Ishla entra a la oficina del médico que atiende a su hermana. Sus padres la esperan para entrar a ver al galeno y así poder hacer el p**o que mantendrá a su hija mayor viva.
—Hola —saluda dejando besos en las mejillas de sus padres.
—Hola hija, ¿tienes el cheque contigo? —Ishla asiente.
—Si, el señor Lynx me lo entregó hace poco. —ambos suspiraron más tranquilos.
—Que Dios se lo pague, ese hombre se ha ganado el cielo con este gesto. —comenta Bárbara.
—No exageres mujer, de seguro nos va a cobrar intereses. —contesta Albert más irritado.
—En el acuerdo de pego no habla de intereses. —musita la joven mujer tímida.
—Bueno, al menos. Ya es mucho tener que pagar esa cantidad para también pagar los intereses. —Ishla asiente sin contarle todo. Si su padre se entera que solo tiene seis meses para pagar le da la chiripiorca.
—Señores Zainz, el médico los espera. —Interrumpe su plática la secretaria del médico.
Ishla entra a la oficina detrás de sus padres. El galeno los invita a sentarse con una sonrisa.
—La señora Emmie pasó la noche estable. Si todo sale como espero mañana mismo le hago la intervención. —cuenta el hombre de cincuenta años.
—No sabe cuánto me alegra saber que mi hija está estable. —dice Barbara tomando la mano de su esposo.
—Sí, y en pocos días estará con sus hijos. —concluye Ishla tranquila.
El galeno comienza a explicar el procedimiento y las posibilidades de vida. Asiente el tratamiento que debe llevar tanto en el hospital mientras en el mismo y fuera de este pues su recuperación real tardará algunos meses.
Los padres de la mujer firmaron todos los documentos que necesitaban y entregaron al médico el cheque que Ijov le dio a Ishla. Salieron del hospital con la promesa de volver al día siguiente para esperar noticias de la operación.
💓💓💓
Ijov entra al bar, mira a su alrededor y es cuando lo ve. Sonríe ladino al ver a Guichu, el famoso fantasma de la mafia china, el príncipe de todo el narcotráfico como muchos le hacen llamar.
—Bienvenidos a San Francisco. —exclama Ijov fundiéndose en un abrazo fuerte con el c***o.
—Espero que haya valido la pena. —suelta con su tono neutro.
—Lo valdrá. —concluye Ijov tomando asiento.
El mesero sirve un whisky en el vaso de Ijov. Los hombres esperan que el chico salga del lugar y comienzan a hablar de negocios.
—La carga llega en unas horas, cuando la revisen yo vuelvo a los suburbios. —comentarios Guichu.
—Calam hombre, tengo unos negocios con un mexicano que recién llega a San Francisco y quiero que tú te reúnas con nosotros. —explica Ijov y Guichu niega.
—No creo que sea buena idea, lo mejor es que hagas como siempre, tú eres el mejor cliente que tengo. Las importaciones nunca se han perdido y las ganancias son netas. No me importa más. —resume el hombre que ya gana mucho más sin tener que dar la cara.
—Bueno, por el momento a lo que vinimos. Aquí tienes lo prometido. Ijov pone sobre la mesa un maletín lleno de dinero.
—Por eso me gusta hacer negocios contigo, Teufel. —dice sincero el a******o.
—Perfecto, es lo prometido. Ahora vamos a divertirnos un poco, el trabajo es bueno pero la diversión es mejor. —Ijov hace gesto al mesero para que envié cuatro mujeres para los presentes.
Una rubia se le sienta en el regazo a Ijov pasando su brazo por su cuello. Ijov con sus dientes suelta el hilo que aguanta los pechos en el sostén de la rubia. La risa chillona de la mujer hace eco. Guichu mira a la pelinegra de color más oscuro hace lo propio en su regazo, con la diferencia de que Guichu no le interesaba fornicar con ella. El a******o la toma del cabello para ponerla de rodillas para que esta dedicará los minutos que esté allí le regale una buena felación.
Ijov muerde el pecho de la rubia, esta comienza a moverse de manera sensual sobre sus piernas. Ijov no sentía ningún tipo de excitación por la rubia, pero no lo admitiría frente a nadie. Se pone de pie tomándola de la mano.
—Yo los dejo disfrutar, voy a una de las habitaciones. —Guichu asiente disfrutando de la boca de la mujer. Ijov sube a una de las habitaciones, toma a la rubia por el pelo y la tira en la cama. Sonríe ladino.
