Narra Oleg Quieres decir que me protegerás de cualquiera que no seas tú... Toda la tarde esa frase se ha repetido en mi mente, un recordatorio constante de lo egoísta que soy con ella. Podría liberarla fácilmente y dejarla volver a su mediocre vida universitaria. Eso sería lo correcto, lo bueno, pero nunca he dicho que sea bueno, y desde luego no he pagado un millón de dólares sólo para dejarla marchar. Si ese fuera el caso, podría haber incendiado el dinero. Voy a saciarme de ella, a utilizarla y a quedarme con ella hasta que lo considere oportuno. Incluso entonces, la idea de dejarla ir no me gusta. Intento distraerme de la idea de que se vaya. No va a ocurrir, al menos por un tiempo, si es que alguna vez ocurre. Después de quemar el collar y el dispositivo de seguimiento, pasamos la