DECIMO DESEO: UN CRUCERO.
Hoy era uno de esos días en los que levantarse de madrugada no era tedioso sino por el contrario una alegría total, había preparado café y unas deliciosas empanadas, tal como las que me solía hacer mi tía, después de comer tome una ducha y me aliste con ropa cómoda, repase mentalmente mi lista y me fije en no olvidar absolutamente nada. Arrastre mis maletas por el pasillo hasta llegar al ascensor, el taxi estaba esperándome para llevarme al puerto donde me encontraría con Ron. Saldríamos en un crucero y mi emocionaba muchísimo, además, del ferry en el que Ron y yo subimos para ir a la isla phi no había navegado en un barco tan grande y durante días. Al llegar al puerto baje mi equipaje, le pague al taxista y camine hasta donde me encontraría con Ron, lo vi, sentado en una banca, con su teléfono en mano. Sonreí y me encaminé hasta él.
—¡Hey! —lo salude, nerviosa. Todo este tiempo nos tratábamos como novios, pero no lo éramos. Por eso nunca sabíamos como saludarnos y despedirnos, lo note un poco nervioso, se sonrojo al verme como casi siempre solía hacerlo.
—Hola Lu, te llevo esperando bastante. ¿Acaso no escuchaste tu alarma? —divirtió y negué con la cabeza, en efecto había llegado tarde, pero lejos de ser mi culpa, era por el tráfico. —, ¿Vamos? —asentí y caminamos juntos hasta el abordaje, Ron me ayudaba con mi equipaje y se las ingeniaba para llevar el suyo, por mas que rechace su ayuda, termine aceptándola luego de que me insistiera mucho.
Mis nervios estaban a flor de piel, sentía que todos estos días serian una locura a bordo, además, no sabia lo que nos esperaba en este viaje, el recorrido que haríamos pasaba por Bermudas, Bahamas y Canadá. Emocionada caminé por la plataforma que unía el puerto con la entrada al barco, sentí temblar mis piernas, al subir pasamos por una linda recepción donde una joven muy simpática nos atendió con mucho carisma y nos entregó la llave del que seria nuestro camarote. Ubicamos el numero y posicionamos la tarjeta en la cerradura, luego del clic la puerta se abre y nos deja ver el interior tan increíble de la habitación, esta totalmente alfombrada, una cama de tres plazas de un lado, una mini sala y un escritorio de madera, los colores decorativos eran entre azul, blanco y color pino, las ventanas eran transparentes y se podía apreciar el mar, había una puerta corrediza que conducía a un pequeño balcón, era espectacular. Le di una mirada a Ron para ver su reacción, sus ojos brillaron y me dio una sonrisa mostrando sus dientes. Luego de guardar nuestras pertenencias en el armario, nos tiramos a la cama y eran tan suave y delicada. Un sueño, abrí la corrediza y salí al balcón, el mar se veía tan cerquita, que provocaba lanzarse al agua y nadar, estuvimos un rato más observando todo, había una tv gigante, el baño era grandísimo y tenia una bañera.
—¡Todo está increíble! Esto es magnífico. —exclamó Ron, asentí en su dirección, había salido al balcón y se recostó al barandal, la luz del sol le daba en su rostro iluminándolo mas como si fuese posible. Me estaba enamorando hasta los huesos de este hombre y no sabia que haría. ¿Seria capaz de ocasionarle ese dolor a alguien tan especial como él?
—Es una maravilla estar aquí contigo, Ron. —respondí, dejo de mirar la infinidad del mar para fijar su atención en mí.
—Tu eres una maravilla completa, Lu. —respondió y no pude evitar sonreír. Quizá era momento de hablar de los dos, aunque eso significara acabar con lo que sea que tuviéramos. —, ¿Puedo hacerte una pregunta? —inquirió y apenas lo escuche mi corazón se aceleró. ¿Acaso me había leído la mente? Asentí en su dirección, tomo aire y entonces me lo dijo. —, ¿Qué es lo que quieres conmigo? Una vez me dijiste que no quisieras que nadie se enamore de ti porque le harías sufrir cuando mueras… ¿Aun piensas eso?
