Mentiras
ELIZA
Me llamo Eliza Grant, soy la hija mayor de una familia prominente en la ciudad. Desde pequeña, desde que tengo memoria, siempre he estado enamorada de un hombre que, ni por asomo, creo algún día llegue a hacerme caso.
Este hombre se llama Julián Davies y el sí es de familia de abolengo, su familia está involucrada en la fabricación y venta de joyería, tienen varias tiendas distribuidas por la ciudad y por algunos países, donde obviamente son muy populares. De hecho, es el hombre con el que toda buena familia sueña como yerno, por supuesto, no me hago ninguna ilusión con él, no quiero crear falsas expectativas, mucho menos cuando él no parece tener ningún interés en mujeres. Se le ha visto de la compañía de distintas mujeres, pero nada serio. Es un hombre alto y fornido, sonrisa de revista, las pocas fotografías que los paparazzi le han tomado, donde parece genuinamente feliz, su sonrisa de verdad que es bella, además con esa barba que le adorna su bello rostro, lo hace ver aún más guapo; nariz aguileña, labios gruesos y esos ojos grises que suelen tener cierto misterio. Además de que las malas lenguas, dicen que su abuelo, un señor que de verdad causa cierto terror, ya tiene a la mujer perfecta para él.
Lo que jamás imaginé, es que esa mujer soy yo y en cuanto me entere de esa fabulosa noticia, mi vida dará un giro inesperado, un giro que cambiara mi vida por completo, que cambiara mi mundo color de rosa, para convertirse en uno gris y sin vida.
—Eliza —, mi madre me llamo desde el piso de abajo, me encontraba en mi habitación, terminando un diseño atrasado, me dedico a realizar vestidos de novia, pero cuando mi madre me llamo, lo hice a un lado y bajé de inmediato.
—¿Qué pasa madre? —ella ya me esperaba al pie de las escaleras, con una gran sonrisa.
—Tu padre te tiene una gran sorpresa, además tenemos algunos invitados especiales, porque mejor no vas a cambiarte, toma —dejo una caja sobre mis manos— acabamos de comprarlo, ve a cambiarte, anda y no tardes —fruncí el ceño, porque no entendía que es lo que estaba pasando.
—Madre, ¿de qué se trata todo esto? —ella me volvió a sonreír.
—Es la familia Davies —, abrí mis ojos como platos, supongo que mi madre está enterada de mi atracción hacia Julián— han venido a… —guardo silencio— tú solo arréglate, vamos, que ya todos te estamos esperando.
Asentí con vehemencia, subí corriendo las escaleras, directo hacia mi habitación, y abrí la caja que mi madre me había entregado. En cuanto vi lo que había dentro, me asombre, ¿será lo que estoy pensando?, ¿de verdad no estoy soñando?, ¿todo esto es real?
Un hermoso vestido color verde esmeralda y unos tacones beige me recibieron de lleno, de inmediato me vestí con él y me coloque los tacones, me miré al espejo, me arregle un poco el maquillaje que ya tenía puesto y baje.
Las mariposas en mí, estómago, tenían una fiesta ahí dentro, se escuchaba el taconeo de mis pasos y no pude evitar el dejar de sonreír. Una vez que entré a la sala, todos guardaron silencio y me miraron, yo solo pude saludar y traté con todas mis fuerzas de no mirar a la persona que más me interesaba, pero fallé en el intento. Él me recibió con una de esas sonrisas genuinas y yo no pude evitar quedarme embobada mirándolo.
—Eliza, ¿Por qué no tomas asiento? —mi padre intervino y me llevo de la mano hasta mi asiento.
—Al parecer, estamos en lo correcto —un señor demasiado viejo, pero con la suficiente fuerza en su voz, como para que todos le pusiéramos atención; obviamente, esas palabras fueron dirigidas hacia mi padre, pero me miraba a mí con atención— será una buena unión —ahora miró a Julián y él solo asintió— perdón por mis modales querida, me llamo Gabriel Davies —le sonreí y le extendí la mano, la cual él tomó de inmediato— ella es mi esposa Rita, mi hijo Paul y su esposa Daniela —al igual que a él, también extendí mi mano hacia cada uno de ellos— y bueno, ya debes de conocer a mi nieto Julián —asentí y lo miré; sin embargo, a él no pude extenderle la mano, quien lo hizo fue él, por supuesto, no perdí la oportunidad de tocarlo por primera vez.
Su agarre fue fuerte, pero con cierta sutileza, solamente dijo una sola palabra, pero con esa sola vez y al escuchar por primera vez su voz grave, la piel se me erizo, nos quedamos mirando por un instante, como si solo existiéramos él y yo, hasta que mi madre nos interrumpió.
—Será mejor que pasemos al comedor, la cena ya está lista —de inmediato, el hechizo que nos envolvía se deshizo y volví a la realidad.
No sé si los lugares que mi madre distribuyo para cada uno fue de verdad el correcto, pero yo quede frente a él. Solamente esperaba no hacer ningún ridículo al encontrarme tan nerviosa, además parecía que el habla se me había ido, porque no podía pronunciar palabra alguna y menos bajo su atenta mirada.