—Te vas a llamar Ishla. —dice sintiendo como su amigo toma vida de solo nombrarla.
—Como usted pida, si quiere puedo ser hasta la reina de Inglaterra si quiere. —habla la mujer abriendo las piernas para que este se hunda en ella. Ijov se puso un profiláctico. La puso en el cuarto para hundirse en ella. La mujer gime fuerte al sentirlo invadirá de golpe.
—Cállate perra. —exige tomándola por el cabello para comenzar a cabalgarla arqueando su espalda.
—Eres mía, eres mía, Ishla, jamás volverás a ser de nadie que no sea yo. —gruñe embistiendo a la rubia que por como este le azotaba se había corrido más de una vez.
—Si, soy tuya. —dice con esa voz chillona ganandose que Ijov saliera por completo de ella. La pone boca arriba mira a los lados viendo unos cordones para amarrar sus muñecas con sus tobillos sonríe al verla así y vuelve a hundirse en ella cerrando sus ojos para pensar en Ishla, en sus gruñidos en sus ojos inocentes.
—¡Oh sí! —ijov termina en su bolsa de plástico cayendo al lado de la mujer quien está toda sudada por todos sus orgasmos.
Respira profundo mira a la mujer y se viste.
—Oye, suéltame. —pidió la rubia.
—Enviaré a alguien para que lo haga. —este se arregla y sale de la habitación para ir a su apartamento. De camino encontro a un chico.
—Tengo una rubia amarrada en la habitación, lista para ser comida, los gastos corren por mi parte. La sonrisa del chico se ensancha.
—Gracias señor.
Ijov pasa por la mesa que antes compartía con Guichu puso un fajo de billetes sobre la mesa y le hace seña a sus hombres para salir del lugar. Mira la hora.
—Llévame al muelle, ya tiene que estar la carga en puerto. —El hombre asiente abriendo la puerta de la camioneta para su jefe.
💓💓💓
Ishla como todas las mañana lucha con el sueño, a pesar de que descansó su amor por su cama la supera. Arrastra sus pies para darse un baño, no quería ir a trabajar, se supone que ya sus padres están en el hospital con su hermana. Ella quería ir pero su padre tenía razón. Ella no es médico, no era imprescindible allí, más en la compañía sí porque tenía que pagar un préstamo. Salió para trabajar. En el autobús su celular comienza a sonar.
—Me estoy volviendo loca. —dice Zule en cuánto se da cuenta que Ishla contestó.
—¿Qué pasa ahora? —pregunta sintiéndose aun soñolienta.
—Estos niños, no aguanto más. Kevin quiere un juguete, Desi se lo quita. Esteban quiere pancake pues Kevin quiere perros calientes. Desiree dice que se va a bañar, Esteban quiere ir al baño. Necesito ayuda, porque eso es durante el día, cuando Javier llega, es otro cantar, ese quiere que sea su sirvienta. —grita Zuleika enojada.
—Bueno, cuando salga de la universidad busco a uno de los chicos, ahora voy a trabajar. —explica Ishla.
—Eso es muy tarde, a esa hora ya están dormidos.
—No puedo hacer nada más, Zule, llama a mamá y listo, tengo examen hoy, no puedo volver a ausentarme. —concluye Ishla terminando la llamada.
Al llegar a la empresa comenzó con su labor diaria. No podía darse el lujo de faltar pues más que nunca necesitaba mantener el empleo. Efrain cuando se enteró del préstamo le comentó que tuviera cuidado, el jefe no acostumbraba a hacer ese tipo de donaciones y mucho menos sin tener un beneficio para él. Desde que Ijov creó la empresa él lo conoce y aunque el presidente de la cadena de hoteles Lynx no es un hombre que acostumbra a interactuar con los empleados, Efrain es un hombre muy intuitivo y ha aprendido a conocerlo.
Ishla se encogió de hombros, en ese momento ella necesitaba el dinero, no podía darse el lujo de pensar lo peor. Si el irresponsable de su cuñado le diera la vida que su hermana merece ella no tenía que hacer semejante sacrificio.
En la tarde fue a la universidad para luego llegar a su casa y recibir la noticia de que su hermana estaba fuera de peligro, la operación fue todo un éxito y si todo sale como el médico piensa, la darán de alta no más tardar que siete días, eso sí, no podrá hacer fuerza, tiene que tener ayuda para los quehaceres de la casa, pero eso no importa, luego podrá disfrutar de la vida con sus hijos.