—Yo… —murmure alargando, ¿Qué le podía decir? No podía mentirle, yo estaba enamorada de él. —, Yo siento muchas cosas por ti, no quisiera que tu seas quien sufra cuando ya no esté aquí…
—¿Entonces sientes lo mismo? Lu, te has vuelto indispensable para mí. —responde y me toma las manos, sus ojitos brillan y me miran buscando respuestas. —, Es muy tarde, estoy perdidamente enamorado de ti.
—Ron, romperé tu corazón… —alargue, mi voz se quebró un poco, pero sabía que tenía la razón. —, No quiero ser la responsable de dejarte en depresión, ya la viví y justamente por perder a alguien que amaba.
—¿Y? Lu, la vida es muy corta para no amar con toda la intensidad que sienta tu corazón, no quiero vivir mi vida pensando en que te deje ir y no disfrute contigo hasta el ultimo segundo en que tu corazón funcionó. —el nudo que tenia en mi garganta desapareció, muchas lágrimas habían nublado mi vista y sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. ¿Qué podía decirle? Nada, simplemente que era correspondido y amado con la misma intensidad.
—Ron, estoy enamorada de ti. No quiero irme de este mundo sin saber lo que se siente ser amada con tanta intensidad. —respondí, me contradecía era cierto, pero al mismo tiempo estaba segura de mis sentimientos hacia él. Quería pasar mis últimos días a su lado, de eso estaba segura. —, No puedo ofrecerte mucho, pero esta moribunda te amara con locura. —finalice divirtiendo y logre mi objetivo, sonrió.
—Te amo, Lucy Blue. —finalizó él, para luego besarme, el barco había encendido sus motores y había zarpado, el movimiento ocasionó que nos cayéramos uno encima del otro, nos reímos y sentados admiramos el bonito atardecer, la brisa marina era fría y podíamos sentir el rocío del agua, fue tan romántico como cualquier película o novela adolescente. Ron trajo una botella de vino del minibar y dos copas, el momento se había hecho todavía mas ameno.
Al siguiente día, nos levantamos temprano y fuimos al restaurante del crucero, era muy elegante y su decoración hawaiana me inspiraba verano por doquier. Había un gran buffet, donde podías servirte lo que desearas, ambos tomamos una bandeja y nos acercamos para elegir lo que comeríamos, cuando alguien saludó a Ron.
—¿Ron? ¿Ron Maxwell? —saludó una chica, de estatura mediana, cabello castaño y pecas. Ron la miraba con incredulidad, sorprendido y asustado. ¿Quién era ella que provocaba eso en él?
—Oh, hola Wanda. —respondió el saludo, un poco nervioso podía notarlo. Entonces le di un suave codazo a Ron, para sacarlo de su ensoñación. Reacciono a los segundos y me presento. —, Te presentó a mi… novia. Lucy, Lucy Blue —alargó señalándome, sonreí por cómo me había presentado y miré a la chica quien no me apartaba la mirada, su sonrisa fingida no me gustaba, algo escondía y podía notarlo.
—¿Tu novia? ¡Vaya! Hacen una linda pareja…—alargo con un tono muy fingido. ¿Acaso estaba celosa? Podía ser, no me gustaba nada como miraba a Ron. —, Y cuéntame Ron, ¿Como has estado? —inquirió al no tener respuesta de nuestra parte ante su halago.
—Bien, sabes que siempre estoy bien, gracias por preguntar. —respondió tan dulce como siempre, ella asintió y no sabía cómo continuar hablándole al parecer.
—Bueno chicos, nos vemos luego, ya que seguiremos a bordo un largo rato—dijo, fingió una sonrisa tierna y se fue.
—Antes de que me digas cualquier cosa, quiero decirte que ella es mi ex prometida…—alargo y me quede petrificada, no era posible que alguien tan especial como Ron, estuviera dispuesto a casarse con semejante arpía, porque su vibra no me gustaba, era tan fingida y poco espontanea que no me cayo nada bien.