La cena transcurrió sin ninguna eventualidad, hasta que finalmente, Gabriel, volvió a hablar. Felicitó a mi madre por su deliciosa comida y entonces centró su mirada en mí.
—Imagino que esto es demasiado arcaico para todos, pero Julián no me dejara mentir y tampoco creo que quiera oponerse, ¿o si Julián? —este me miró y negó con una leve sonrisa— de acuerdo, aclarado este punto, Eliza, tú padres ya nos han dado su consentimiento, solamente faltas tú.
—¿Yo?, no entiendo, ¿alguien quiere explicarme? —mis padres solamente sonrieron, pero yo seguía pensando si mis sospechas eran ciertas o solamente me estaba haciendo falsas ilusiones.
—Eliza —, Gabriel atrajo mi atención— aunque tus padres ya lo saben, quiero saber si tú estás de acuerdo con la decisión que todos los involucrados acabamos de tener, porque por mucho que quiero que mis deseos sean cumplidos, si tú no estás entusiasmada, no veo el motivo para seguir adelante. Hemos venido a pedir tu mano, creemos que Julián y tú harán una hermosa pareja y también creemos con el tiempo, podrán conocerse mejor y formar una hermosa familia —de verdad que no podía creer nada de lo que estaba sucediendo.
De pronto Julián se levantó de su asiento, caminó hasta el lado de la mesa donde yo me encontraba aún en shock y se arrodilló frente a mí, sacó una pequeña caja del interior de su saco y entonces habló.
—Sé que piensas que no te conozco en lo absoluto, pero la realidad es totalmente diferente y aunque ahora eso no es lo realmente importante, ya habrá tiempo para explicarte todo —. Abrió la caja donde un resplandeciente y hermoso anillo se encontraba y no pude detener un par de lágrimas, mi sueño desde que vi por primera vez a este hermoso hombre finalmente se estaba materializando— ¿te gustaría ser mi esposa? —tomo el anillo, esperando mi respuesta.
—Sí — anuncié con un nudo en la garganta, tomo mi mano y colocó el anillo, me ayudo a levantarme y me abrazo.
No puedo creer la química que tuvimos, sin siquiera conocernos, aunque él alega que, si me conoce, no sé cómo es que lo hizo, pero bueno, al fin y al cabo, yo también lo conozco, puesto que he estado al pendiente de su vida en las revistas o artículos que hablan sobre él. El resto de la velada la pasamos hablando entre todos, hasta que finalmente, Julián me pidió hablar a solas conmigo. Nadie parecía estar al pendiente de nosotros, así que lo lleve al jardín trasero.
Caminamos uno al lado del otro, en silencio, solamente se escuchaban nuestras respiraciones tranquilas, bueno, yo fingía mantener la calma, pero por dentro era un caos total. Llegamos a sentarnos a una pequeña sala que mi madre insistía en mantener aquí.
—Eres muy hermosa —fue lo primero que me dijo al verme a los ojos, una vez que nos sentamos.
—Gracias, tú también eres muy… —entonces, toda la calidez que hace un rato me había demostrado, se convirtió en una frialdad devastadora y que me dejó helada.
—Pero no te equivoques, yo amo a alguien más, así que desde ahora quiero que estés enterada, porque no pienso engañarte ni mucho menos ocultar mis verdaderos sentimientos hacia ti, ya que tú solo eres una imposición que mi abuelo ha hecho —me hallaba impactada por cada palabra que de su boca salía, por un momento creí que era una muy mala broma, pero al ver lo serio que se encontraba y su mirada distante, supe que no era mentira.
—Entonces, no entiendo, porque es que…
—¿Por qué acepte todo este maldito teatro?, bueno, pues porque no me queda de otra, pero si por mí fuera, ni siquiera me encontraría en este lugar. Me iré para que puedas recuperarte, pero trata de seguir normal, como hace un rato, porque si mi abuelo se llega a dar cuenta de tu mala actitud, te aseguro que la vas a pagar muy caro —ahora el nudo en mi garganta no era por sentirme especial, sino todo lo contrario.
Respiré hondo un par de veces, pero no pude controlar mis amargas lágrimas al rememorar todo lo que Julián acababa de decirme. No entiendo por qué ilusionarme y cortarme las alas de golpe, así como así, sin considerar mis sentimientos. Creí que la magia que nos había envuelto solo hace un par de horas era genuina y real, quizá solo fue impresión mía.
Entre un rato después, cuando ya todos estaban por macharse y solamente me estaban esperando para poder despedirse de mí. Supongo que nadie notó mi cambio o de verdad era muy buena actriz, porque no me dijeron nada.
Ahora veo todo esto como un maldito circo, donde yo soy el bufón y todos se ríen a mi costa. En cuanto se fueron, Marion se acercó a felicitarme y yo fingí sentirme un poco mal, para poder subir a mi habitación. Nadie me dijo nada y sé que pasaré una mala noche, aunque necesito idear algo para hacer que olvide a esa mujer, sé que puedo hacer que llegue a amarme.