El prestamo

Capitulo 3

Maritza ve la palidez de Ishla y corre hasta ella.

—¿Estás bien? —Ishla asiente.

—Es peor de lo que imaginé, su bipolaridad es extrema. —confiesa llevando su mano a su pecho.

—¿Te ladró? —inquiere Maritza en tono bajo.

—Más que eso, juro que si no salía me mordía. No estoy para ponerme la vacuna de la rabia. —expresa Ishla haciendo reír a Maritza.

—Yo tengo cita para el próximo mes, si quieres podemos ir a ponernosla juntas. —concluye Maritza y ambas mujeres rieron hasta no poder más. Se despidieron para Ishla seguir haciendo lo su trabajo, apenas iba por el cuarto piso y con el agravio de la oficina del presidente de la compañía se había atrasado un mundo. Esa tarde tenía que llegar temprano a la universidad pues el profesor de artes gráficas ya le había llamado la atención por la tardanza. No quería reprobar la materia.

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Ijov trató de concentrarse en la reunión con los rusos pero no pudo. Por su mente pasaban solo imágenes inapropiadas de una jovenzuela de rodillas limpiando con gran interes su alfombra, los sonidos de sus jadeos y gruñidos. Entendió que la deseaba, pero no la podía llevar a su cama, es una chica muy joven para hacer eso. Además que él tiene estándares muy altos para llevarse a una mujer a la cama.

Al terminar con los rusos, este pasó a la fiesta de bienvenida de su amigo. Su novia Collete le había llamado para confirmar su asistencia pues aunque ellos tienen una relación muy acomodada ambos hacen vidas separadas. Su noviazgo solo afianza la alianza entre ambas familias.

—Bienvenido querido. —saluda Collete, quien por ser amiga de la novia de Lorenzo Ibarra, hijo de un conocido empresario mexicano, le ayudó a organizar la fiesta.

—Gracias honey. —saluda dejando un beso en sus labios. Caminaron con sus manos entrelazadas. Para todos eran la pareja perfecta, para ellos era algo más bien de costumbre.

Collete es la vicepresidenta de la cadena de restaurantes exclusivos de los hoteles de Ijov, es una mujer rubia, ojos azules como el mar, un hermoso cuerpo, claro, ha pasado por algunas cirugía para quedar perfecta y acorde con el hombre que camina a su lado. Los padres de Collette, Simon y Julia Grenne son personas muy influyentes de la alta sociedad en Nueva York, su legado viene desde Londres, donde nacieron los abuelos de esta.

Ijov por su parte es un hombre perseverante que a sus treinta años, que ha logrado construir un imperio propio adicional al emporio Lynx en Noruega. El emigró hace diez años para comenzar su línea de hoteles a través de Estados Unidos. Ya va por tres, uno en Chicago, otro en Washington DC y el principal en San Francisco, California donde tiene sus oficinas, desde allí los administra todos.

—Mira a quién tenemos aquí. —saluda Lorenzo estrechando a su amigo en un fuerte abrazo.

—Lorenzo, bienvenido a California. Ya Collete me contó que vienes para instalarte acá. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea. —dice dejando palmadas en el hombro de su amigo.

—Gracias, sabes que siempre si voy a necesitar acercamiento para los empleados, necesito una base como la tuya para reclutar.

—No hay problema con eso, puedo enviarte a Grease para que te ayude con eso. Es la jefa de personal de mi empresa, pero es la mejor.

—La voy a tratar bien. —le guiña un ojo y Ijov sonríe internamente, pues Grease es una señora de cincuenta y cinco años que vive amargada por su marido alcohólico.

—Vanessa, es un placer verte. —saluda a la novia de Lorenzo.

—Lo mismo digo. —esta se abraza a Lorenzo para dejar un beso en su mejilla mientras que con el rabillo del ojo mira a Ijov, quien disimula no darse cuenta de su acción.

—Vamos por unos tragos, dejemos a las chicas hablar. —lo invita Lorenzo y ambos caminan para ir a la barra donde el bartender le sirve dos whisky a la roca.

—Cuéntame, ¿Cómo te van las cosas? —pregunta Lorenzo e Ijov frunce su ceño.

—Normal, ¿A qué viene tu pregunta? —cuestiona Ijov.

—Mera curiosidad, Collette se ve tan relajada mientras Vanessa me atosiga todo el tiempo. —comenta algo hastiado de su prometida.

—Collette y yo tenemos se podría decir que un convenio, ella hace lo que le dé la gana, yo hago lo que me plazca pero todo en privado, en el momento que alguno lo arruine se va todo a la mierda. En reuniones como esta somos la pareja perfecta, nos ha ido muy bien en estos cinco años. No me puedo quejar. —simplifica el hombre y Lorenzo sonríe llevando su vaso a la boca.

—Esa es buena, no la había pensado, estoy harto de Vanessa pero no me conviene dejarla, sus padres tienen muchas influencias y eso me ayuda con el negocio acá. —explica el menor de los Ibarra.

—Te entiendo, pero creo que no te será tan difícil deshacerte de Vanessa, siempre puedes ponerle una trampa donde seas el ganador. —ijov le guiña su ojos y Lorenzo levanta su vaso para brindar por eso.

—Ahora no, más tarde será ideal hacer lo que me propones. —Los hombres sellaron la alianza levantando sus vasos en el momento que las chicas llegaban para invitarlos a bailar.

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Ishla sale de su última clase, se sentía muy cansada Ese día había sido muy cansado. Las clases fueron muy concentradas. Se sentó en la banca para esperar al autobús que la llevaría a su casa. Miró su reloj de muñeca viendo que ya eran las nueve de la noche, una hora en autobús, llegará precisamente para darse un baño y acostarse a dormir, tenía un examen el próximo día y no iba a poder estudiar como Dios manda, solo podrá hojear el cuaderno minutos antes.

Está sumida en sus pensamientos cuando su móvil suena. Frunce su ceño, es bien raro que este suene solo lo usa para emergencias.

—Bueno. —contesta y solo escucha sollozos.

—Ish, Ishla —escucha la voz de su madre.

—Mamá, ¿Qué sucede? —pregunta con su corazón galopando fuerte en su pecho.

—Es Emmie, ella está en el hospital. —aclara la madre haciendo que Ishla se relaje un poco pues en un principio pensó que se trataba de su padre.

—¿Qué pasó? —cuestiona la chica tomando el primer autobús que ve.

—No sabemos, solo Ángel nos llamó para que viviéramos, pues él no podía quedarse con ella. Los niños están con Zule.

—Bien, espérame que voy para allá. —termina la llamada y vela las paradas para que no se le pase pues tomó un autobús que no la va a llevar directo a su destino.