—Oh, con razón te miraba así. Hay que estar loca para dejar ir a alguien como tu… —respondí, esperaba que el crucero fuera lo suficientemente grande como para no volver a encontrarnos con ella.
—Fui yo quien la dejó, Lu. —dijo y lo mire sorprendida, ¿Por qué alguien como Ron dejaría a alguien? —, Wanda es una excelente chica, no me gusta hablar mal de las mujeres. Pero esta un poco… obsesionada conmigo. —finalizo y entonces lo entendí, la chica estaba loca por Ron, no podría culparla, yo también lo estaba y era totalmente inevitable. —, Es complejo, no terminamos en tan buenos términos, yo solía vivir en Boston, antes de pedir mi cambio a New york, pero tanto fue su acoso, que tuve que cambiarme de ciudad cuanto antes. —contó y lo mire sorprendida, sabía que había algo extraño en ella y no me gusto apenas la vi. Pero, ¿llegar a tanto? No podía ser cierto.
—¿Quieres contarme toda su historia? —pregunté, no quería molestarlo con mis inquietudes y sospechas, negó con su cabeza baja y entendí que le afectaba el tema. —, Esta bien, no necesito que me lo cuentes, entiendo. Recuerda que puedes contármelo cuando desees, ya que también viví algo similar con Eric.
—Gracias, Lu. Lo sé, eres simplemente fantástica. —respondió con una sonrisa, beso mi cabeza y continuamos eligiendo que comer.
El resto del día lo pasamos haciendo todas las actividades que ofrecía el crucero, había un bowling, piscinas, mesas de billar, un cine, juegos mecánicos y un casino. Era un plan genial, habíamos jugado bowling hasta el cansancio, Ron me había ganado, pero sabía que me desquitaría en el billar, le gane un par de mesas y decidimos ir al cine, vimos una película de estreno y por último fuimos a los juegos mecánicos. Ron había entrado a la casa del terror, mientras yo hacia la fila para ganarme un peluche en un juego, cuando sentí que me llamaron a mis espaldas.
—¿Lucy verdad? —anuncio, rodee mis ojos y la mire con seriedad.
—¿Qué quieres? —respondí de mala gana, no me gustaba su cercanía repentina y no tenia pinta de querer decirme algo bueno.
—Calma, solo quiero decirte una cosa. —respondió con indiferencia, miro sus uñas y luego a mi —, Ni pienses que Ron será tuyo, él se casará conmigo, eso júralo. —advirtió. Por impulso me carcajee delante suyo.
—Pero, ¿Qué carajos dices? ¿Acaso no te das cuenta lo feliz que es conmigo? Yo que tú no estaría segura de nada, claro mas que no te quiere ni un poquito. —respondí, a la defensiva. Su rostro hervía de furia y era evidente, su mirada me daba un poco de miedo, era vacía y muy siniestra.
—Luego no digas que no te lo advertí—amenazó—, Ron me pertenece, no quiero tener que deshacerme de ti para lograrlo, no me tientes. —finalizó y antes de que pudiera responderle algo, se escabullo entre las personas que hacia fila y desapareció del alcance de mi vista, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, si de algo estaba segura era que tenia que cuidarme de ella, pues estaba segura que lejos de ser una advertencia, era un juramento.
—¿Cariño? —escuche a mis espaldas, mientras me abrazaba, por inercia pegue un brinquito, me había asustado. —. ¿Qué ocurre? ¿Estas bien? Estas muy pálida.
—Ron, ella estuvo aquí hace unos segundos, me amenazo, dijo que tú le pertenecías y que no quería deshacerse de mi para estar contigo, pero que lo haría si me entrometía, no se a donde se fue, tengo miedo. —dije todo muy rápido y sentía que no me iba a entender, estaba un poco asustada.
—¿Ella te amenazó? No puede ser, otra vez, Wanda…— murmuro lo ultimo en tono bajito, pero había logrado escucharlo. —, No te preocupes, linda, mientras yo este contigo, ella no te tocara ni un cabello. —alentó, asentí en seguida y lo abracé con fuerza.