquí que todo se vuelve duro. —¿A dónde vas, tan temprano? —Un alboroto me despertó, iba a curiosear. —Ve y siéntate a desayunar como las personas normales, después iras con mi esposa al centro comercial, a comprar unos vestidos, pareces marimacho vistiendo de esa manera. —¡Marimacho! Sabes que esto es tendencia en España, estoy vistiendo a la moda. —Esa no es moda, ella te ayudará a convertirte en una dama, ¡Ya sabes mi casa mis reglas! —Si ya comprendí, seré una muñequita, no te preocupes. —Jamás perderé mi esencia. Desayunamos los cuatro en el comedor nadie habla, son reglas de mi hermano, al parecer es muy estricto, al terminar de comer me dice Elena que dentro de poco nos iríamos para comprarme mi guardarropa. Mientras este con ellos tengo hacer lo que ellos dicen, aunque no me gusta. —Cariño hoy en la noche tendremos invitados. —¡Escuche mal! Elena baja como una diva las escaleras, sonrió porque no sé por qué en casa anda como si todos los días fueran fiestas, con sus tacones altos y bien elegante. Ella nota mi risa sarcástica. —¡Que estará pensando esa cabecita! —Nada, al mal paso hay que darle prisa. —Primero iremos al salón de belleza hay que hacer algo con ese nido de pájaros que llevas por cabello. —¡Ah! Es difícil de peinar por eso solo me lo amarro. —La diosa sabrá qué hacer con eso. —¿Quién diablos es la diosa? —Que lenguaje usas señorita, si te expresas así nunca conseguirás marido. —Ni yo que me muero por tenerlo. —Has oído hablar del reloj biológico. —No, ni me interesa. —Abigaíl, es por tu bien, no quiero que te vuelvas una vieja amargada, aprovecha tu potencial ahora que eres joven. —Apenas diecinueve años, no crees que soy muy joven para eso del reloj de lo que sea. —Tu madre se ha de estar retorciendo en su tumba. —¡A mi madre no la menciones! —Sentí un dolor en el pecho. —¡Lo siento, no lo dije de mala fe! —¡Únicamente no la menciones ni para bien ni para mal! —No lo volveré a hacer, mira llegamos. Nos bajamos del todoterreno, ella camina delante de mí moviendo su trasero de un lugar a otro, buen cheto si tiene la vieja, al entrar al lujoso lugar sale un hombre con camisa rosa y cabello rubio oxigenado, hablando entre inglés y ruso. Se dan besos y es cuando entro en escena yo. —Ella es mi sobrina política, consideras que puedas hacer algo con su cabello. —¡Dios santo! A esta niña hay que presentarle los peines, mira no me entran ni los dedos, ven aquí cariño, veré que puedo rescatar. Mi cabello es corto no es tan largo, porque cuando no puedo con los nudos le meto las tijeras, no ando con tanto drama. La diosa me sienta en una silla y ahí es donde empezó mi dolor de cabeza, antes mi cabello llegaba a la cintura, era peor de lo que se ve ahora, escuche que andaban recogiendo cabello natural para hacerles pelucas a los niños con cáncer. Decidí deshacerme de mi cabello le metí las tijeras dejándolo un poco debajo del hombro, tiendo a que mi cabello crezca rápido. Desde ese día no lo volví a peinar, sencillamente lo recojo por lo general ando con gorra, no me preocupo por mi estética, mi rostro es como el de mi madre, con un toque a porcelana, no necesito maquillaje, la verdad nunca lo he usado. —Tu cabello tira un destello rojizo eso lo vamos a intensificar un poco más, como es muy corto lo que haré salvar lo más que pueda y te colocaré unas extensiones, para que tu cabello se vea largo. Te enseñaré a ponerlas y quitarlas, no las utilices cuando duermes porque se dañan. —Si como sea. No le tomo importancia, mi cuñada se está arreglando las uñas, miro las mías, no tengo uñas, tengo la mala maña de comérmelas, es imposible que crezcan, ya quiero ver que hacen con eso. Empezaron los jalones de cabeza, me echaron una película de un líquido que huele horrible, después de dos horas. —Termine con tu cabello, es hora de que te veas al espejo. Cuando me da la vuelta para verme, ¿Quién demonios es esa? Fue lo primero que indague, mi cabello volvió a la vida, brillosos y radiante sobre todo largo, me llega hasta la cintura, ¡Maldición! Estoy por reclamarle, cuando me enseña a quitar las extensiones que son como si fuera mi cabello. —Así se ve mejor. —Mi cabello natural tiene un corte un poco arriba de los hombros, se ve liso y brilloso, me encanta de esta forma, corto. —Ahora las volveré a colocar. —¿Por qué? De esta manera se ve bien. —No señorita, a los hombres les gusta a las