ES LO QUE ES

1679 Words
EMMA Tres años después. El despertador suena como todas las mañanas a las 6:30 am, me levanto, voy al baño, me aseo, me visto de manera adecuada y salgo a mi carrera diaria; ser una esposa solo para la portada, significa que debo guardar las apariencias, lucir hermosa, siempre arreglada y no puede faltar una sonrisa radiante donde el mundo entero pueda ver como es la perfecta vida de una esposa muy consentida y amada por su marido; aunque sea solo para la foto, porque a mi marido le importan mucho las apariencias y su buen nombre, es por eso que cuida tanto de ello. Pero la realidad es otra historia; vivo en una casa fría y lúgubre, donde hasta el personal del servicio me odia, siempre estoy sola y no tengo amigos verdaderos con quien pasar el rato y escapar de mi realidad. Mi rutina consiste en el ejercicio matutino, luego desayuno a las 8:00 am en punto, en un comedor que puede albergar unas veinte personas y en el cual estoy solo yo la mayor parte, por no decir todo el tiempo. Es mejor así, tener la desdicha de compartir la mesa con mi esposo es peor que sentir un hierro caliente en mi espalda, el me odia y en los casi cuatro años que llevamos casados solo me dirige la palabra para vomitar odio hacia mi, dice cosas como: —A ver si empiezas a comer, estas tan flaca que la gente va a pensar que te mato de hambre — pensarías que se interesa en mi si no terminara con: — No es que me importe nada de lo que pase contigo, solo me preocupa que te mueras mientras no estoy, tardarían días en encontrar tu cuerpo y luego en sacar la peste de mi casa. — Si, obviamente le importo mucho. A estas alturas, ya sus palabras no me afectan, así que siempre respondo con un poco de burla, porque se que eso lo saca de quicio: — Tendrías la primera plana en el periódico que tanto disfrutas — Me río un poco y continuo. — Esposa de millonario es encontrada en descomposición en su propia casa, ¿Dónde estaba el marido?. — Me gusta picarlo con estas cosas, se cuanto le importa su reputación. — Dirían: estaba tirándose a su secretaria y amante en Bali. Me mira de reojo y solo dice: — Uno, no es mi secretaria, es mi asistente personal —Levanta la ceja como retándome a que diga algo, lo que no hago y continua: — Dos, no fuimos a Bali estábamos en México. Le gusta estregarme en la cara cada que tiene oportunidad, el hecho que constantemente se lleva a su "asistente personal" a sus "viajes de negocios" porque piensa que me importa una mierda que sea un cabrón promiscuo sin una pizca de vergüenza o consideración, que se tira todo lo que se mueve. > susurra en mi oído la voz en mi cabeza, la callo de inmediato haciéndole mala cara. Sé que parezco una amargada, pero ¿Quién no lo estaría con la vida que llevo? En fin, Ben cree qué ocupo mi tiempo haciendo nada, que soy un lastre perezoso que habita en su hogar y que tal vez tengo mil y un amantes al igual que el, que se acuesta con cualquier cosa que tenga piernas y orificio vaginal, a excepción de mí que soy un cero a la izquierda al que ni siquiera mira; tampoco es que me apetezca, por su culpa odio el sexo, es horrible, después de mi única experiencia con Ben esa noche en su despacho, decidí que el sexo no era lo mío, fue una experiencia bastante desagradable, estuve dolorida por días porque el no fue amable apropósito y no tengo un recuerdo que atesorar, así que no, el sexo definitivamente no es para mí. talvez algún día cuando pueda salir de este matrimonio y encuentre a alguien que finalmente me ame y que me ayude a sanar todas mis heridas, tal vez, solo tal vez en ese momento pueda volver a intentarlo. Por ahora sobre llevo mi vida buscando algo que me haga feliz en medio de esta pesadilla. Bueno pues, lo que Ben no sabe es que en realidad permanezco ocupada en un proyecto que se me ocurrió hace un tiempo, ya que no terminé la universidad, no sabía hacer absolutamente nada y no podía trabajar. Ben ¡jamás! Me permitiría trabajar. Eso dañaría la imagen que le da al mundo de nuestra relación retorcida, así que una tarde caminando por el centro de la ciudad vi este pequeño local perfecto para ser convertido en un lugar de paz en medio del caos, un sitio tranquilo donde tomar café o talvez comer algo rápido antes o después del trabajo. ¿Que sabia yo de manejar un negocio? pero aun así la idea se arraigó en mi interior y mucho menos sabia como cocinar cualquier cosa que fuera apetecible para el consumo humano, así que a espaldas de mi marido me inscribí en una escuela de cocina que resulta ¡se me da muy bien! No sabía que podía ser tan buena en ello, porque nunca en mi vida tuve la necesidad de cocinar o de hacer absolutamente nada para el caso, siempre hubo quien lo hiciera todo por mí; así que descubrí mi verdadera pasión, y cada día, de lunes a viernes estudio seis horas y pronto voy a tener mi certificado y poder empezar a ganar mi propio dinero ¡en mi propio negocio! Julián Bowen es un joven abogado de la empresa de mi padre, la que ahora maneja Benjamín, se ha apoderado de casi todo el patrimonio de mi familia a tal nivel, que es el presidente de nuestra empresa donde ya prácticamente no tenemos voz ni voto. Julián sabe de mi proyecto, porque nos conocemos de toda la vida y confío en el, además me ayudó a conseguir el préstamo para la compra del local y hacer los arreglos respectivos para poder abrir al publico en pocas semanas, estoy tan emocionada pero todo ha sido un secreto, porque si Ben se entera, es capaz de quitarme esto también; aunque mas temprano que tarde se dará cuenta ya que use el nombre de mi padre y su respaldo para conseguir el dinero que necesitaba. No paso mucho tiempo en casa debido a que debo terminar mi carrera como cocinera profesional y debo terminar las reformas del local que compré, en las que trabajo activamente para que quede exactamente como quiero. Hoy llegué a casa a las nueve de la noche, y aunque a nadie le importa, me preocupa que Ben sospeche lo que hago y termine por destruirlo también. Me preocupo porque mi carcelera, Joan, el ama de llaves de la casa y quien fue encargada de parte de la crianza de Ben, es sus ojos y oídos. Además, me odia por añadidura por causa de Benjamín. Le informa todos y cada uno de mis movimientos. Así que al llegar subo con rapidez a mi habitación, que es mi lugar de paz y tranquilidad en este infierno sin que nadie se de cuenta. Queda alejada del lugar de Ben, así que es un espacio seguro donde él nunca viene. Trabajo un rato en mi computadora portátil. Estoy creando un menú delicioso y llamativo, y también bebidas increíbles para mi restaurante. A partir de mañana debo empezar a hacer las pruebas, y debo hacerlo en la cocina de esta casa porque la del restaurante aún está en plenas reparaciones. Sé que esto desatará la tercera guerra mundial con Joan por invadir su espacio sagrado, pero no me importa lo que diga, esta es mi puta casa y a partir de mañana voy a reclamar mis derechos. No llegué aquí de una buena manera, pero le guste a quien le guste yo soy el gobierno, ¡soy la señora de la casa! Ya no seré más una víctima. Llegó el momento de tomar las riendas de mi vida, y mañana es el día. Decirlo es más fácil que hacerlo. Luego de mi carrera matutina, de bañarme y vestirme con ropa cómoda; decido invadir la cocina, me encanta el concepto abierto, los mesones de granito n***o y los electrodomésticos en acero inoxidable, me siento en el paraíso, hasta que escucho un carraspeo detrás de mi. —¿Puedo ayudarla en algo señora Black? Es Joan. Debo admitir que esta mujer me da un poco terror, se parece a una amargada Miss Peregrine aunque mas vieja. Me volteo y le sonrio dulcemente antes de hablar: — A partir de hoy voy a empezar a hacer mi propia comida — le anuncio con una falsa sonrisa y una falsa tranquilidad, se sorprende un poco y empieza o objetar: — No estoy segura que a… — La interrumpo levantando la mano y no la dejo terminar lo que esta diciendo. — Lo que Benjamín piense me tiene muy sin cuidado — A pesar de mostrarle mucha seguridad, por dentro estoy temblando pero no se lo demuestro así que continúo: —Le recuerdo, Joan, que esta es MI casa (hago énfasis en el mi) y no tengo por que pedir permiso para hacer lo que sea que me apetezca en mi cocina. Creo que nunca pensó que llegaría el día en el que yo decidiría dejar de hacerme la victima y empezar a vivir mi vida y dejar que los demás la vivan por mi, por miedo y por culpa. Me mira entrecerrando los ojos pero sale de la cocina, me río y hago un baile mental antes de ponerme manos a la obra y empezar a hacer realidad el proyecto que tanto anhelo. Me di cuenta que mi vida es lo que es y debo dedicarme a vivirla y buscar la manera de ser feliz aunque Ben no me lo quiera permitir, decidí que no voy a darle gusto voy a salir adelante y en un futuro no muy lejano voy a alejarme de el para siempre.
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