mujeres de cabellos largos. —Que me importan los hombres, yo lo que quiero es sentirme cómoda. —Abigaíl, has lo que la diosa dice, hoy tenemos invitados, va Sergey y su novia junto a su hermano. —Él va a ir con su novia, eso lo cambia todo. —Diosa déjame irreconocible. —¿Por qué ese cambio? Aunque tus deseos son órdenes. Una sonrisa no se me borro del rostro solo de pensar que lo volveré a ver, ahora que sé que él es un experto corredor de autos de carrera al igual que yo la cosa se volvió más interesante. Además, tengo que analizar a mi rival. La diosa hizo su magia, me maquillo dejándome espectacular, mis uñas acrílicas divinas, me miro al espejo de no ser la ropa podría decir que soy una modelo, mi cuñada se queda con la boca abierta, ella únicamente reflexiona en complacer a mi hermano. —Tu hermano estará feliz conmigo, ahora vamos por la ropa. —¡Vamos por la ropa! —Le digo de lo más feliz. —¿Por qué ese cambio tan drástico? —¡Ah! Es que no me habías dicho que teníamos invitados tan importantes. —Son amigos de tu hermano, aunque Shura no me cae nada bien. —¿Quién es Shura? —Es la novia de Sergey, es apática y se cree la divina garza solo porque su padre es uno de los empresarios más relevante del país. —¡Es billetuda la mujer esa! Él está bien enamorado de ella. —Es cuestión de prestigio y dinero, ¿Acaso te interesa él? —No lo conozco bien, nada más lo vi de paso en el aeropuerto. —Si él se fijara en ti, a tu hermano le iría de maravilla. —Acaso piensas que soy una letra de cambio, estás loca. —Aunque eso es imposible. —Eso llamo mi atención— A él le gustan maduras y con experiencia. —No te fíes, hay mil maneras de atrapar a un hombre, claro cuando hay un interés en atraparlo, por los momentos solamente siento curiosidad. —Pues te deseo suerte. Porque Shura no permitirá que te le acercas menos de dos metros. —Ya deseo conocer a la tal Shura. Llegamos a la tienda, ropa de marca en eso vi un traje para corredores de autos de carrera, me enamoré de él, es de color n***o con rayas a los lados gris claro, está hermoso. En lo que Elena se dispuso a ver los vestidos me escabullí a caja, pregunte que costaba, ¡Dios santo es carísimo! Mi hermano me dio una tarjeta, es pecado no usarla, ella ni cuenta se dará que lo cobraron. —Señorita quiero comprar ese traje, talla “S” Envuélvalo y lo mete al fondo de la bolsa, de mis compras, con discreción. —Entendido, señorita. —Abigaíl, ven a ver. —Me llama mi cuñada que la pobre dependienta lleva como cien vestidos encima. Aquí empezamos, me adentran aún vestidor y comienza la tortura, me medí como cincuenta vestidos, que la mitad compramos, son los que más o menos pase. —Hoy en la noche te pones el azul eléctrico. —No crees que es muy corto. —Para nada tienes bellas piernas, hay que mostrarlas, tus pechos algo pequeños. —Claro comparados con los dos melones que ella posee, son pequeños los míos. Llegue muerta a la casa, subí con todas las bolsas hasta mi habitación, saque todo, y lo que más deseaba medirme era el traje de mono, lo saque, de inmediato me lo puse me encanta como me queda, me puse el casco, y combina muy bien. Considero en volver a correr un auto de carrera, pero como Dios manda. Me quite el traje y lo guarde donde nadie lo pueda encontrar, bajo llave, deje el vestido Azul que Elena quiere que me ponga hoy, con los zapatos altos, todos los escogí tacón corrido, no soy buena con estas cosas. Me puse a ensayar en el dormitorio caminando, no mentiré las primeras veces me fui de bruces, sin embargo, camina y camina, reputo que no tendré problemas al caminar desde el dormitorio hasta el comedor. El maquillaje se mantiene intacto, me veo como una modelo de revista, nunca me había maquillado, mi cutis no lo necesita, no obstante, no lo voy a negar, me voy espectacular. Procedo a vestirme, la ropa interior es muy pequeña y extraña, yo uso calzones de algodón son prácticos y cómodos. Pero este vestido es pegado al cuerpo el calzón se me marcaría. Opto por la tanga que ella compró y el brasier de juego que hace que mis tetas se vean más grandes de lo normal. Me visto con el vestido, que es como guante a mi cuerpo, resaltando cada curva que ni siquiera sabia que poseía, no se ve nada mal. Para ocasiones creo que puedo vestir de esta manera, mi cabello largo y el flequillo enfrente me veo muy diferente.
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